martes, 28 de enero de 2014

Fray Luis de Granada entre sus contemporáneos

De las muchas personas que aman en el Señor a vuestra paternidad por haber escrito tan santa y provechosa doctrina y dan gracias a Su Majestad, y por haberle dado a vuestra paternidad para tan grande y universal bien de las almas, soy yo una (Santa Teresa de Jesús, Beas -Jaén- mayo 1975)

       Con mucho desconsuelo me tiene haber pasado tantos días sin tener carta de vuestra paternidad, aunque no  por esto desconfío de la merced y caridad que V.P. me ha hecho siempre, que es encomendarme a nuestro Señor…Me avise de su salud, que es para mí particular contentamiento saber que V.P. la tiene y la juzgo por merced de nuestro Señor hecha a la república cristiana, a quien V.P., con ejemplo y doctrina, ayuda de tantas maneras (San Juan de Ribera, Arq. Valencia verano 1579)

            Cuantos han aprovechado por vuestros sermones y escritos –y es cierto que han aprovechado muchos y cada día aprovechan- tantos hijos habéis engendrado para Cristo y les habéis hecho mucho mayor beneficio que, si estando ciegos o muertos, los recobráreis de Dios la vista o la vida (Gregrio XIII, Breve del 21 de julio 1582)



Convento Santa Cruz la Real, Granada, Sesión de Clausura del Proceso de Canonización del Siervo de Dios Fray Luis de Granada, Lunes 27 de octubre de 1997, 8 de la tarde

domingo, 26 de enero de 2014

Fray Luis en la Sala Circe de Argentina



Cartas edificantes y curiosas 1753 y Doctrina Christiana 1599 de fray Luis de Granada. Biblioteca Circe. 



Inaugurada el 4 de junio de 2003, con el objetivo de preservar el  patrimonio bibliográfico existente en la red de la Dirección General del Libro y Promoción de la Lectura, la Sala Circe posee alrededor de 5600 volúmenes; libros impresos entre los siglos XVI y XX, ediciones del los Niños Expósitos, ejemplares de la revista Sur y primeros números de Caras y Caretas. Se destaca una versión de la Biblia editada en Ámsterdam en 1602  y la edición en cinco tomos en inglés de Los trabajos de Francis Bacon, de 1778. También, documentos antiguos, como un facsímil del manuscrito del Archivo de Indias: "Memorial de Jayme Rasquin al rey sobre la población del Río de la Plata y puerto de San Francisco" de 1553; y varios tomos encuadernados en pergamino de "Cartas edificantes y curiosas", escritas en las misiones extranjeras de la Compañía de Jesús, entre 1753 y 1757. Entre los ejemplares más consultados se halla una lujosa edición de 1891 de El Infierno de Dante, traducido por Bartolomé Mitre. Los aportes de las familias de Mariano de Vedia y Mitre y de Julio Díaz Usandivaras acrecentaron su valioso acervo con obras autografiadas por sus autores, encuadernación de lujo, ediciones privadas, cartas, fotografías y facsímiles. Para visitar la Sala Circe es necesario concertar previamente una entrevista.

Natalia Blanc, Tesoros al alcance de la mano, ed. Diario La Nación, 14- 06- 2013 (Argentina)




Hacerse anatema de Cristo

          Volviendo, ya para finalizar, a las claves de estilo y estética literaria que fray Luis articula en su sermón, no podemos olvidar un párrafo descriptivo de la experiencia del Espíritu en los Apóstoles el día de Pentecostés:

…¿qué verían aquellos en cuyas almas resplandecía aquel Sol meridiano con tamaños resplandores? ¿Qué verían? ¿Qué sentirían?¿Qué gustarían? ¿Qué harían viéndose abrasados y transformados en Dios con aquella tan grande luz? Creo cierto que si en aquella sazón no dieran las voces que dieron, o no fueran por especial providencia confortados de Dios, que reventarían y se hicieran pedazos como las tinajas flacas y mal cocidas cuando hierve en ellas un fuerte mosto. Creo cierto que fue tanto lo que alcanzaron de la bondad y nobleza de Dios, y tanto lo que le amaron y desearon agradar que si tuvieran más vidas que estrellas hay en el cielo, con grandísima diligencia y alegría las ofrecieran por Dios. Creo cierto que fue tan grande el celo y deseo que allí tuvieron de la gloria de Dios y de que los hombres conociesen y amasen aquella soberana bondad, y fuesen participantes de aquel bien que ellos gozaban, que cada uno de ellos tomara por partido padecer las mismas penas del infierno por muchos años y hacerse desta manera anatema de Cristo, porque los hombres no careciesen de la posesión y gusto de tamaño bien. Y por esto se daban tanta prisa a decir con tan grande fervor a los hombres en todas las lenguas del mundo la grandeza de las maravillas y noblezas deste Señor, para  traerlos por esta vía a la posesión y participación de tamaño bien. Ardían, morían, abrasábanse, derretíanse, asábanseles las entrañas con el celo de la honra de Dios y la salvación de las almas[1].

        Fray Luis, dominico, cantor en otros sermones de Santo Domingo de la verdadera vida apostólica, nos describe aquí, casi en una sinfonía perfecta, la experiencia fontal del predicador, de lo que debe sentir. Él no ha trazado en el sermón la cuestión eclesiológica del origen de la Iglesia en Pentecostés; solamente ofrece algunos detalles mínimos. Parece que su propósito  con este sermón era llegar a los predicadores. Existen varios indicios al respecto, pero lo delata rotundamente al final del mismo:

            Esta es la escuela donde han de aprender los predicadores a predicar, éstas son las palabras vivas que han de dar vida; porque ni palabras muertas darán vida a ninguno, ni palabras que salen de corazón frío alentarán a ninguno.

Miguel de Burgos Núñez, V Centenario del Nacimiento de Fray Luis de Granada (1504-1588), en Actas del, ed. CajaSur, Córdoba 2005, p. 92



[1] FRAY LUIS DE GRANADA, Obras, t. XIII, ed. justo Cuervo, Madrid 1906, p.428

jueves, 23 de enero de 2014

Dios ha dispuesto el orden climático

Además de los mensajes de perfil ecologista avant la letre que hemos abordado hasta aquí, en el Símbolo se cifran otros implícitamente, así los relativos al llamado cambio climático. Harto sabido es que la alteración del clima amenaza la salud de la Tierra, de los seres vivos, del hombre. Al respecto, es obvio que no pudo aludir Granada  a un tipo de perversiones de la climatología que afortunadamente para él y sus coeáneos no eran factibles en aquellas calendas. Pero sí ponderaba las excelencias del armónico orden del clima dispuesto por Dios, un orden beneficioso para el cuerpo humano, y por ende orden de cuya alteración se derivarían indeseables secuelas. Leámoslo en uno de los párrafos del capítulo V: Ni es para dejar de notar la orden con que estos cuatro tiempos suceden unos a otros, de que el mismo sol con su ordenado movimiento es causa. Porque como los extremos dellos sean invierno y estío, si después del invierno se siguiera luego el ardor del estío, no pudieran dejar de recibir daño los cuerpos, porque la naturaleza no sufre extremadas mudanzas. Pues por esto ordenó el Criador que de tal manera se moviese el sol, que fuese causa de entremeterse otros tiempos más templados en medio. Y así, entre el frío del invierno y el ardor del estío se entremete el verano en medio, que tiene parte de los dos extremos por ser húmido y caliente, y así pasa el hombre de un extremo al otro sin peligro. Y el mismo inconveniente se siguiera, si después del ardor del estío sucediese luego el frío del invierno. Y por eso se atraviesa de por medio el otoño, para que poco a poco se vaya el cuerpo disponiendo para los fríos del invierno[1].



José María Balcells, V Centenario del Nacimiento de Fray Luis de Granada (1504-1588), en Actas del, ed. CajaSur, Córdoba 2005, p. 103



[1] FRAY LUIS DE GRANADA, Introducción del Símbolo de la Fe. Edición de José María Balcells, Madrid: Cátedra, 1989, p.194

miércoles, 22 de enero de 2014

En la Biblioteca Nacional de España

Presentación de las Obras completas de Fray Luis de Granada en la Nacional

         La Biblioteca Nacional de España y los Dominicos de Andalucía presentan hoy (29 de mayo de 2008) en Madrid las Obras completas de Fray Luis de Granada, publicación constituida por 52 tomos, el primero de los cuales salió a la luz en 1994, completándose la obra en 2007 con la aparición del último volumen, dedicado a los índices.

Biblioteca Nacional de España. Sala de lectura

          La responsabilidad de esta edición crítica y completa ha corrido a cargo del profesor Álvaro Huerga Teruelo, doctor en Teología, catedrático de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, paleógrafo-archivero y diplomado en humanidades clásicas. 

         El profesor Huerga Teruelo ha publicado Historia  de  los  alumbrados, Savonarola, reformador y profeta, La implantación de la Iglesia en el Nuevo MundoFray Luis de Granada. Una vida al servicio de la IglesiaLos dominicos en Andalucía y Vida y obras de Bartolomé de las Casas, y ha dedicado los últimos años a dirigir el grupo de especialistas que se ha ocupado del ingente trabajo que ha supuesto la publicación de las obras de Fray Luis de Granada, llevado a cabo gracias al patrocinio de la Fundación Universitaria Española y los Dominicos de Andalucía.

         El acto de presentación de esta nueva edición tendrá lugar, a las 19h, en el Salón de Actos de la Biblioteca Nacional. 

martes, 21 de enero de 2014

La Causa de beatificación entre Portugal y España

Fueron muchos los viajes y preocupaciones que el Padre Antonio hizo para que la Provincia portuguesa tuviera parte en los homenajes a Fr. Luis de Granada. Y tengo que confesar que todo lo que se hizo, que no fue poco como estamos viendo, tuvo su origen en este interés del padre Antonio García del Moral. El Director de la Revista portuguesa, Rosario de María, Fr. Luis Cerdeira OP, gran admirador de Fr Luis y la Doctora María Cristina Neto, Secretaria de la Asociación Portuguesa de los Arqueólogos, fueron los grandes propulsores de las celebraciones en honor de  Fr. Luis de Granada. A mí como provincial de los Dominicos me cupo el alto honor de presidir muchas de las celebraciones y apoyarlas siempre que pude. Me atrevo a afirmar que sin el estímulo inicial y la colaboración mientras estuvo vivo del P. Antonio García del Moral el centenario de Fr. Luis hubiera pasado desapercibido en la nación vecina de Portugal, y en honor a la verdad y sin falsa humildad se debe decir que se hicieron muchas cosas.

Fray Luis, maestro de la oración dominicana
     Mi primer deseo fue recordar estas cosas que en honor de Fr. Luis de Granada se hicieron, pero ellas están ya relatadas en un trabajo mío que publiqué el año 1995, en la Revista de la Facultad de Teología de Valencia, Teología Espiritual (enero-abril, pp. 93-1312): Fr. Luis de Granada: Celebración del IV Centenario y la edición de su obra.
         Entre los actos a destacar –sigue diciendo la nota de mi trabajo- está la petición hecha al Sr. Cardenal Patriarca de Lisboa D. Antonio Ribeiro para iniciar el proceso de Beatificación de Fr. Luis de Granada firmada por los Provinciales de Andalucía y de Portugal y por los respectivos consejeros provinciales de ambas provincias. Estas dos provincias se constituyen en actoras del proceso. El Sr. Cardenal de Lisboa nombró postulador de la causa, al Postulador General de la Orden en aquel entonces P. Inocenzo Venchi OP, y como  Vicepostuladores a los Padres dominicos Antonio García del Moral y a Raul de Almeida Rolo. Uno por cada Provincia peticionaria.
         Esto lo realizó el 2 de octubre de 1986, en una audiencia que me concedió como provincial de los dominicos de Portugal acompañado del Postulador de la Causa y de los Padres Antonio y Raul. Así se trabajó al principio antes que se vio que era mejor que la sede de la causa estuviera en Granada, ya que la mayoría de las pruebas documentales, estaban escritas en español. Fr. Luis era más sentido en España y concretamente en Granada y la Provincia de Andalucía iba a tomar mucha más parte que la de Portugal. Fueron estas y otras razones las que llevaron a aprovechar una venida del Postulador General de la Orden a Portugal y los dos Vicepostuladores para que fuésemos a pedir al Señor Cardenal Patriarca de Lisboa que autorizase el traslado de la causa a Granada…
         Cuando se formalizó en Granada la causa de Fr. Luis, ya con el Padre Antonio García del Moral fallecido y siendo responsable el P. Fernando Aporta no sé como se hizo la cosa pues por los medios de comunicación se dio a entender que no había habido nada antes. Pero no puedo dar una valoración pues no estuve y no he visto los documentos. Con la muerte del Padre Fernando Aporta sufrió un retraso la causa. El Padre Herminio de Paz Castaño gran amigo mío y de Fr. Luis ha terminado la “Positio” que se entregó en Roma en el año 2001. Según testimonio de este Padre el Relator General de la Causa es el Secretario del Cardenal Prefecto de la Causa de los Santos y aunque es un gran experto no tiene mucho tiempo. Yo tengo una gran confianza ya que en estos días ha sido nombrado Postulador General de las Causas de los Santos en Roma el P. dominico Dr. Vito Tomás Gómez García, gran experto en historia y en dominicanismo y estamos seguros que una de las causas que llevará adelante será la de Fr. Luis de Granada.

Juan José Gallego Salvadores, V Centenario del Nacimiento de Fray Luis de Granada (1504-1588), en Actas del, ed. CajaSur, Córdoba 2005, p. 115-6

jueves, 16 de enero de 2014

San Fulgencio

Lo mismo que la ley divina resulta pesada y amarga a los sentimientos ímprobos y corruptos, así por el contrario, es la más dulce y ligera para las almas limpias. De ahí que el profeta diga de los preceptos de la ley divina: que son más deseables que el oro y que una piedra muy preciosa, y más dulces que un panal de miel (Ps 118, 11). Parecido a esto es también aquel pasaje: En el camino de tu ley me deleité como con todas las riquezas (Ps 118, 14). Igualmente aquel pasaje: ¡Cómo amo tu ley, Señor! Medito en ella todo el día (Ps 118, 97). Pues el amor por la cosa amada ocasiona el pensamiento constante en ella; y, sin duda, el pensamiento constante es una prueba de amor ardiente. Pues donde está el tesoro del amor, allí está el pensamiento del corazón. De donde san Fulgencio dice: Entiende el pensamiento por el amor, y el amor por el pensamiento constante (Sermones, 1: PL 65, 723).

Fray Luis de Granada, Obras Completas,  t. XLIX, F.U.E., Madrid 2006, p. 32-33

Transcripción, traducción y notas de José Jaime Peláez Berbell 

martes, 14 de enero de 2014

La Creación el gran libro de Dios

          En un libro de divulgación teológica, de título espantalectores, fray Luis de Granada (1504-1588), andaluz, granadino, sacerdote dominico, célebre y muy celebrado predicador de las cortes de España y Portugal, trata de la Tierra, el Cielo, los astros, el día, el mar, las islas, los animales grandes y chicos, los cuerpos humanos, las flores, etcétera, y se diría que de toda la Creación, leída como el gran libro de Dios:
          Somos como los niños que cuando les ponen un libro delante con algunas letras iluminadas y doradas, huélganse de estar mirándolas y jugando con ellas, y no leen lo que dicen ni tienen en cuenta lo que significan. Así nosotros, muy más aniñados que los niños, habiéndonos puesto vos delante este tan maravilloso libro de todo el Universo para que por las criaturas dél, como por unas letras vivas, leyésemos y conociésemos la excelencia del creador que tales cosas hizo, y el amor que nos tiene quien para nosotros las hizo.
          Para ser leal lector y traductor del libro del Universo, fray Luis despliega una prosa melódica, amplia y miniaturista, tan didáctica en la descripción como musical en la sintaxis. Prosa oratoria pero esbelta y grácil que puede minuciosamente ver y describir como joyas al mosquito y a la granada (que está en su nombre eclesiástico) y mostrarnos el juego de los aires y los vientos sobre el gran texto móvil del oleaje oceánico.
          Entre las muchas páginas vivas del fray Luis granadino, la dedicada a la isla de Elba me fascina por su sintaxis serena, por sus metáforas (la isla como un pezón de tierra, el oleaje como caballo desbocado) y por su ritmo impetuoso en el finale. Y qué precisión de mirada y cuánta gracia hay en esta prosa que parece escrita hoy mismo y es precursora de ese género moderno: el poema en prosa (De la Introducción al símbolo de la fe, 1583).

José de la Colina, REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO | 105

lunes, 13 de enero de 2014

Fray Luis de Granada en Colombia

LA BIBLIOTECA DEL VIRREY FRAILE, JOSÉPH SOLÍS FOLCH DE CARDONA 
Gobernador del Nuevo Reino de Granada de 1753 a 1761)

          Los grandes místicos españoles, como Santa Teresa, fray Luis de Granada, San Juan de Ávila, ocupaban con sus obras completas una buena parte del anaquel de su biblioteca; pero al lado de estos maestros, otros autores de la vida espiritual, principalmente de cuño jesuíta, famosos en el siglo XVIII, le acompañaban. Así, por ejemplo, las obras espirituales del padre Luis de la Puente, o el padre Juan Pedro Pinamonti, autor de la célebre oda Il Direttore, o vero método da potersi tenere per ben regolare le anime nella via della perfezione que, publicado en Florencia en 1705, tuvo después siete ediciones en español, y otras obras de este mismo autor. De los volúmenes relacionados con la Sagrada Escritura, además de una Biblia latina con notas y concordancias, en dos tomos, tenía algunas obras del célebre exegeta jesuíta italiano Juan Esteban Menochio y seis tomos exegéticos del carmelita portugués Juan da Sylveyra (1592-1687).


Luis Carlos Mantilla, en Thesaurus, Tomo XLIV. Núm. 2 (!989)


domingo, 12 de enero de 2014

La fe y la piedad de los gentiles

       Otra causa la insinuó David, cuando dijo: El pueblo al que no reconocí fue mi servidor. Me obedeció con sólo escucharme. Los hijos ajenos me mintieron; los hijos ajenos envejecieron y claudicaron de sus sendas[1]. En estas palabras se refiere a la fe y la piedad de los gentiles, que, sin haber tenido noticia alguna de Dios, ni haber visto a Cristo con carne humana, ni haber presenciado sus milagros, convertidos por la predicación de los apóstoles, recibieron su doctrina con verdadera  devoción. Pero, los hijos legítimos y verdaderos, que habían visto sus milagros, no conmoviéndose lo más mínimo (ni con los milagros, ni con el ejemplo de sus virtudes), le fueron infieles y, por esto, reputados entre los ajenos y extranjeros. De ellos dice Juan: Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron[2]. Y sucedió que no se apartó Dios de ellos, sino ellos de Dios, por su infidelidad e impiedad.
         Para  que lo entendamos mejor, traigamos a nuestra mirada el abismo de la bondad y justicia divinas. Pues éste hace que ame con un amor infinito la justicia y la bondad, y aborrezca a impiedad y el pecado. Por eso, nada, salvo la virtud y la justicia, tiene valor para Él, ni linaje, ni riquezas, ni honores, ni ciencia, ni elocuencia, ni agudeza de ingenio, ni don alguno de la naturaleza o de la fortuna, pues para Él es polvo y sombra. Por el contrario, la fe y la piedad son bienes de tal categoría, que le producen una inmensa admiración, como hemos visto en el evangelio de hoy.

Fray Luis de Granada, Obras Completas,  t. XXVI, F.U.E., Madrid 2000 p. 175 

Transcripción y traducción de Mª del Mar Morata García de la Puerta





[1] Sal 17, 44b-45
[2] Jn 1, 11

viernes, 10 de enero de 2014

Fray Maximino Llaneza

     Fray Maximino fue un escritor tardío pero escogió bien sus temas, especialmente en dos ocasiones: rescatando una curiosa edición del Nuevo Testamento del siglo XVI, que en su momento se ocultó para librarse del fuego de la Inquisición, e investigando sobre la obra de fray Luis de Granada, que publicó completa en 1927, tres años antes de que le llegase la muerte cuando estaba trabajando sobre otro personaje: fray Pedro de Alcántara. Voy a contarles algo sobre estos dos libros y para que vean por qué son interesantes debo llevarles hasta el siglo XVI.
     Corrían entonces tiempos de agitación en el mundo cristiano, que iban a resolverse con la separación de las iglesias evangélicas, o protestantes si lo prefieren. Una de las novedades del reformador Martín Lutero fue la traducción de la Biblia al alemán para que sus paisanos pudiesen entender lo que se contaba en ella. Hasta entonces los textos se leían en latín y la jerarquía católica tenía el monopolio para decir a sus fieles lo que interesaba en cada momento, pero ante la evidencia de que todo estaba moviéndose, los obispos católicos decidieron cambiar de táctica.
     En Alcalá de Henares, la Universidad Complutense preparó la edición de la Biblia Políglota que dio paso a una cierta apertura en lo que podía publicarse bajo aquel control religioso que impregnaba la vida cultural española y sus aulas atrajeron a los impresores más atrevidos, entre ellos un benedictino llamado Juan de Robles que llegó hasta allí desde la prestigiosa abadía de Montserrat en Barcelona.
     Este monje, además de ser un predicador de prestigio, reclamado por sus sermones por toda España, fue también autor de algunos libros como "La caridad discreta practicada con los mendigos" y tradujo al castellano la regla de San Benito de Nursia, el fundador de su Orden. Pero su trabajo más celebrado fue una traducción de los cuatro Evangelios a partir de los textos más antiguos que se conocían en su tiempo, que depositó en el monasterio de El Escorial, donde el manuscrito estuvo olvidado hasta que Maximino Llaneza, el fraile erudito de Villabazal lo publicó en 1906 con el título de "Nueva traslación e interpretación de los cuatro Evangelios", acompañándolo de sus propios comentarios.
     Según el turonés, esta traducción es la mejor de las conocidas, ya que fue hecha a conciencia y cotejando los códices más importantes, pero su autor seguramente decidió mantenerla en secreto por temor a dar con sus huesos en el potro de tortura, ya que la lectura de los textos sagrados en catalán, español o cualquier otra lengua vernácula, estaba expresamente prohibida y podía identificar a quien lo hiciese como simpatizante de la ideas de Lutero, algo que el benedictino quería evitar a toda costa, porque al parecer ya había sido reprendido en alguna ocasión por tocar en sus disertaciones temas que no eran del gusto del Santo Tribunal.
     No cabe duda de que esta publicación fue un acierto, pero lo que hace imprescindible el nombre de Maximino Llaneza en el panorama de las letras españolas es su exhaustiva y sorprendente catalogación de la obra de fray Luis de Granada, continuando la labor que habían iniciado otros frailes dominicos. Para ello, cuando ya tenía 70 años rebuscó en archivos y estanterías por toda España y "armado por todas las armas de un libro de rezo, de una máquina fotográfica, una Zeiss Krauss, y de un paquetón de cuartillas" conoció las principales bibliotecas de Italia, Alemania, Bélgica, Francia, Inglaterra y Portugal.
     Finalmente, en 1926 pudo reunir en cuatro volúmenes toda la producción del maestro de Granada y consignar nada menos que cuatro mil doscientas ediciones de sus obras en varios idiomas, aunque siempre le quedó la frustración de no haber podido hacer lo mismo en América y Asia, donde según sus cálculos podía aumentar esta cantidad en otro tercio. Visto desde el siglo XXI este es uno de esos casos en los que uno se pregunta qué habría podido hacer nuestro hombre si hubiese podido disponer de la información que ahora cualquiera puede tener al alcance de su mano sentado frente a un ordenador.
     La meritoria labor del de Turón suscitó la atención de los intelectuales españoles que le dedicaron comentarios elogiosos. Como ejemplo, recordemos el recuerdo que escribió Azorín para el diario "ABC" en un fecha tan tardía como abril de 1952, aprovechando una comparación entre las figuras de fray Luis de Granada y Miguel de Cervantes: "Creo que quien estudie "El Quijote" en su difusión por el mundo habrá de estudiar también, siquiera someramente "El libro de la oración" en su difusión mundial. Son estos dos libros los más universales que tenemos; los dos son esencialmente españoles. La bibliografía de "El libro de la oración" (1554) ha sido hecha, en un grueso volumen, por fray Maximino Llaneza: es un texto intrincado, difícil?".

Valle de Turón. (Asturias)
     A juzgar por lo que hemos visto, seguramente tendremos que incluir a este fraile en la lista de hombres ilustres de nuestras cuencas, tanto por su faceta de escritor como por su honradez y su capacidad de trabajo, algo que cada vez es más raro encontrar en quienes se dedican a la investigación de estas cosas.

Ernesto Burgos, El fraile misterioso, La Nueva España, Diario Independiente de Asturias (5-11-2013)

V Centenario del nacimiento de Fray Luis de Granada

           En el año 1504  nacía en la ciudad del Darro y del Genil el que iba a ser Fray Luis de Granada. Se celebra, por consiguiente este año, el V Centenario de su nacimiento. La figura del que justamente se ha llamado el andaluz universal se fue fraguando desde su primera infancia, muy dura: huérfano, harapiento, pasando luego por su adolescencia más sonriente, recogido por los condes de Tendilla como pajecillo de los hijos del Alcalde de la Alambra con los cuales estudió gramática, retórica y poesía. Se formó con grandes maestros en las fuentes del humanismo renacentista. Después de haber pasado doce años atesorando letras, respirando religiosidad, en medio del paisaje de la Alhambra, extendiendo su mirada por la vega y levantando frecuentemente sus ojos a las alturas nevadas de la sierra y rebosando todo su ser de las más ricas experiencias familiares, escolares, religiosas y ecológicas, ingresará en el Convento dominicano de Santa Cruz la Real, a donde acudía en otro tiempo con su madre, mendigando un poco de caldo y unos mendruguillos de pan. Después de profesar en la Orden de Predicadores se dedicará a estudiar la filosofía bajo la dirección de los grandes maestros llegados de los Estudios Generales de Córdoba y Sevilla para pasar a continuación al Colegio de S. Gregorio de Valladolid a donde eran enviados la flor y nata de los estudiantes de la Orden en España. Instruido por las enseñanzas de aquellos grandes maestros: Astudillo, Bernardo Manrique, Carranza y con condiscípulos de la talla de Melchor Cano, Pedro de Sotomayor, Francisco de la Cerda, etc., saldrá con el saber y hábito de la teología, de la retórica y lleno de celo por la predicación y el deseo de salvar almas.
          En 1534, ganado por las prédicas misionales de Betanzos se presentará en Sevilla para embarcarse rumbo a las Indias. Y de hecho alistado estaba pero cayó de la lista, pues, como él mismo confiesa repitiendo las palabras del provincial aprovecharía más en estas tierras que en las Indias. Para poner en práctica este vaticinio será asignado a restaurar el Convento de Santo Domingo de Escalaceli en Córdoba. Y allí en la soledad de Sierra Morena firmará compraventas para su construcción material, procurará el pan cotidiano para sus frailes, aplicará el espíritu de reforma que había bebido en Valladolid, leerá con avidez cuanto cae en sus manos y descenderá de la tebaida de Escalaceli para predicar que era su vocación. La fama de su buen decir se extendió por toda la región, pero sobre todo llamó la atención del Cabildo de la Catedral de Córdoba de tal manera que lo contrató para predicar la Cuaresma de 1538, que él aceptará y realizará con brillantez siguiendo las instrucciones de Juan de Ávila, su maestro y amigo. Pretendido por los nobles de Andalucía ejercerá su ministerio y consejo en sus señoríos para pasar a continuación a Extremadura y luego reclamado por el Cardenal Infante D. Enrique Arzobispo de Évora. Aquí, en el Alentejo predicará incansable y trazará un programa de actuación pastoral que cambiará la vida de los sacerdotes y fieles e iniciará sus publicaciones con el Libro de la Oración y Meditación (1554), Guía de Pecadores (1556), a los que seguirá toda una serie de la mejor literatura ascética y mística, interrumpida solamente por el zarpazo de la Inquisición la cual no encontrará error alguno sino ciertos reparos por publicar en romance, y de los más selecto, y por anunciar perfección para todos.
      Elegido Provincial de los dominicos de Portugal en 1556 se entregará a promover la vida dominicana, a criar novicios entusiasmándolos en la vida comunitaria y en la predicación. Fundará conventos y será el mentor de múltiples grupos oracionistas de Portugal. En esta marcha estelar de predicador oral y por escrito le sorprende la llamada de la Reina Catalina nombrándole su confesor. Fray Luis es el predicador, el consejero de la Corte, el escritort Best-seller, el director espiritual de monasterios, estimado por los Reyes y grandes personajes de la política, de la jerarquía eclesiástica y por el pueblo llano. El Cardenal Borromeo le pide que escriba sus sermones también en latín pues así sus enseñanzas llegarían a todos los rincones conocidos. A pesar de la fatiga que ello le supone asumirá esta labor por servir al evangelio y sus sermones del tiempo litúrgico, las homilías sobre los santos, su retórica, su Collectanea moralis philosophiae, su Silva locorum, la Introducción del Símbolo de la fe llegarán a todo el mundo y, por ello, a convertirse en predicador de toda la cristiandad.
          Morirá en Lisboa el 31 de diciembre de 1588, a la edad de 84 años, dejando una estela luminosa por sus virtudes, sus libros, su actuación religiosa, cultural y política. El pueblo lo canonizó en vida y después de muerto denominándolo siempre: el Venerable Padre Maestro Fray Luis de Granada, un milagro del mundo. La Iglesia lo canonizará o no, su Proceso actúa ya en la Congregación de los Santos. Ojalá que este Centenario de su nacimiento sea una oportunidad para el conocimiento de su vida y de su obra, aún de plena actualidad.

Manuel Uña Fernández, V Centenario del Nacimiento de Fray Luis de Granada (1504-1588), en Actas del, ed. CajaSur, Córdoba 2005, p. 5-6

miércoles, 8 de enero de 2014

Scala Coeli en la Serranía cordobesa

     En el marco incomparable, ecológico y ascético de la serranía cordobesa, la figura literaria de fray Luis de Granada resplandece como el sol. De especial interés son sus meditaciones místicas y estáticas sobre la pasión del Redentor, retomando así la antorcha de la devoción a Cristo Crucificado, que un siglo antes encendiera San Álvaro en Scala Coeli. Mario López, el insigne poeta de Bujalance, ha consagrado un enternecedor soneto que quedará para siempre como testimonio fidedigno de la devoción pasionista de San Álvaro, que fray Luis de Granada hace enteramente suyo:

            Carne de Dios clavada en la madera
            Y en humano dolor transfigurada.
            Carne de olivo azul. Madera amada
            De Tu gloria por la primavera.

            Oh Cristo, muerto en lirios. Muerto en cera.
            Muerto cuando la Sierra ya es nevada
            De jarales en flor y la cañada
            Del Cedrón tiende al Cielo su Escalera.

            Ecos de nube…La perdiz cantando…
            Las esquilas más dulces…
            Los rumores del agua ya las tardes alargando…

            …¡Qué consuelo entre pinos y entre flores,
            Señor, allí encontrarte palpitando
            Muerto de Amor en tierra de pastores[1]

    Miguel Salcedo Hierro atribuye como escenario para las meditaciones de fray Luis el llamado Arroyo de fray Luis. Para nuestro ilustre poeta cordobés, fray Luis escribió aquí sus mejores tratados:
     Desde las mañanas limadas de gotas trasparentes, hasta los atardeceres enrojecidos tras las copas de los pinos, un cerebro excepcional pulimentaba la traducción inmejorable de la “Imitación de Cristo”… Y emprendía el cincelado de su maravilloso “Oración y meditación[2].
      Una de las obras más famosas concebida y escrita durante su estancia en Córdoba, es el Libro de la oración y meditación, obra maestra desde el punto de vista literario y doctrinal

Miguel Castillo Gorraiz, Córdoba en tiempo de Fray Luis de Granada, Actas del V Centenario, ed. CajaSur, Córdoba 2005





[1] M. CASTILLEJO, Andalucía: Fe y Cultura…, 368-369
[2] Ibidem 372

sábado, 4 de enero de 2014

Obras de fray Luis de Granada en portugués

   Las lenguas literarias de Fray Luis de Granada son el castellano, el latín y el portugués. Debemos recordar que fue en Portugal donde Fr. Luis escribió la casi totalidad de su obra. En tierras lusas descubre fray Luis su vocación de escritor, que hasta entonces sólo había preparado. También en Portugal fueron editados por primera vez algunos de sus libros más importantes en castellano: la primera Guía de pecadores (1556-1557), el Manual de oraciones (1557), o el Memorial de la vida cristiana (1565). En cuanto a la temática portuguesa en la obra de fray Luis, ésta es palpable en su epistolario y en las biografías de personajes portugueses que salieron de su pluma; además de las más conocidas sobre Fr. Bartolomeu dos Mártires y el cardenal-infante D. Henrique, escribió las de varias mujeres lusitanas: Sor Ana da Concepçâo, Elvira de Mendonça, Melícia Fernandes y Sor María da Visitaçâo. Esta especial vinculación del granadino con Portugal explica la difusión de su obra en las misiones del "Padroado portugués" y especialmente en Japón, donde fueron traducidos e impresos algunos de sus libros por parte de los jesuitas.
   Concretamente, y dejando aparte algunas precisiones que ofrecemos al final de este trabajo, en lengua portuguesa compuso el Compêndio de Doutrina Cristâ y los Treze sermôes, ambas obras reunidas en un mismo volumen que salió a la luz en la primavera de 1559, año especialmente significativo en la historia cultural y espiritual de España y también en la vida del propio P. Granada.
    Recientemente ambas obras han sido reeditadas dentro de las Obras Completas dirigidas por el profesor Huerga, repartidas en dos volúmenes [1]. El texto portugués original ocupa las páginas pares, mientras que la traducción al castellano realizada por Justo Cuervo aparece en las páginas impares.
  La primera cuestión que debemos explicar es el hecho llamativo de que Fr. Luis escribiendo casi todas sus obras en tierras lusas, sin embargo, utilizase tan poco en ellas la lengua portuguesa. Creemos que una clave importante nos la da Manuel López Muñoz cuando, en un reciente libro, estudia cómo las obras latinas de Fr. Luis son generalmente menos "espirituales" y se corresponden con el periodo que va desde la publicación del Catalogus librorum prohibitorum del inquisidor Valdés, en agosto de 1559 -que vedaba el Libro de la oración, la Guía de pecadores y el Manual de diversas oraciones-, hasta el breve papal de 1583 en el que se le da la plena aprobación a nuestro dominico: "Da la impresión de que el granadino se vuelca en la producción latina y no espiritual justo en los años en los que su ortodoxia está siendo puesta en duda -precisamente por los contenidos de sus libros en lengua romance-, como si con este doble distanciamiento quisiera demostrar inocencia de las acusaciones contra él vertidas”[2]. Sin embargo, debemos también recordar que en esos años el escritor dominico corrige algunas de sus obras anteriores, ofreciendo de ellas una nueva edición revisada.
     Otra clave –pensamos que más importante– viene dada por el bilingüismo lusocastellano reinante en Portugal, sobre todo en la segunda mitad del siglo XVI, al que ya nos hemos referido anteriormente. Ambos factores confluyen en su caso. Es posible que de no haber mediado la prohibición de Valdés, la persecución de Carranza, etc., hoy tendríamos más escritos de Fr. Luis en lengua portuguesa. Cuando a partir de 1583 el dominico andaluz perdió el miedo a volver a escribir en romance, la situación sociolingüística de Portugal había cambiado notablemente, entre otras cosas porque el rey era, desde 1580, Felipe II. Por todo lo dicho hemos de ceñirnos exclusivamente al Compêndio y a los Treze sermões únicas obras granadinas publicadas en portugués. Pero llegados a este punto hemos de comentar las dudas levantadas por Álvaro Huerga, quién se pregunta de este modo: “¿escribió el Compendio y los sermones en portugués? A mi leal opinión, no: los escribió en español, y se ayudó de algún correligionario nativo para traducirlos al romance lusitano. La consanguinidad del espíritu y de la lengua facilitaron el trabajo”[3]. Ciertamente todavía en el siglo XVI la semejanza entre las lenguas española y portuguesa era mayor que en la actualidad. Sin embargo, diez años después, el mismo Huerga señala: “Fray Luis escribió y publicó el Compendio de Doutrina Christã en portugués. En ese idioma es un clásico, es decir, una ‘autoridad’” (OC, XX, 482).
 Dicho lo cual, nos queda responder a la pregunta de por qué Fr. Luis compuso precisamente estas dos obras en portugués. La respuesta viene dada por los destinatarios. El predicador-escritor pretendía llegar a la gente del pueblo sin instrucción, a la que no siempre llegó el mencionado bilingüismo luso-castellano y ello a través de los curas que debían leerles el Compêndio y los Sermões. Y no hace falta insistir en la deficiente preparación del clero encargado de la cura de almas, tanto en Portugal como en España.

Eduardo Javier Alonso Romo, La obra portuguesa de Fray Luis de Granada
Cuadernos para investigación de la literatura hispánica Nº 29, 2004 , págs. 63-80




[1] FRAY LUIS DE GRANADA, Obras Completas, t. XX y XXI, F.U.E., Madrid 1998-9
[2] LÓPEZ MUÑOZ, MANUEL, Fray Luis de Granada y la Retórica, Almería, Universidad de Almería,
2000, p. 129.
[3] HUERGA TERUELO, ÁLVARO, Fray Luis de Granada. Una vida al servicio de la Iglesia, ed. B.A.C., Madrid 1988, p. 133; cf. p. 211.

Fray Luis de Granada en Portugal

            
         El P. Granada cruzó la raya portuguesa a fines de 1550 o a principios de 1551, instalándose en Évora, siendo provincial de Portugal el castellano Francisco de Bobadilla. No es, por  consiguiente, nada extraño que el granatense pasase de Badajoz a Portugal, ni tampoco que el arzobispo de Évora obtuviera de las autoridades de la Orden la asignación del dominico al convento de Évora, que pronto se convertirá en transfiliación. Fray Luis contaba entonces unos 46 años de edad, lo que significa que hasta su muerte -acaecida el 31 de diciembre de 1588-, Fr. Luis vivió en Portugal nada menos que 38 años, casi la mitad de su vida; hecho que, a pesar de su evidente relevancia, generalmente ha sido poco tenido en cuenta a la hora de estudiar la obra del dominico granadino, como si fuera una cuestión sin importancia. No podemos olvidar, por ejemplo, que fue provincial de los dominicos portugueses entre 1556 y 1560, residiendo a partir de entonces en el convento de S. Domingos de Lisboa.

Eduardo Javier Alonso Romo, La obra portuguesa de Fray Luis de Granada, fuente Internet

jueves, 2 de enero de 2014

Sermam na festa da Adoraçam dos Reis

Acerca da adoraçam y offerta dos Reis, considera primeiramente quam grande foy a devaçam destes sanctos varoês, pois por elle sairâo de suas terras y se poseram a hum tam comprido y tam perigoso caminho y a tantos trabalhos como nelle passariam, soo por ver com os olhos corporaes, ao que ja tinham visto com os olhos da fe, porque sabiam quam bemaventurados haviam de ser os olhos que o vissem[1]. O qual sem duvida he pera grande confusam nossa que tam mal acudimos aa casa de Deos y aas missas y officios divinos, onde tam facilmente y com tam curto caminho poderiamos ver y adorar ao mesmo senhor, que elles com tanto trabalho buscarâo y adorarâo.
            O segundo considera a fe destes sanctos Reys, a qual de tal maneira convenceo y cativou seus entendimentos, que os fez adorar por verdadeiro Deos y senhor do mundo, ao que virâo no de fora o mais pobre y desprezado do mundo. Nam os offendeo a baixeza da estrebaria, nem a vileza do presepe, nem a pobreza dos panos, nem as lagrimas y fraquezas do minino, para deixar de crer que aquelle que choraba no berço, atroava no ceo. Que fazeis sabios, diz S. Bernardo, que fazeis? A hum minino adorais apousentado em huma choupana, envolto em panos baixos? He esse porventura Deos? Deos estaa em seu sancto templo y vos buscay-lo em huma estrebaria y offereceis-lhe thesouros? Se esse he Rey, onde estaa lo paço real? Onde a cadeira de Rey, onde a cadeira dos cortezôes? He porventura paço huma estrebaria? Y a cadeira o presepe? Y a compañía de cortezôes, Joseph y Maria? Como huns homens tam sabios se fazem tam ignorantes, que adoram por Deos a hum minino tam desprezado, assi na idade como na pobreza dos seus?[2].
            Todas estas difficuldades que aquí achava a prudencia do mundo, venceo o lume do ceo, sojigando com a fe a razam y acatando o siso do homem a sabedoria de Deos. Porque mais razam havia pera crer ao que a guia do ceo lhes dizia, que ao que a razam humana conjecturava, poi nesta poode haver muitos enganos, na outra nam.
                 
          
Fray Luis de Granada, Obras Completas,  t. XXI, F.U.E., Madrid 1999 p. 264-7

Transcripción del texto portugués de José Luis de Almeida Montero; traducción al español de Justo Cuervo





[1] Mt 13, 16
[2] S. BERNARDO, In epiphania Domini, sermo 2, 1: PL 183, 147

Sermam na festa da Circuncisam do Senhor

Sobre o evangelho de sam Lucas que diz assi:

Naquelle tempo depois de passados os oito dias pera se haver de circuncidar o minino, foy-lhe posto per nome Jesús, o qual nome foy pronunciado pelo Anio, primeyro que no ventre fosse concebido[1].
            Ate qui sam palabras do santo evangelho; seguem-se algurnas piadosas consideraçôes sobre elle.
         Acerca do misterio da sagrada circuncisam, deves considerar, como logo ao octavo dia quis o Salvador começar o officio de Redemptor, que he, padecer trabalhos y derramar sangue por meu remedio. Onde primeiramente podes considerar, que dor sentiriam as entranhas da sacratisima virgen, vendo aquelle sancto minino em tam tenra idade, começar a perder ja de sua carne y de seu sangue y com quanta devaçam y acatarnento recolheria aquelle precioso sangue y aquellas preciosas reliquias que da Circuncisam ficarâo. Considera tambem ao minino Jesus (ou por melhor dizer, a eterna sabedoria de Deos naquelle minino) chorando y derramando lagrimas, pola grande dor da ferida, a qual era tam grande, que algumas vezes acontecía morrer alguns dos que se circuncidavam y he pera crer que neste minino seria mayor, pois era mais delicado de todoslos mininos. Pois sendo isto assi, que dor padeceria a Virgen, quando visse aquelle cutello correr polas carnes do filho tam querido y tam delicado? Y com quantas lagrimas de seus olhos se esforçaria a atagar y acalentar ao minino, tomando-o em seus braços y achegando-o a seus virginaes peitos y dando-lhe de mamar? E que sentiria outro si o sancto Joseph (que porventura foy elle minsistro desta circuncisam) com que compaixam exercitaria este officio y com que entranhas sentiria esta dor y veria correr per hum cabo o sangue do minino y per outro as lagrimas da mâe, aos quaes elle amava com tam grande amor?.
          O esposo de sangue y Rey de gloria desposado com a natureza humana, quam grande foy o amor que tiveste pera com os homens y o rigor pera contigo, pois tam cedo quisiste por elles ensangoentar tua carne y experimentar os fios  da espada, que depois havia de acabar tua vida? O Sol de justiça, arrebolado pela manha y aa  tarde, isto he no nascer y no morrer tincto y rubricado com sangue.

Fray Luis de Granada, Obras Completas,  t. XXI, F.U.E., Madrid 1999 p. 264-7

Transcripción del texto portugués de José Luis de Almeida Montero; traducción al español de Justo Cuervo


                                 
Igreja Sâo Domingos. Lisboa





[1] Lc 2, 21