domingo, 16 de noviembre de 2014

Jorquera del Valle 'A la Virgen de la Soledad'


EL LENGUAJE DE TUS MANOS
(A la Virgen de la Soledad de los "marrajos)

 ¿Qué queréis decir, Señora,
con esas manos abiertas
que son palomas sin vuelo,
quietas en noche de penas?

 ¿Porqué no se van, volando,
para acariciar el cuerpo
de ese Jesús Nazareno
que parece estar durmiendo...?

 Paréntesis que se abre
para abrazar tierra y cielo,
mientras tus labios se cierran
y, están hablando esos dedos
que dicen, sin decir nada,
el dolor del sufrimiento...
y tienen aún la dulzura
del contacto con su cuerpo.

 ¡Ay, Señora!, Cartagena
siente esas manos, sin vuelo,
palomas blancas talladas
en la noche de los tiempos...

Tus manos, abren al mundo,
todo un corazón deshecho
que quiere pararse pronto
para no seguir sufriendo.

 Un no querer ya vivir,
aunque hay que seguir viviendo;
un sentimiento tan grande,
que ya no cabe en tu pecho.

 Manos de nácar, de azahar;
manos de un tierno alabastro;
manos que quieren llorar
y que no encuentran el llanto.

 En esta noche, tan triste,
de un "marrajo" Viernes Santo,
tu desfilar por las calles
nos está afligiendo tanto,
que uno, quisiera poder
elevarse hacia esas manos,
para escuchar lo que dicen
porque sé...¡que están hablando!

 ¿Hay un pedazo de Cielo
entre tus divinas manos...?.
 ¿Hay un reproche, callado,
para todos los humanos..?.
 ¿Hay, quizá, una esperanza
que ofreces entre Tu llanto...?
 Tus manos dicen: "perdono
a aquellos que lo mataron".

 ¡Ay!, manos que están rezando
la oración de los que mueren,
y viven, aún sin quererlo,
y, al sufrimiento, se ofrecen...
 ¿Qué puedo yo hacer, Señora,
para aliviar esas manos,
que hacen caricias a un aire
que, también está llorando...?

Peregrinación a la Caridad (Foto: Felipe Gª Pagán, la Opinión 8-5-2015)

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        Mas agora descansará ya el ánima sanctísima de vuestro Hijo. Oíd la postrera de sus palabras, que dice: PADRE EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU ( Lc 23, 46). Y diciendo esto, inclinada la cabeza, dió el espíritu. ¡Oh dulce dejo! ¡Oh dulce muerte! ¡Oh dulce sangre! ¡Oh dulces llagas! ¡Oh dulce madero! ¡Oh dulce peso! ¡Oh inestimable caridad, que por llevar los miserables desterrados al cielo, mueres tú, Señor de los cielos, en un madero!.

Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. VIII, F.U.E. Madrid 1995 p. 197

miércoles, 12 de noviembre de 2014

'Vida de San Millán de la Cogolla' escrita por Gonzalo de Berceo

...
Cuntiólis otra cosa   qe ellos non soñavan
essas saetas mismas   qe los moros tiravan,
tornavan contra ellos,   en ellos se fincavan,
la fonta qe fizieron   carament' la compravan.

Ya quitarién las dueñas   qe solién demandar
tornarién las levadas   si lis diessen vagar,
Dios que tal cosa sabe   complir e aguisar,
atal señor es bueno   de servir e rogar.

Los pueblos e los príncipes,   todos lo entendieron
qe los dos cavalleros   qe del cielo vinieron,
los dos varones fueron   a qui los votos dieron,
qe antes los vengaron   qe no los recivieron.

El qe tenié la mitra   e la croça en mano,
éssi fue el apóstol   de sant Jüán ermano;
el que la cruz tenié   e el capiello plano,
éssi fue sant Millán   el varón cogollano.

No quisieron en baldi   la soldada levar,
primero la quisieron   merecer e sudar;
tales señores son   de servir e onrrar,
qe saben a la cuita   tan aína uviar.

El reï Abderraman   qe los moros mandava,
quand' vío qe el pleito   tan mal se li parava,
desamparó el juego, el pleit' en qe estava,
ca la otra partida   grandes embites dava.

Desamparó el campo   todo so vassallage,
mocho omne de precio,   e de muy buen lignage;
a malas dineradas   pagó el ostalage,
non quiso enviar   otro con el message.

Luego qe entendieron   qe era él movido,
el su mucho grand pueblo   fue luego descosido,
perdieron tod' esfuerzo   e todo so sentido,
cedieron en desarro   como pueblo vencido
...

Qui saberlo quisiere,   esto bien lo entienda,
ca assí lo leemos   e dizlo la leyenda,
en el Campo de Toro   cuntió esta fazienda,
y prisieron christianos   de moros tal emienda.

La fazienda rancada,   los moros encalçados,
tornaron a sues tiendas   los varones onrrados;
ixieron de las armas   ca eran muy cansados,
folgaron a sue guisa   alegres e pagados.

Otro día mañana,   las oras acabadas,
fizieron sos consejos   las reales mesnadas;
partieron las ganancias   qe eran muy granadas,
ovieron ración buena   las eglesias sagradas.

Adiesso qe ovieron   las ganancias partidas,
a Dios e a los santos   las gracias ofrecidas,
confirmaron las parias   qe fueron prometidas
a los dos qe fizieron   las primeras feridas.

El reï don Remiro   qe haya paraíso,
eredó al apóstol   como gelo promiso;
confirmóli los votos   como omne anviso,
non dexó en el regno   casa qe y non miso.

El cuend' Ferrán Gonçálvez   con todos sos varones,
con 'bispos e abbades,   alcaldes e sayones,
pusieron e juraron   de dar todas sazones,
a Sant Millán la casa   estos tres pipïones.

Como taja el río   qe corre por Palencia
-Carrïón es so nomne   secundo mi creencia-,
fasta'l río de Arga   yaz' en esta sentencia
de render cada casa   esta reconocencia.

Passa Estremadura   las sierras de Sogovia
hasta la otra sierra   qe dizen Araboya
dende hasta la mar   qe es allend' Vitoria
todos se subjudgaron   en dar esta memoria
...

En sant Millán vos quiero   la materia tornar,
siguir nuestra istoria,   nuestro corso guardar,
con unas pocas coplas   nuestra obra cerrar,
dezir "Tu autem Dómine", la lección acabar.

El Reï de los Cielos   al so siervo lleal,
dióli grand privilegio, un dono specïal:
quando faze grand seca,   tuerce el temporal,
todos por ganar pluya   vienen a su portal.

Quando devotamientre   van al su oradero,
e lievan el so cuerpo   do yogo de primero,
esto vid' por mis ojos   e só ende certero,
luego dona Dios pluya   e sabroso tempero
...

Muchas otras noblezas,   de precio muy mayor,
cuntecen en la casa   del santo confesor;
Dios por sue santa gracia   nos dé la sue amor,
el libro es complido   gracias al Crïador.

Gonzalvo fue so nomne   qui fizo est' tractado,
en Sant Millán de Suso   fue de niñez crïado;
natural de Verceo   ond' sant Millán fue nado,
Dios guarde la su alma   del poder del Pecado. Amén

Gonzalo de Berceo, Vida de San Millán, ed. Espasa Calpe y Gobierno de la Rioja, Madrid 1992 p. 239-249

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Vida del Cardenal D. Enrique, Arzobispo de Évora y Rey de Portugal

Al Serenísimo Príncipe Alberto

        Aunque V. A. tiene tantos ejemplos domésticos y familiares de tantos príncipes y emperadores que tan gloriosamente imperaron, en que poner los ojos, pero no dejará de alegrarse con otro más familiar ejemplo y más vecino a nuestro tiempo, que fue del Cardenal Don Enrique, hermano de la Emperatriz de gloriosa memoria, abuela de V. A. en el cual resplandecen tanto así las virtudes personales de su Alteza con las del oficio pastoral, que justamente pondrán grande admiración a quienquiera que las leyere. Y porque yo traté cuasi treinta años con su Alteza, puedo como testigo de vista dar fe de muchas de ellas: entre las cuales justamente se puede gloriar, agora que está en el cielo, de haber hecho más obras públicas en servicio de la Iglesia que todos cuantos prelados hubo en su tiempo. Porque él fundó la universidad de Évora con todos los privilegios que tienen las otras universidades. Y para lectores y estudiantes de todas las facultades de teología edificó un colegio de la Compañía de Jesús en Évora, donde hay más de ciento y cuarenta padres, y otros colegios para cincuenta teólogos con un cuento de renta. Y instituyó otras cincuenta prebendas, veinte y seis para casos de consciencia, y veinte y cuatro para artistas y teólogos. Edificó también un hospital en esa misma universidad con trescientos mil de renta, en que se curasen los estudiantes pobres. Edificó también otro colegio de los padres de la Compañía de Jesús en la ciudad de Lisboa, donde estudian mas de mil y trescientos estudiantes, y donde se leen dos liciones de casos de consciencia.

Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. XVI, F.U.E. Madrid 1997, p. 123-4

domingo, 9 de noviembre de 2014

Piñas, castañas, nueces, membrillos y cidros

         Pero aún más se descubre esta providencia en la guarda de otros frutos que están en mayor peligro, cuales son los de los árboles  muy altos y ventosos, de los cuales algunos nacen en la cumbre de los montes cono son los pinos cuya fruta no se lograría si el Criador no le pusiera una tan fiel guarda como es la piña, donde con tan maravilloso artificio está el fruto en sus casicas abovedadas tan bien aposentado y guardado, que toda la furia de los vientos no basta para derribarlo. También los nogales son árboles grandes y altos, y no menos lo son los castaños (que es mantenimiento de gente pobre, cuando les falta el pan), los cuales a veces están plantados en lugares montuosos, y así muy sujetos al ímpetu y frialdad de los vientos. Por lo cual los vistió y abrigó el Criador con aquel erizo que vemos por defuera, y después con dos túnicas, una más dura y otra más blanda, que viste el fruto, que son como la dura mater y pia mater que cercan y guardan los sesos de nuestro celebro. Y cuasi lo mismo podemos decir de las nueces, que también nacen bien arropadas y guardadas de las injurias de los soles y aires. 
       Y porque algunos llevan fruta notablemente grande y pesada (como son los membrillos y los cidros), proveyó el autor que las ramas o varas de que esta fruta pende, fuesen muy recias, como son las de los membrillos, con que los santos mártires eran cruelmente azotados. Y porque las cidras son aún mayores, proveyó que las ramas de que cuelgan no sólo fuesen recias y gruesas, sino que estuviesen también derechas, para que mejor pudiesen soportar la carga, porque hasta en eso se vea cómo en ninguna cosa criada se durmió ni perdió punto aquella soberana providencia y sabiduría del Criador.

Bodegón.María Robles

Fray Luis de Granada, Introducción del Símbolo de la fe, edición de José María Balcells, Cátedra, Madrid 1989 p. 246

jueves, 6 de noviembre de 2014

El artificio de la hermosa granada

        Pues el artificio de una hermosa granada, ¡cuánto nos declara la hermosura y artificio del Creador! El cual, por ser tan artificioso, no puedo dejar de representar en este lugar.
        Pues primeramente Él las vistió por defuera con una ropa hecha a su medida, que la cerca toda y la defiende de la destemplanza de los soles y aires, la cual por defuera es algo tiesa y dura, mas por dentro más blanda, porque no exaspere el fruto que en ella se encierra, que es muy tierno; mas dentro de ella están repartidos y asentados los granos por tal orden, que ningún lugar por pequeño que sea, queda desocupado y vacío. Está toda ella repartida en diversos cascos, y entre casco y casco se extiende una tela más delicada que un cendal, la cual los divide entre sí. Porque como estos granos sean tiernos, consérvanse mejor divididos con esta  tela que si todos estuvieran juntos.
        Allende de esto, si uno de estos cascos se pudre, esta tela defiende a su vecino, para que no le alcance parte de su daño. Porque por esta causa el Creador repartió los sesos de nuestra cabeza en dos senos o bolsas divididos con sus telas, para que el golpe o daño que recibiese la una parte del cerebro no llegase a la otra.


Granadas. María Robles
         Cada uno de estos granos tiene dentro de sí un osecico blanco, para que así se sustente mejor lo blando sobre lo duro, y al pie tiene un pezoncico tan delgado como un hilo, por el cual sube la virtud y jugo desde lo bajo de la raíz hasta lo alto del grano; porque por este pezoncico se ceba él, y crece, y se mantiene, así como el niño en las entrañas de la madre por el ombliguillo. Y todos esos granos están asentados en una cama blanda, hecha de la misma materia de que es lo interior de la blusa que viste toda la granada.
        Y para que nada faltase a la gracia de esta fruta, remátase toda ella en lo alto con una corona real, de donde parece que los reyes tomaron la forma de la suya.
        En lo cual parece haber querido el Creador mostrar que era esta la reina de las frutas. A lo menos en el color de sus granos, tan vivo como el de unos corales, y el sabor y sanidad de esta fruta, ninguna le hace ventaja. Porque ella es alegre a la vista, dulce al paladar, sabrosa a los sanos y saludable a los enfermos, y de cualidad que todo el año se puede guardar.

Fray Luis de Granada, Canto a la Naturaleza, Selección de Urbano Alonso del Campo, Universidad de Granada, Granada 1991, p. 54

martes, 4 de noviembre de 2014

De la 'Vida' de san Carlos Borromeo

            AL PADRE CARLOS BASCAPÉ
            Lisboa, 20 diciembre 1584

           Reverendísimo señor: Gratia et pax Christi.
        
       No tengo palabras con que dar gracias a vuestra merced por haber tomado tanto trabajo de escribirme tan por extenso la historia del felicísimo tránsito del Ilustrísimo Cardenal (Borromeo), que cierto reina agora en el cielo, porque no lo merecía el mundo. Y tengo por especial providencia de nuestro Señor haberse recogido aquellos diez días para ir a presentarse tan puro y tan purgado ante la presencia del Señor que él tanto amó.
        Yo no quise gozar a solas de esta historia de tanta edificación, sino comuniquéla a los padres de la Compañía y a otras personas muy principales, y a nuestro Príncipe Cardenal y luego al Patriarca de Valencia, que era todo suyo y le había escrito que remitiese algo del rigor de su abstinencia por no acortar la vida, que todo el mundo deseaba que fuese eterno. Yo también me había atrevido a escribirle lo mismo, y agora le tenía escrita una larga carta, cuando me dió el señor colector la triste nueva de su fallecimiento. Y si su antecesor san Ambrosio lloraba cuando le daban cuenta del fallecimiento de algún santo sacerdote, ¡qué lágrimas derramara agora si viviera!.
        ¿Dónde amanecerá en la Iglesia otro lucero tan resplandeciente como éste? ¿Dónde tal celo de las ánimas, tales trabajos, tales sermones, tales ejemplos, tal abstinencia y amor de Cristo?.
        Mas en esta tan grande pérdida no es pequeña consolación lo que vuestra merced promete en el fin de su carta, que es escribir su vida y este su felice tránsito. Porque con esto tendrá toda la cristiandad presente y vivo a este santo pontífice, el cual en vida estaba arrinconado en sola su iglesia. Y como él era tan afamado y tan amado en el mundo, así lo será fructuosísima la historia de su vida por quien tan familiarmente lo trató, y cerró los ojos en su acabamiento. Lo cual debe vuestra merced tener por especial favor de nuestro Señor. Y no se contente con escribirla en ese tan elegante estilo latino que nuestro Señor le dió, sino también en su lengua, para los que no saben latín, que son los más, como lo hizo el padre que escribió primero la vida del padre Ignacio en latín y agora la trasladó en nuestra lengua.
        Y plega a nuestro Señor dar a vuestra merced su espíritu y vida larga para acabar esta obra para edificación del mundo y enmienda de la vida de algunos perlados que tanto se han alejado de este camino.

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. XIX, F.U.E. Madrid 1998, p. 137-8