miércoles, 29 de octubre de 2014

Descendió a los infiernos y resucitó al tercer día

        El quinto artículo es creer que descendió a los infiernos. Este artículo es de grande admiración y de gran misterio, que el Hijo de Dios no contento con morir por nos, y morir tal muerte, quisiese aún descender a los infiernos. Grande debe ser el misterio y la razón de esto. Porque cierto parece que ninguna cosa ha hecho Dios que tan grande y tan cierto remedio tenga para alguna enfermedad corporal como el que la consideración y fe de este artículo tiene para alguna enfermedad espiritual, de que muchos hombres de los que juzgamos y tenemos por mejores, son continuamente atormentados. Porque el entendimiento de este artículo es que el alma de nuestro Señor, en cuanto su cuerpo quedó en la cruz y fue puesto en la sepultura, por aquellos tres días descendió al lugar donde los padres y fieles que con esperanza y fe de su venida eran muertos, estaban retenidos. Y esto, porque aún no era ofrecido el gran sacrificio que había de abrir el cielo y hacer libre y franca la vista de Dios, que era la sangre del Redentor. Y que los sacó de allí quebrantando aquellas cadenas, alumbrando aquellas tinieblas, tomando posesión del reino y victoria contra el demonio. En lo cual se muestra manifiestamente la profundísima humildad de Cristo nuestro Redentor y la sed que tuvo de la salvación y redención de los hombres, y la grande voluntad y afición con que por ellos murió, pues escapado ya de la cruz y afrentas en que los malos lo tenían puesto, dejando su cuerpo de tal manera tratado, empleó luego el alma en tanta humildad, que bajó en ella al infierno. Porque aunque Él allá no descendiese como culpado sino como vencedor y triunfador, con todo fue señal de su grande humildad y amor, pudiendo con su mandado dar fin a aquel negocio, ir Él mismo y bajar al lugar tan desterrado del cielo, a la fealdad y oscuridad de la cárcel del demonio, que para él había hecho y deputado, y entrar en aquel lugar donde estaban detenidos los que tenían su fe, y con su misma voz y palabra darles las buenas nuevas, alegrarlos con su vista, sacarlos de allí con su mano, espantar con su presencia al demonio, entrarle en su mismo reino, abrirle y quebrantarle sus puertas para que quedase como saqueado y despojado y sin poder y sin reino. Sin duda, sola esta consideración basta para afrentar y quebrantar todas las soberbias del mundo y para que tengan los hombres que emplean sus vidas en servir a Dios y en hacer bien a sus prójimos, en muy poco lo que hacen, y por muy leves todas las afrentas y trabajos que les acontecieren, y para que se condenen por muy soberbios cada vez que presumieren que hacen alguna cosa. Y los que cansan y se ponen a pensar que basta y es alguna cosa lo que hacen, contentándose y ensoberbeciéndose de eso, pecan propiamente contra la verdadera confesión y sentimiento de este artículo. Y el verdadero aprovecharse de él es pensar que todos los trabajos y obras que por servicio de Dios y bien del prójimo recrecen, son muy leves, abajar y humillar sus pensamientos y corazón y estar ciertos de la bondad y cuidado que el Redentor del mundo tiene de los que en esta vida se encomiendan a Él, pues tanto tuvo de los que tanto tiempo había que eran muertos. ¡Qué cosas se podrían aquí decir de los que por cuasi nada que hacen, se ponen luego a descansar y se desdeñan de entender por sus mismas personas en muchas cosas de las que son obligados, enseñando que basta encomendarlas a otros y que no es razón que ellos se abajen y ocupen en todo!. Mas esto es materia honda, y no hace para aquí mucho al caso.
        Agora digamos la otra parte de este artículo, la cual es creer que al tercer día de su muerte resucitó, que su alma santísima se tornó a juntar con su cuerpo, y vivo y glorificado salió de la sepultura para nunca más morir. El entendimiento de este artículo es que como el Redentor del mundo moría para satisfacer por los hombres, no consintió su eterno Padre que pasado el tercer día, que fue término bastante para que se viese ser verdadera su muerte y fuese más admirable su resurrección, quedase más entre los muertos, sino tornarlo a vida inmortal y gloriosa, pues Él se había ofrecido a muerte tan cruel y tan deshonrada, y que conociese el mundo quién era Aquel a quien había condenado y tenido en poco. Pues por esta causa resucitó al tercer día después de su muerte, de tal manera, que del sepulcro cerrado salió todo vivo Cristo, vencedor gloriosísimo de la muerte y del demonio, del pecado y del infierno, y así fue declarado por Hijo de Dios todopoderoso. Porque como antes Él mismo se había mostrado por muchas maneras y razones, así en su pasión como principalmente en su muerte, ser verdadero hombre pasible y mortal, así en su resurrección se manifestó ser Hijo de Dios y Dios inmortal. Y el que se levanta por su propia virtud no puede ser puro hombre, mas conviene que juntamente sea Dios. Y no solamente en su resurrección se muestra y confirma su inmortalidad y divinidad, mas por esa misma somos nos certificados que verdaderamente resucitamos de la muerte del pecado, porque si aún perseverara en el infierno, permaneciéramos en nuestros pecados, dudosos si verdaderamente nos había alcanzado perdón de ellos o no, y si nos tenía libres del poder de Satanás o no.
        Mas pues resucitó Él sólo por su virtud, vencidos y derribados sus enemigos y nuestros, no hay duda sino que por Él somos redimidos y puestos en libertad, y reconciliados a la amistad de Dios, y justificados. Donde con grande confianza dice san Pablo: Cristo resucitó para nuestra justificación (Rm 4, 25). Y san Pedro afirma que por la resurrección de Jesucristo queda nuestra consciencia segura y aparejada delante de Dios (P I 3, 21).
        Pero allende éste, cogemos otro fruto de la resurrección del Señor, que es resurrección e inmortalidad. Porque si creemos, como dice san Pablo, que Jesús murió y resucitó, así Dios llevará con Él para sí a los que murieron por Jesús. Y como en Adán todos mueren, así en Jesucristo todos tendrán vida (Co I 15, 22). Porque restaurará el Señor nuestro vil cuerpo, haciéndolo semejante a su clarísimo cuerpo, como el Apóstol dice (Flp 3, 21).
       También entendemos por este misterio que así como Él resucitó verdaderamente, así espiritualmente resucitó con Él nuestra vida, nuestra justicia y nuestra paz, y que éste es el fruto que de su muerte sacamos, y que como su muerte y sus trabajos fueron a parar en tan gloriosa y triunfante resurrección, así nuestras penitencias y nuestras obras han de ser para salir por vencedoras y señoras del pecado que es nuestra verdadera muerte. Y los que de tal manera pelean que salen con grande victoria contra el pecado, y grande propósito y perseverancia contra él, son los que se aprovechan de la práctica de este artículo; y los que son tan poco constantes que luego tornan a caer, son los que guardan mal el uso de él, pues resucitan para tornar luego a morir, y no para larga y perpetua vida. También es aquí mucho para notar el concierto que tienen estos misterios y victorias del Redentor, cómo destruyó y venció todos nuestros enemigos y deshizo las pérdidas y cautiverios en que caímos por el pecado. Porque con derramar su sangre, lavó nuestro pecado y pagó la obligación que contra nos tenía, satisfaciendo cumplidamente con esto mismo a su Padre. Por ser crucificada su carne santísima y muerta, venció el poder y maldad de la nuestra, y nos dio poder y fuerzas para vencerla. Por bajar al infierno quitó el poder al demonio y lo depuso de la tiranía y reino que tenía ocupado en este mundo. Y por resucitar de la muerte, venció nuestra muerte y le quitó todo el mal y ponzoña que tenía. De manera que quedaron destruidos todos nuestros enemigos, carne, pecado, infierno, demonio y muerte: para que veáis si es bien que viva descuidado quien tales mercedes ha recibido y tiene que dar cuenta de ellas.

Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. XX,  F.U.E. Madrid 1998 p. 104-9

Transcripción del texto portugués de José Luis de Almeida Monteiro; Traducción del portugués de Justo Cuervo

domingo, 26 de octubre de 2014

San Leandro


¿Qué es el Camino de San Leandro?

    Es el camino que recorrió San Leandro, junto con sus tres hermanos Isidoro, Fulgencio y Florentina, también santos, entre Cartagena y Sevilla.

Retablo del altar mayor. Catedral de Murcia

¿Por donde discurre el Camino?

San Leandro y San Fulgencio

    Partiendo de Cartagena, Iglesia de San Leandro, recorre parte de la Comunidad de Murcia y de Andalucía, provincias de Almería, Granada, Jaén, Córdoba, finalizando en la Catedral de Sevilla, con visita al Real Monasterio del Convento de San Leandro, regido por las madres agustinas, con una longitud estimativa entre los 600 y 700 Km. Consideramos que esta Camino constará de 23 etapas con recorridos, entre las mismas, de 20/30 Km


Justificación del Camino


     El camino que en el siglo VI recorrió San Leandro, con sus tres hermanos, es un camino real, documentado históricamente y que, en esa época, seguía las rutas de las calzadas romanas. En la actualidad se está trabajando para señalizar las rutas que más se aproximen al Camino que anduvieron los cuatro hermanos; han transcurrido 15 siglos desde la huida del santo de la dominación bizantina y las calzadas históricas son difíciles de reconstruir en su trazado real. Sabemos, por estar documentado, el Camino recorrido, nos queda la difícil tarea de adaptarlo a la realidad actual.

          Los Cuatro Santos, Salcillo

Publicado por: Amigos de San Leandro

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La tercera cosa que ha de tener la perfecta religión, es la rectitud y santidad de las leyes y doctrina que profesa, sin consentir cosa contraria a la lumbre de la razón. Esto guarda la religión cristiana con tanta perfección, que no es posible imaginarse otra mayor. Porque primeramente no admite cosa contraria ni a la lumbre de la razón, como dijimos, ni a la gloria de Dios, ni al bien del prójimo... Mándanos amar a Dios sobre todo lo que se puede amar, y aborrecer al pecado y ofensa de su Majestad sobre todo lo que se puede aborrecer... 

Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. X, F.U.E. Madrid 1996 p. 49

miércoles, 22 de octubre de 2014

La hermosura del sol

        Y si es admirable la hermosura de las estrellas, no menos lo es la eficacia que tienen en influir y producir todas las cosas en este mundo inferior, y especialmente el sol, el cual, así como se va desviando de nosotros, que es por la otoñada, todas las frescuras y arboledas quedan estériles y como muertas. Y en dando la vuelta y llegándose a nosotros, luego los campos se visten de otra librea, y los árboles se cubren de flores y hojas, y las aves, que hasta entonces estaban mudas, comienzan a cantar y chirriar, y las vides y los rosales descubren luego yemas y capullos, aparejándose para mostrar la hermosura que dentro de sí tienen encerrada.

Fray Luis de Granada, Obra Selecta, B.A.C. Madrid 1947 p. 92

Ramón Hernández: en Francia e Inglaterra

        Gran parte de las lenguas europeas han gustado en reeditar sus obras, incluido el griego. Y, mirando más lejos, hasta al japonés fue traducido fray Luis en el siglo XVI. Cuatro grandes volúmenes publicó el investigador granadista Maximino Llaneza en 1926, recogiendo las ediciones de las obras del P. Granada, y decía que se podrían añadir todavía otros dos.
          Fray Luis se sigue editando y leyendo con fruición. Claro que para leerlo con fruición es necesario preparar primero el ánimo: dejar el ritmo loco de tanta literatura superflua y preparar los sentidos a gustar con placidez una sinfonía de frases y términos, que revisten y transpiran los más jugosos contenidos. Hoy para muchos es necesario hacer este esfuerzo; en los tiempos clásicos o áureos de las lenguas europeas los lectores estaban ambientalmente preparados, y Fray Luis no dejaba de leerse y de editarse. Sabemos que los Maestros del siglo de oro francés (s. XVII) saboreaban los libros de Granada, y que éste era en general en Francia uno de los autores más leídos. En la Inglaterra de finales del s. XVI y del primer cuarto del s. XVII son las obras de Fray Luis de Granada unas de las más gustadas por los ingleses. Es de admirar, porque es la Inglaterra de Shakespeare y es la Inglaterra enfrentada con Roma y con España. La extraordinaria conjunción sinfónica de expresión y doctrina alcanzada por Fray Luis están por encima del tiempo y de la geografía.

Ramón Hernández Martín, La rica personalidad de fray Luis de Granada

Ricardo Soca, de Uruguay: la palabra canario


Muchos creen que las islas Canarias deben su nombre al simpático pajarito cantor que los ornitólogos llaman Serinus canarius, oriundo de ese archipiélago español. Sin embargo, fue la canora avecilla la que tomó su nombre de las islas y lo divulgó a las más variadas regiones del mundo. Uno de los primeros registros que existe de la palabra canario en lengua española es de fray Luis de Granada, hacia 1580 (ortografía de la época):

Quando oìmos deshacerse la golondrina y el ruiseñor y el gilgerito, y el canario, cantando, entendamos, que si aquella musica deleyta nuestros oìdos, no menos deleyta al pajarico que canta (Luis de Granada, Obra Selecta, B.A.C., Madrid 1947 p. 132)Como gentilicio, canario se aplica no solo a los habitantes de estas islas, sino también a los vecinos del departamento de Canelones, en el Uruguay. 

El pajarico que canta (VerbiClara)
                            
Lo cierto es que el nombre de las islas Canarias ya tenía unos quince siglos de antigüedad en los tiempos de fray Luis de Granada y no proviene del de ninguna ave, sino de un cuadrúpedo: el perro. En efecto, en el siglo I de nuestra era, Plinio el Viejo narró una visita del rey de Numidia Juba II a las Canarias, durante la cual se había sentido asombrado por la gran cantidad de perros que allí había. El rey, que había regresado a su tierra con una pareja de estos perritos, denominó a ese lugar Insula Canaria, en latín, ‘isla de los Canes’.
De La palabra del día, por Ricardo Soca, en elcastellano.org 

martes, 21 de octubre de 2014

Biblioteca del Convento franciscano de Cholula, México

        El Dr. Ignacio Osorio Romero en su Historia de las bibliotecas novohispanas escribió sobre la biblioteca de Cholula: En esta agradable casa se encontraba la biblioteca. Era rica en autores de latinidad clásica, mucho más que cualquier otra biblioteca franciscana […] Virgilio, Cicerón, Ovidio, Catón, Juvenal, Séneca, Terencio, Salustio, Esopo, Horacio y Boecio. También guardaba las obras de muchos humanistas como Vives, Mureto, Arias Montano, fray Luis de León, fray Luis de Granada y Nebrija. (Osorio, 1986:106)

        Del siglo XVII abundan las ediciones de obras indispensables para el estudio de la orden franciscana, la Crónica seráfica de Damián Cornejo, las Constituciones provinciales de San Diego de México, los Annales minorum de fray Lucas Waddingo y el célebre Teatro mexicano de fray Agustín de Vetancurt. También representativos son los Comentarios a los evangelios de fray João da Sylveira, los sermones y literatura pastoral de Pablo Señeri, la Mística ciudad de Dios de la madre María de Jesús de Ágreda, las Obras espirituales, tanto de San Juan de la Cruz como de fray Luis de Granada, los sermones del obispo gaditano José de Barcia y Zambrano, las obras del arzobispo Juan de Palafox y Mendoza, los panegíricos del guardián del convento de San Francisco de México fray Martín del Castillo, sermones del P. Antonio Vieira -autor jesuita a quien Sor Juana impugnó en su Carta atenagórica-, la Máxima biblioteca de Margarino de la Bigne, el repertorio ascético del jesuita Juan Eusebio Nieremberg y las obras teológicas del franciscano Enrique de Villalobos. 

Biblioteca del Convento de San Gabriel (UDLAP-BIBLIOTECAS)


Fondo Antiguo


Francisco Morales, OFM, CÓMO SE FORMARON LAS BIBLIOTECAS FRANCISCANAS. Una mirada a través de la Biblioteca Franciscana de Cholula, Centro de Estudios Humanísticos fray Bernardino de Sahagún 

lunes, 20 de octubre de 2014

Fray Luis de Granada en Chile

        La biblioteca conventual de Santa Rosa de Santiago de Chile disponía de varios libros de fray Luis de Granada, en época anterior y contemporánea al momento en que la religiosa Dolores de Peña y Lillo escribió a su confesor de 1763 a 1769. 
      El Epistolario con las 65 cartas de sor Dolores ha sido reunido por Raïsa Kordic' Riquelme, y publicado en Madrid, en el año 2008, por la editora Iberoamericana. Según la investigadora las obras de fray Luis junto con las de otros autores espirituales españoles, pudieron influir en la teología afectivista que se expresa en sus epístolas, y como modelo de retórica para un discurso adornado de figuras literarias y conmovedor. Igualmente pudo tomar de fray Luis el ideal de vida centrado en la oración y el estudio, tan característico en la espiritualidad dominicana.

        Las obras de fray Luis aportadas por la archivera del convento de clausura son las siguientes:

-Guía de pecadores, Real Compañía 1730

-Vida Cristiana, Vida de Cristo, Real Compañía 1730

-Introducción al símbolo de la fe, Imprenta Real 1730

-Doctrina Cristiana, ed. Manuel Fernández 1730

-Escala Espiritual, Manuel Fernández 1730



jueves, 16 de octubre de 2014

El abandono en la ESO, estudio de 'La Caixa'

Idoneidad y repetición de curso

        Podemos usar a ETEFIL para mostrar información sobre la edad de abandono. Una de las muestras de la ETEFIL la forman casos de abandono de la ESO antes de completar este ciclo. La definición de esta muestra se refiere a chicas y chicos que salen del sistema durante el curso 2000-2001 sin haber completado los estudios de secundaria obligatoria. Es, por lo tanto, un colectivo heterogéneo, de diversas edades.
        Las salidas del sistema educativo entre quienes abandonan antes de terminar la ESO se acumulan en el segundo ciclo. Sólo un 8,7 % de los abandonos ocurren en segundo curso o antes; los de primero son prácticamente residuales. Es en tercero, con un 35,6 %, y sobre todo en cuarto curso, con un 55,7%, cuando abandonan. No obstante, alrededor de un 14,8% de los abandonos se produce antes de la edad legal, y de éstos, un 2,9% en el primer ciclo.
        La edad de abandono está asociada a otros factores, como el género, los estudios de los padres o la titularidad del centro. Por género, las mujeres parecen perseverar más que los hombres. La proporción de chicos que abandonan sin graduarse en ESO antes de alcanzar la edad legal es cinco puntos mayor que la de ellas, mientras que los abandonos femeninos se producen con mayor frecuencia después de los 16 años. Entre los chicos, sólo un tercio de los que no terminan la ESO permanece en el sistema hasta después de la edad legal, pero esta proporción llega al 42,6% entre las chicas, que abandonan más tarde y en cursos más avanzados.
        La edad de abandono está ligada, además, al origen social, concretamente al nivel de estudios de los padres. Entre los chicos cuyos padres sólo tienen la educación obligatoria o inferior, la edad de abandono tiende a ser más temprana: esperan a los 16 años alrededor del 35 %, frente al 48% entre los hijos de padres con estudios superiores o profesionales. El corte se encuentra entre los niveles de educación primaria y secundaria de los padres: unos 10 puntos porcentuales.

Mariano Fernández, Luis Mena, Jaime Riviere, Fracaso y abandono escolar en España, Colección Estudios Sociales, nº 29, ed. Obra Social, Fundación 'La Caixa', Barcelona 2010 p. 94-5

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        Mas veamos agora qué soldados escogieron estos dos capitanes para esta batalla, y con qué género de armas armó cada uno a los suyos. Pues Cristo primeramente escogió para esta conquista unos rudos y pobres y ignorantes pescadores, hombres sin letras, sin nobleza, sin elocuencia y sin otra valía humana. Y éstos armó él, no con armas de hierro, sino con el favor y gracia del Espíritu Santo y de todas las virtudes, y señaladamente con aquellas tres más principales que miran y honran a Dios, que son fe, esperanza y caridad, mas éstas no en grado remiso sino perfecto, no como las tienen los santos principiantes, sino como las poseen los perfectos. Lo cual conviene que declaremos en este lugar.
        Pues para entendimiento de esto es de saber que la inmensa bondad de nuestro Señor de tal manera trata en esta vida a sus familiares amigos, cuando los ve ya destetados del mundo, y descarnados de toda carne, y hechos hombres espirituales y divinos, que le da una cata de aquel vino celestial, y unas como primicias de aquellos bienes eternos, de que para siempre han de gozar, como arriba declaramos.
        Porque en esta moneda paga el ciento por uno en este mundo, como lo promete en su evangelio (Mc 10, 30).

Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. X, F.U.E. Madrid 1996 p. 149

La 'Humanidad' de Cristo en santa Teresa

        Esto de apartarse de lo corpóreo bueno debe ser, cierto, pues gente tan espiritual lo dice; mas, a mi parecer, ha de ser estando el alma muy aprovechada, porque hasta esto, está claro, se ha de buscar el Criador por las criaturas. Todo es como la merced el Señor hace a cada alma; en eso no me entremeto. Lo que querría dar a entender es que no ha de entrar en esta cuenta la sacratísima Humanidad de Cristo. Y entiéndase bien este punto que querría saberme declarar.
        Cuando Dios quiere suspender todas las potencias, como en los modos de oración que quedan dichos hemos visto, claro está que, anque no queramos, se quita esta presencia, entonces vaya enhorabuena; dichosa tal pérdida que es para gozar más de lo que nos parece se pierde, porque entonces se emplea el alma toda en amar a quien el entendimiento ha trabajado conocer, y ama lo que no comprendió y goza de lo que no pudiera tan bien gozar si no fuera perdiéndose a sí, para, como digo, más ganarse. Mas, que nosotros de maña y con cuidado nos acostumbremos a no procurar con todas nuestras fuerzas traer siempre (y pluguiese a el Señor fuese siempre) esta sacratísima Humanidad, esto digo que no me parece bien y que es andar el alma en el aire, como dicen, porque parece no tray arrimo, por mucho que le parece anda llena de Dios. Es gran cosa, mientras vivimos y somos humanos, traerle humano, que éste es el otro inconveniente que digo hay. El primero, ya comencé a decir es un poco de falta de humildad, de quererse levantar el alma hasta que el Señor la levante, y no contentarse con meditar cosa tan preciosa, y querer ser María antes que haya trabajado con Marta. Cuando el Señor quiere que lo sea desde el primer día, no hay que temer; mas comidámonos nosotros, como ya creo otra vez he dicho. Esta motita de poca humildad, aunque no parece es nada, para querer aprovechar en la contemplación hace mucho daño.
        Tornando al segundo punto, nosotros no somos ángeles, sino tenemos cuerpo. Queremos hacer ángeles estando en la tierra (¡y tan en la tierra como yo estaba!) es desatino, sino que ha menester tener arrimo el pensamiento para lo ordinario, ya que algunas veces el alma salga de sí u ande muchas tan llena de Dios, que no haya menester cosa criada para recogerla. Esto no es tan ordinario, que en quietud, y en tiempo de sequedades, es muy buen amigo Cristo, porque le miramos Hombre y vémosle con flaquezas y trabajos, y es compañía; y habiendo costumbre, es muy fácil hallarle cabe sí, anque veces vernán que lo uno ni lo otro se pueda. Para esto es bien lo que ya he dicho: no nos mostrar a procurar consolaciones de espíritu, venga lo que viniere, abrazado con la cruz es gran cosa. Desierto quedó este Señor de toda consolación; solo le dejaron en los trabajos. No le dejemos nosotros, que, para más subir, Él nos dará mijor la mano que nuestra diligencia y se ausentará cuando viere que conviene y que quiere el Señor sacar el alma de sí como he dicho.

SANTA TERESA DE JESÚS, La vida. Las Moradas, ed. Planeta, Barcelona 1989 p. 126-7

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        Mas para remedio de este mal la sabiduría venció la malicia, proveyéndonos de otra mujer por esa mujer, de una humilde por ésa soberbia, la cual en lugar del fruto de muerte nos dé manjar de vida. Por tanto muda ya, hombre las palabras de esa excusa en palabras de alabanza y hacimiento de gracias, y di: Señor, la mujer que agora me diste llena de gracia, me dió un bendito fruto de vida, y comí de él: el cual me fue más dulce que la miel, porque por él me diste vida. El fruto del árbol nos engañó, y el fruto de María nos redimió, y así la maldición que nos vino por Eva, se mudó en bendición por María (S. BERNARDO Super 'missus est', hom. 2, 13: PL 183, 67). Hasta aquí son palabras de sant Bernardo. A las cuales añade Anselmo haber sido cosa convenientísima que como el pecado y la muerte comenzaron de una mujer, así la justicia y la vida comenzasen por otra, y el demonio que se gloriaba y triunfaba de que por medio de una mujer destruyó el mundo, agora quedase confundido, viendo que por otra se reparaba el mundo, y por aquí cobrase esperanza el linaje de las mujeres que tendría compañía entre los coros de los ángeles y de los santos, pues por medio de una mujer vino tanto bien al mundo (S. ANSELMO, Cur Deus homo, Cap. 3: PL 158, 364).

Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. VIII, F.U.E. Madrid 1995 p. 20-1
     

miércoles, 15 de octubre de 2014

'La vida' de santa Teresa de Jesús

        Diráme vuestra merced que cómo dura alguna vez tantas horas el arrobamiento. Y muchas veces lo que pasa por mí es que, como dije en la oración pasada, gózase con intervalos. Muchas veces se engolfa el alma o la engolfa el Señor en sí, por mijor decir, y tiniéndola ansí un poco, quédase con sola la voluntad. Paréceme en este bullicio de estas dos potencias como el que tiene una lengüecilla de esos relojes de sol, que nunca para; mas cuando el Sol de Justicia quiere, hácelas detener. Esto digo que es poco rato, mas como fue grande el ímpetu y levantamiento de espíritu, y aunque éstas tornen a bullirse, queda engolfada la voluntad; hace, como señora del todo aquella operación en el cuerpo, porque ya las otras dos potencias bullidoras la quieren estorbar, de los enemigos los menos, no la estorben también los sentidos; y ansí hace que estén suspendidos porque lo quiere ansí el Señor; y por la mayor parte, están cerrados los ojos, aunque no queramos cerrarlos; y si abiertos alguna vez, como ya dije, no atina ni advierte lo que ve.
        Aquí es mucho menos lo que puede hacer de sí, para que cuando se tornaren las potencias a juntar no haya tanto que hacer. Por eso, a quien el Señor diere esto, no se desconsuele cuando se vea ansí atado el cuerpo muchas horas y a veces el entendimiento y memoria divertidos. Verdad es que lo ordinario es estar embebidas en alabanzas de Dios u en querer comprehender y entender lo que ha pasado por ellas; y aun para esto no están bien despiertas, sino como una persona que ha mucho dormido y soñado y aun no acaba de despertar.

SANTA TERESA DE JESÚS, La vida. Las Moradas, ed. Planeta, Barcelona 1989 p. 114

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      Ámeos yo también, Señor, pues vos solo sois el que habéis de acabar esta obra que comenzásteis, y el que habéis de dar a mi ánima su cumplida prefección. A todas las otras criaturas menores de un vez dísteis todo lo que debían recibir; mas al hombre como era de tan grande capacidad, dísteisle mucho cuando lo criásteis, y prometísteisle mucho más para delante, para que con esta necesidad anduviese como colgado de vos, y así se moviese a amaros, no sólo por lo que tenía recibido, sino mucho más por lo que esperaba de recibir.

Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. VII, F.U.E. Madrid 1995 p. 236

lunes, 13 de octubre de 2014

Marta y María

        AVE MARÍA
     
        La lectura del santo evangelio, amados hermanos, si queréis considerar solamente la simple historia del hecho acaecido, que en ella se describe, parece que nada tiene que ver con la presente solemnidad; pero si atendéis al misterio del suceso, nada pudo traerse más oportunamente. En ella se refiere que aquellas dos hermanas, Marta y María, habiendo entrado el Señor Jesús en una aldea, lo recibieron en su casa y le prestaron con gran devoción todos los servicios de la hospitalidad y humanidad. Y estas dos piadosas hermanas, conociendo las costumbres y el carácter de su huésped, con mucha prudencia se repartieron los oficios entre sí, de modo que la una se ocupaba de alimentar su sagrado cuerpo, y la otra de alimentarle el alma; y de que una lo recibiera en su casa, y la otra en su alma. Porque Marta atareada con múltiples servicios preparaba la mesa, en la que se alimentase el cuerpo del Señor; y María con devoción y amor, y escuchando la palabra celestial del Señor que predicaba al alma, mientras era alimentada ella alimentaba el alma del Señor. 

Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. XLII, F.U.E. Madrid 2004 p. 364-367

viernes, 10 de octubre de 2014

Virtudes de la cebolla, Jorge Sintes

LA CEBOLLA ES UNA MARAVILLA DE LA NATURALEZA

        La cebolla ha ocupado un lugar de honor en la farmacología y la terapeútica. Durante siglos, esta humilde hortaliza, una planta vivaz y bulbosa (Allium cepa L.), ha servido para tratar el asma, la cistitis, la diabetes, la hidropesía, la hipertensión, las jaquecas, el reumatismo, la tuberculosis, las fiebres tifoideas y otras mucha dolencias. Se sabe que en casos de depresión física o nerviosa tiene una acción reconfortante casi inmediata. Contiene unos componentes activos que han puesto de relieve que se trata a la vez de un alimento energético y de un medicamento altamente protector. Al igual que el ajo y el limón, la cebolla es un eficaz equilibrador glandular, un activo agente antirreumático y antiescleroso, un fortificante general y un alimento natural especialmente indicado para vivar y fortalecer las defensas naturales del organismo.

JORGE SINTES PROS, Virtudes curativas de la cebolla, ediciones Obelisco, Barcelona 2014, contraportada

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        Y no menos fueron criadas para el hombre infinitas yerbas medicinales, de que hoy se sirve la medicina, unas que purgan la cólera, otras la flema, otras la melancolía, otras que purifican la sangre, otras que sanan las llagas, otras que sirven para dar calor al estómago, otras para templar el del hígado, y otras que distiladas sirven para aclarar la vista, y otras para otras mil maneras de enfermedades. Pues ¡cuán admirable es la providencia del Criador en las virtudes que puso en todas estas yerbas!.

Fray Luis de Granada, Obras completas, t. IX, F.U.E. Madrid 1996, p. 104

Receta de Juan de Ávila

        Más vive quien ama en el amado, que en sí mesmo, así desque veamos a Dios, amaremos a Dios infinitamente y robársele han los sentidos.

       ¿Sabéis cómo? Tomad una manzana chiquita, hacelde muchos agujeros, metelde en una caldera de azúcar derretido: queda toda azucarada.

        De esa manera acontece a una ánima cuando está gozando de Dios. Metida en aquél piélago de azúcar, queda transformada en Dios, su entendimiento lleno de Dios, la voluntad amando a Dios, la memoria de Dios.

        "Deus erit omnia in omnibus", Dios es todos los bienes, como un limón en el azúcar, así quedan en los cielos, semejables a Dios, todo hombre que tiene esta esperanza.

JUAN DE ÁVILA, Obras Completas, B.A.C. Madrid 1970 p. 292-3

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        Y por no faltar a tantas cartas que sobre estas materias se le escribían, usaba  de esta providencia, que tenía en su aposento un ovillo hincado con clavos a trechos, en la pared, con los títulos de las personas y ciudades de donde le escribían; y así trabajaba por satisfacer a todos. Otros también acudían a él por oír alguna palabra de edificación. Y por este concurso tan continuo de diversas personas, dijo una persona discreta que este padre entre los siervos de Dios era como señor de salva por la mucha gente que con él negociaba y pendía de su consejo; porque de más de cien leguas venían a él para determinarse en el estado y manera de vida que tomarían; y él a unos aconsejaba que fuesen religiosos de tal o tal Orden, a otros que se casasen, a otros que tomasen órdenes sacros; y así a otros de otras maneras, según la información que le daban. Y con todas estas importunidades no sólo no se cansaba, mas antes, como solícito obrero, decía que esta era la gloria del predicador, ofrecérsele materia en que pueda aprovechar. Y a veces, cuando acertaba a venir alguna persona, aunque fuese de baja suerte, estando él comiendo, se levantaba de la mesa a oírla; y a los que de esto se maravillaban decía que él no era suyo, sino de aquellos que lo habían menester.

Fray Luis de Granada, Obras Completas, Vida del padre maestro Juan de Ávila, t. XVI, F.U.E. Madrid 1997, p. 65