domingo, 27 de diciembre de 2015

Villancico de Lope de Vega


        Y, para terminar, el libro de Lope Pastores de Belén. El villancico que sigue lo utilizó el Maestro Joaquín Rodrigo para componer una partitura, que junto a otras, constituyó un conjunto de villancicos premiado, hacia 1950, en un importante Concurso Nacional. El premio se concedió ex aequo al maestro Rodrigo y a Jesús García Leoz, músico navarro (1904-53), que dirigió el estreno de su obra un mes antes de su muerte. Solista Pilar Lorengar, la obra se titula “Primavera del Portal o Retablo de Navidad”. Con motivo del centenario de su muerte se ha emitido la grabación histórica del estreno por Radio 2 Clásica de RNE el pasado 8 de octubre, creo. Lo grabé. Podemos oír un poco. También García Leoz utiliza letras de los clásicos, Lope, Góngora...

Zagalejo de perlas,
hijo del Alba,

¿dónde vais que hace frío,
tan de mañana?

Como sois lucero 
del alma mía,
 al traer el día 
naceis primero: 
pastor y cordero 
sin choza ni lana

¿dónde vais que hace frío 
tan de mañana?

Perlas en los ojos, 
risa en la boca, 
las almas provoca 
a placer y enojos; 
cabellitos rojos, 
boca de grana

¿Dónde vais que hace frío
tan de mañana?

Que tenéis que hacer,
pastorcico santo,
madrugando tanto
lo dais a entender;
aunque vais a ver
disfrazado al alma

¿dónde vais que hace frío
tan de mañana?

Lope de Vega. Lírica, Clásicos Castalia, Madrid,1981, pág. 185


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        Ya que estamos viendo la humildad del nacimiento del Señor, es justo que veamos también su gloria, pues si nace humilde como hijo del hombre, como hijo de Dios nace con gran majestad.
      Había en aquellos contornos velando unos pastores que hacían centinela de noche sobre su grey. De improviso un ángel del Señor apareció junto a ellos y los cercó con su resplandor una luz divina, lo cual los llenó de sumo temor. Díjoles el ángel: No tenéis que temer; pues vengo a daros una nueva de grandísimo gozo para todo el pueblo: Hoy os ha nacido en la ciudad de David el Salvador, que es Cristo, el Señor. Esta será la señal: hallaréis al niño envuelto en pañales y reclinado en un pesebre (Lc 2, 8-12).
         Lo primero que debemos preguntarnos aquí es por qué razón juntó el mensajero celestial gloria y humildad tan grandes en este niño: al que anunciaba como Salvador el mundo, como el Mesias prometido en la ley, lo pone reclinado en un pesebre.


Fray Luis de Granada, Obras Completas t. XXV, F.U.E. Madrid 2000, p. 143

Transcripción y traducción de Ricardo Alarcón Buendía


jueves, 17 de diciembre de 2015

Pedro Laín Entralgo

        Pasaron años y llegaron los de nuestra guerra, altísima ocasión para cargar la espalda de nuevos deberes, vivos no pocos aún, mas también para quedar absuelto de otros antiguos. Con mi dolor y mi entusiasmo pagué algunas deudas; con mi lectura otras, y entre ellas la que me ataba al granadino. Me adentré en la selva de Rivadeneyra, topé con los densos tomos de Fray Luis y durante bastantes horas hallé suave pábulo en la Introducción del Símbolo de la Fe.
        Ocurre a veces que sólo se sale de un débito contrayendo otro, como quien pasa, según el decir del pueblo, de Málaga a Malagón. ¿No es lo propio de la existencia terrena del hombre cerrar la exigencia de una intención antigua abriendo la obligación de un proyecto inédito? Así fue entonces. Si antes me anudaba con Fray Luis una deuda de lector, la lectura me hizo contraer con él un compromiso nuevo, esta vez de escritor: nunca estaría en paz con él mientras no estudiase profesoral y amistosamente, su idea del mundo visible y su saber acerca del hombre. ¿Cuándo podría ser, cuándo sería? Aún habían de pasar ocho años, uno menos que los del precepto horaciano, para que redimiese la nueva deuda. Mi ingreso en la Academia de Medicina me llevó a estudiar el saber anatómico de Fray Luis; el trabajo de los meses subsiguientes -siempre apresurado, siempre provisional, siempre insatisfactorio- me ha permitido dar cabo a esta modesta investigación sobre su Antropología que ahora envío a la impresión.

Pedro Laín Entralgo, La Antropología en la obra de fray Luis de Granada, C.S.I.C. Madrid 1988, p.8-9




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      ABRO los ojos de tus más tristes noches.
      En el viento lejano se perdió tu palabra. 
      En los parques de Bonn se respira a hojas
      verdes, mas los árboles contagian
      recuerdos a la brisa, a los cuerpos que aguardan,
      a su tibieza suave.
      Te veo ante mis ojos
      ataviado de un traje más oscuro, tejido
      de manantial de sombra.
      Mis pasos se encaminan de espaldas
      hacia un posible encuentro.
      Tú quisiste romperte como un pétalo,
      aquel día en Las Ramblas,entre flores,
      Hasta después, dijiste confiado.
      Y llegó aquella hora, la hora de la espera.

      Así teje la vida aquello que comienza en
      luz de instante y que termina en sombra.

María Teresa Cervantes Cartas a un apátrida, ed. Huerga y Fierro, Madrid 2011 p. 91

sábado, 28 de noviembre de 2015

El Símbolo de la fe

        

Urna de casa (Museo Arqueológico de Berlín)

Querida Isabel!
Aquí está la 'Urna da casa', que os explicaba entonces. Ahora está expuesta en el Museo Nuevo. Ahora no tengo tiempo de ir hacia allí para hacer una foto en color. Esta foto es una fotografía de la vitrina en nuestra antigua exposición perpetua, igual como la vimos hace tiempo en el Schloss Charlotenburg (Castillo Ch.). 
No tiene un numero de inventario correcto, porque no hay un lugar cierto del hallazgo.

            BA----(A Grupo Cerámica)
             \----(B Número provisional)

         605 el objeto 605 entre  todas las cerámicas sin lugar de hallazgo

        Lo que os explicaba entonces:

Ya en el Este en los años 80 conocía el cuerpo con la apertura de puerta. La parte de arriba (tapa-sombrero) no existía. Se había perdido de tal manera que yo ya podía decir en ese momento que probablemente no era para despegarlo. En un libro antiguo sobre urnas de casa se veía qué pinta tenían estas urnas en original. Con ayuda de esa imagen (era una foto más pequeña que la copia, ahí a la izquierda) tenía que completar yo, entonces, la urna ya. Pero me había negado. No tenía ningún dato exacto de su altura, el original es más alto de 30 cm.
¿Cómo debía crear un complemento tridimensional? según una foto pequeña, sin conocer la altura de la parte intermedia. En la foto no se ve.
El deseo estaba justificado, pues solamente tenemos pocas urnas de casa (originales) de ese tiempo.
Entonces cayó el muro (9/11/1989). Mi Museo fue el primero que se unió con el del Oeste. Todos nosotros teníamos que trasladarnos al Oeste (Charlottenburg). Poco después esa urna se encontraba delante de mí otra vez, para su reconstrucción. He aplazado esta tarea una y otra vez- con el argumento de arriba.
Meses más tarde bajó al taller un compañero del almacén del 'Oeste', con la 'tapa-sombrero' en la mano, preguntando si este no pertenecería a mi urna: ¡¡¡Y encaja exactamente!!!
Estaba aliviada, 'liberada' -gran alegría...etc...; con eso la urna estaba completa, solamente tenía que completar todo el fondo. Eso no se ve en esta foto.
Así era con la Reunificación Este-Oeste.

          Gabriella Antal
          
          Traducción de Jochen Mante

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        Y aunque sea verdad que todas las cosas criadas y todas las Escrituras sagradas nos muevan a esto, pero generalmente hablando, los misterios de nuestra fe -que se contienen en el Símbolo, que es el Credo- son los más eficaces y provechosos para esto. Porque en él se trata de los beneficios divinos, del juicio final, de las penas del infierno y de la gloria del paraíso, que son grandísimos estímulos para mover nuestro corazón al amor y temor de Dios, y en él también se trata la vida y pasión de Cristo nuestro Salvador, en la cual consiste todo nuestro bien.
        Estas dos cosas señaladamente se tratan en el Símbolo, y éstas son las que más ordinariamente rumiamos en la meditación. Por lo cual con mucha razón se dice que el Símbolo es la materia propriísima de este santo ejercicio, aunque también lo será para cada uno lo que más moviere su corazón al amor y temor de Dios.

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. XIV, F.U.E. Madrid 1997, p. 23
 






martes, 17 de noviembre de 2015

Sainte Marthe

Après l’ascension du Seigneur, quand les apôtres se furent dispersés, elle et son frère Lazare, sa soeur Marie-Magdeleine, ainsi que saint Maximin qui les avait baptisés et auquel elles avaient été confiées par l’Esprit-Saint, avec beaucoup d’autres encore, furent mis par les infidèles sur un navire dont on enleva les rames, les voiles et les gouvernails, ainsi que toute espèce d’aliment. Sous la direction de Dieu, ils arrivèrent à Marseille. De là ils allèrent au territoire d’Aix où ils convertirent tout le peuple à la foi. Or, Sainte Marthe était très éloquente et gracieuse pour tous.

Jacques de Vorágine, La Légende dorée, ed. GF-Flammarion, París 1967 p.21

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        Como sabes, dijo, desde Jerusalén vinimos muchos, queriéndolo así Dios, y conduciendo la nave. Pero cuando Marsella y una parte no pequeña de la región recibió la fe de Jesucristo, crecieron tanto acerca de nosotros el favor humano y la inquietud, que pensé huir de la compañía de los hombres. Y arrebatada divinamente, fui colocada a la entrada de esta cueva.

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. XLII, F.U.E. Madrid 2004, p. 44-45

lunes, 16 de noviembre de 2015

San Alberto

        Como sea que gran número de esos fragmentos contienen consideraciones morales y teológicas sobre los animales, se sigue que de Ambrosio proceden asimismo la mayoría de las ideas zoológicas edificantes del Símbolo, ideas que se extraen, en algunos casos, de otros bestiarios. Coherentemente con la extraordinaria utilización de Ambrosio, en una única oportunidad se cita a Alberto Magno del De Animalium Libri XXVI, y no extraña que apenas se sirva Fray Luis de esta obra naturalista, puesto que se concibió con metodología aristotélica, y así no se moraliza ni se hace teología en las descripciones de animales.

Fray Luis de Granada, Introducción del Simbolo de la fe; edición y prólogo de José María Balcells, en 'Letras Hispánicas' nº 296  de Cátedra, Madrid 1989 p. 61        

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        De los perros dice Alberto Magno que cuando sienten en sí lombrices, se curan comiendo el trigo en berza (S. ALBERTO MAGNO, De animalibus, lib. VIII, tr. 2, cap. 2; Opera, vol. XI, París 1981, 434). Y el mismo dice que la cigüeña, sintiéndose herida se pone orégano en la llaga, y así sana. Por estos ejemplos entenderemos que el Criador ninguna enfermedad de animales dejó sin remedio, pues todas sus obras son acabadas y perfectas. Las comunes yerbas con que se curan los hombres, son agarico y ruibarbo: mas los animales para cada enfermedad tienen su propia yerba o medicina, porque esta variedad de remedios descubre más la sabiduría del Protomédico del mundo. Ni tampoco es cosa nueva, sino muy cuotidiana, buscar los gatos otras yerbas con que se purgan y alivian cuando se hallan cargados y dolientes.

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. IX, F.U.E. Madrid 1996, p. 151

viernes, 13 de noviembre de 2015

El hombre, explorador del Universo

         Entre 1801 y 1868 se desarrolló la batalla del hombre fósil; hasta fines del siglo XVIII se decía que ningún hombre había podido ser contemporáneo de los animales desaparecidos (rinocerontes, mamuts, etc.). Luego se admitió, pero se afirmaba que esos hombres no podían ser antepasados nuestros: eran antediluvianos. Finalmente, tras una dura lucha, se llegó a probar que el hombre actual es descendiente directo de los hombres fósiles prehistóricos, que vivieron en la era cuaternaria al mismo tiempo que esos grandes mamíferos desaparecidos.
        Pero ¿cuándo? El director del Museo de Copenhague, C. J. Thomsen, sucesor de Neyrup, el año 1836 ordenaba las piezas del museo en tres edades: de piedra, de bronce y de hierro. Luego se dividiría la primera en dos (paleolítico y neolítico: según que las piedras estuvieran sólo talladas o ya pulimentadas). Morlot y Gilliéron deducían que en Suiza el neolítico había comenzado hacía unos 6.000 ó 7.000 años, mientras Horner calculaba que en Egipto dicho período había empezado 13.000 años antes: no era nada fácil la datación.
        ¿Y el paleolítico? Sir Lyell atribuía a los depósitos del Somme una antigüedad de no menos de 100.000 años y al período glacial del cuaternario, 220.000 años. Alguien asignaba sólo 20.000 años al paleolítico, en tanto que Gabriel de Mortillet calculaba el comienzo de la primitiva edad de piedra en unos 230.000 ó 240.000 años. No estaban en condiciones de determinarlo: la geocronología es un producto del siglo actual y el método del C-14 sólo se remonta a unos decenios. Pero no había dudas de que el hombre era mucho más antiguo de lo que se había supuesto.

LUIS LÓPEZ DE LAS HERAS, El hombre explorador del Universo, ed. Instituto de Filosofía, Madrid 1985  p. 29-30




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        Fray Luis no toma de Valverde sino los pormenores anatómicos que cree pertinentes a su propósito; no quiere alardear de erudición antómica ni abrumar a sus lectores con mil detalles menudos. De ahí que se conforme con añadir a su somera descripción del sistema nervioso central algunos datos sobre la médula, el sistema emunctorio del cerebro, los ventrículos y los nervios espinales. Ve Fray Luis en la médula espinal, siguiendo a Galeno y Valverde, una continuación homogénea de la sustancia cerebral o masa de los sesos: esta masa -escribe- corre por todo el espinazo, cercada de muy duros huesos, que la defienden, como a los (sesos) de la cabeza el casco; y asimismo va también ella envuelta con aquellas dos túnicas o camisas que dijimos tener en los sesos, que son la dura madre y la pía madre que está junto a ella. Aquí desconoce nuestro curioso de la Anatomía que su mentor Valverde, con palabras que traducen otras de Galeno, describe una tercera envoltura de la médula: una particular tela nerviosa y dura, que está debaxo de las sobredichas (Valverde, Historia de la composición del cuerpo humano, ed. de Roma MDLVI, VII VIIII, fol 101 r.).

Pedro Laín Entralgo, La Antropología en la obra de Fray Luis de Granada, C.S.I.C., Madrid 1988  p. 178-9

jueves, 12 de noviembre de 2015

Escuchadle, (Mt 17, 4)

        Cuando aún estaban hablando, una nube luminosa los cubrió, y se oyó una voz desde la nube que decía: Este es mi hijo predilecto, en quien me he complacido: escuchadle (Mt 17, 4). Es como si dijera: Este es mi hijo, no adoptivo, sino propio, no creado de otra parte sino engendrado de mí, el cual no apeteció como rapiña la igualdad que tiene conmigo, sino que permaneciendo en la forma de mi gloria, bajó hasta la forma servil la deidad incomunicable en la ejecución del consejo común, para la reparación del género humano. En este único Hijo, pues, me he complacido. Por tanto, todo el que desea agradarme a mí, hágase uno con él por la fe y la caridad, para de ese modo complacerme a mí en él y con él. Y escuchad al que abre el camino para el cielo, al que por el suplicio de la cruz os prepara una escala de subida al reino. Escuchadle a él que es el camino, la verdad y la vida, que es mi palabra y sabiduría. Oídle, pues, a él, no las voces del mundo, no los engaños de la antigua serpiente, no las seducciones de la carne, no, finalmente, las voces de los fariseos, que lo llaman seductor y malhechor. Contra estas voces sacrílegas oponed el testimonio de mi voz, y el resplandor de su rostro, y la aprobación de Moisés y Elías, y, finalmente, todos sus milagros que visteis.

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. XXIX, F.U.E. Madrid 2001, p. 30-33

Transcripción y traducción de Donato González-Reviriego

lunes, 9 de noviembre de 2015

El Descubrimiento de América



Emilio Castelar, Historia del Descubrimiento de América, Rivadeneyra, Madrid 1892, p. 209-211.
www.bibliotecavirtualdeandalucia.es/catalogo/consulta/registro.cmd?id

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LUIS SARRIÁ

        1504 y en Granada, España se halla en el alba de su siglo de oro. La flor de los capitanes, Gonzalo de Córdoba, García de Paredes, Leiva, Próspero Colona -con el brillo de su espada- hacen temible el nombre español a orillas del Garellano y en la plaza de Gaeta. Veinte mil ducados daría yo -apostilla, fanfarrón, el general frances Termonille- por encontrarme al Gran Capitán en el campo de Viterbo.
        El duque de Nemours hubiera dado doble por no encontrarle en Ceriñola, replica, irónico y digno, el embajador español Lorenzo Suárez de la Vega.
        Colón, en el crepúsculo de su aventura -morirá en Valladolid el 1506-, dilata en las tierras transmarinas los dominios de Castilla. El pendón castellano ondea -desde hace doce años- al viento cristiano en las torres de Granada. En Gante, acunado por duras canciones de guerra, crece un tierno infante llamado a los más altos destinos: Carlos V. España es la primera potencia de Europa.
        Pero este año 1504, año de gloria, es también para Castilla fecha de luto. En el castillo de la Mota, 26 de noviembre, a los cincuenta y cuatro años de edad y treinta de su reinado, se apaga la luz inmensa de Isabel de Castilla, madre de España. Un suntuoso cortejo doliente conduce, entre la veneración respetuosa y el silencio congelado de las muchedumbres, sus despojos mortales por las calles granadinas, en una tarde del 18 de diciembre, hacia el bien ganado reposo del convento de San Francisco.
        En esta misma fecha de 1504, y en Granada, nace a la vida terrena, que en él ha de ser derecho caminar hacia la celeste, Luis Sarriá. Su padre, Francisco Sarriá, de la villa gallega del mismo nombre, había llegado, tras la espada reconquistadora, a la ciudad ya bautizada. Su madre, una modesta lavandera. Ignoramos hasta el nombre.

Fray Luis de Granada, Obra Selecta; prólogo de D. Díez de Triana, B.A.C., Madrid 1947, p. XXVII

sábado, 7 de noviembre de 2015

La Sierra de la Muela en Cartagena

          Es una ruta circular de gran interés para quienes deseen conocer en profundidad la Sierra de la Muela y su entorno, dando opción a muchas variantes.
        Para dirigirnos desde Cartagena al caserío del El Rincón (Galifa), hay que coger la carretera E-22 dirección a La Azohía y al salir de Canteras tomar el desvío hacia El Portús, poco antes de llegar a esta localidad veraniega arranca a la derecha el ramal asfaltado que se dirige a las casas de El Rincón. Al final del caserío existe una explanada donde se puede estacionar el vehículo. Iniciamos la ruta caminando por la transitada pista forestal, de acceso restringido, que sube a la ermita y posteriormente a a Muela.


Región de Murcia, Sierra de La Muela (Perín)
Richard Saura Martínez, Montañas de Cartagena, 50 excursiones, Novograf, Cartagena 2007

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        Y no menos fueron criadas para el hombre infinitas yerbas medicinales, de que hoy día se sirve la medicina, unas que purgan la cólera, otras la flema, otras la melancolía, otras que purifican la sangre, otras que sanan las llagas, otras que sirven para dar calor al estómago, otras para templar el del hígado, y otras que distiladas, sirven para aclarar la vista, y otras para otras mil maneras de enfermedades. Pues ¡cuán admirable es la providencia del Criador en las virtudes que puso en todas estas yerbas!.
        Pongamos ejemplo en sola la raíz del ruibarbo, el cual tiene especial virtud para purgar el humor colérico, de manera que, bebido, llega la virtud de él al hígado, donde está la fuente de todas las venas, que están esparcidas por todo el cuerpo. Y como en ellas esté la masa de todos los cuatro humores, la virtud de esta raíz atrae y llama para sí principalmente el humor colérico, dejando los otros: el cual por su llamado viene, y por el mismo se va fuera de casa, y deja al cuerpo libre y sano. De suerte que así como el Criador dió a la piedra imán esta virtud, que teniendo junto a sí diversos metales, solo el hierro atraiga a sí, dejando los otros, así puso virtud en esta raíz para llamar y atraer este humor de la manera que está dicho.
        Y no sólo en las yerbas, sino en las piedras preciosas puso virtudes medicinales, como en la piedra que llaman baazar, que vale para muchas cosas, y hasta en los palos y madera puso esta virtud curativa, como lo vemos en el palo que llaman de la China y de la India, al cual dio virtud para sanar enfermedades, que las más veces se adquieren con ofensas de Su Majestad, sin embargo de lo cual quiso proveerle de remedio: tan grande es y tan magnífica aquella soberana Bondad. En lo cual todos verán aún los ciegos cuán grande sea el amor del Criador para con los hombres, y el cuidado que tiene de su salud, pues tantas maneras de medicinas como están ya descubiertas y como cada día se descubren, crió para él. Porque la raíz de lo que llaman mejoacán, en nuestros días se consció en España.

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. IX, F.U.E. Madrid 1996, p. 104-105

La Virgen de Monserrat

        El santuario de Monserrat, lugar de encuentro y centro de irradiación, donde la presencia de la Virgen se hace especialmente sensible por la fe que conduce a los fieles hacia Jesucristo, sigue hoy con una fisonomía muy propia su larga historia de siglos, al servicio del mundo, más deseoso que nunca de espíritu y profunda hermandad.


La Virgen de Monserrat (Foto: Ruta Mariana)
M. Boix, 'Qué es Monserrat', PAM Barcelona 2003 p. 24

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        Cuando advierte este santo varón que se acerca el final de su vida, desde la cárcel envía a dos de sus discípulos al Señor para decirle: ¿Eres tú el que ha de venir o esperamos a otro? (Mt 11, 3). Ved en esta frase, dicha en griego, el empleo que se hace del artículo: ¿Tú eres aquel que ha de venir?; lo cual le da un énfasis especial, dice Teofilacto (Cf. Theophilactus, Super Mathaeum, 11, 3: PG 123, 247); es como si dijera: ¿No eres tú aquel que anunciaron los profetas, que cantaron las sibilas, y los patriarcas representaron en figuras, el deseado por todos los siglos, el único del que pendían la fe y los votos de todos los siglos? ¿Eres tú el que ha de venir para aplacar a Dios, redimir a los hombres, instaurar los tronos de los ángeles, reprimir el poder de los demonios, a que las puertas del cielo, cerradas, se vuelvan a abrir y a destruir las moradas infernales? ¿Eres tú el prometido desde el inicio del mundo, que aplastarías la cabeza de la antigua serpiente y romperías el poder y el reino del diablo? ¿Eres tú aquel doctor de vida celestial, guía al cielo, abogado de los hombres, médico y maestro, rey, sacerdote y víctima? Todo esto se nos insinúa con ese artículo griego de la frase: ¿Tú eres aquel que ha de venir o tenemos que esperar a otro?.

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. XXIV, F.U.E. Madrid 1999, p. 196-197

miércoles, 28 de octubre de 2015

Onda de Nazaré

Onda de 30 metros na Nazaré.

Como a podemos explicar?

Com a chegada à região costeira de Portugal continental de ondulação forte proveniente dos quadrantes Oeste / Noroeste, verifica-se:

1.- Refracção da onda por diferença de profundidades entre a plataforma continental e o canhão. Este efeito leva à mudança de direcção da onda sobre o canhão (onde a onda viaja mais rápido).

2.- Galgamento de um degrau topográfico (desnível vertical do fundo). A rápida redução de profundidade origina o empolamento da onda (redução do seu comprimento de onda e a amplificação da sua altura). Este efeito ocorre também de forma gradual com a aproximação da onda à costa.

3.- Interferência positiva entre a onda proveniente do canhão e a onda que atravessa a plataforma continental norte. Este efeito promove novo empolamento no ponto de intersecção destas duas ondas.

4.-Deriva Litoral. A ondulação promove uma corrente junto à praia que escoa de norte para sul e que inflecte no cabo para o mar. Esta corrente é reforçada pelo empilhamento de água na enseada, a norte do cabo, que flui na mesma direcção e que intercepta a onda no sentido contrário à sua propagação. Este processo contribui adicionalmente para o empolamento da onda.

O efeito combinado destes processos aumenta significativamente a altura da onda, que pode alcançar assim valores muito superiores aos registados ao largo.


Onda de Nazaré desde el Faro (Foto de Jorge Santos)
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        Mas, cuando es combatido de recios vientos, y levanta sus temerosas ondas hasta las nubes, y cuanto más las levanta a lo alto, tanto más profundamente descubre los abismos, con lo cual levanta y abaja los pobres navegantes, azotando poderosamente los costados de las grandes naos, cuando los hombres están puestos en mortal tristeza, las fuerzas y las vidas rendidas, entonces nos declara el furor de la ira divina y la grandeza del poder que tales tempestades puede levantar y sosegar, cuando a Él le place.

Fray Luis de Granada, Canto a la Naturaleza, selección de textos de Urbano Alonso del Campo, Universidad de Granada 1991, p. 39

El público contempla la Ola de la playa Norte (Foto Miguel A. Lopes/ EFE)


Caída de la Ola de Nazaré (Foto Miguel A. Lopes /EFE)


lunes, 26 de octubre de 2015

'Cantar de Mio Cid', Anónimo


Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes,
Facsímil de la ed. paleográfica de R. Menéndez Pidal, Madrid 1961


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        Si Santa Cruz es, de puertas adentro, una fragua encendida de oración y estudio, de puertas afuera es un faro radiante de predicación y apostolado. El apostolado es el fin medular de los Dominicos, y uno de los motivos que los Reyes Católicos invocan para fundar el convento de Santa Cruz es precisamente 'el fruto' que se seguirá; ese fruto no puede ser otro que el de la 'predicación'; la ciudad y el reino, con su población de moros y cristianos, se hallaban menesterosos de una abundante siembra de la palabra de Dios.

        Fray Alberto de Aguayo proyectó Santa Cruz a esta vertiente desde hora de prima. El Capítulo de Peñafiel, 1504, le concedió el honroso título de Predicador General, señal inequívoca de que se ha señalado en las tareas del púlpito, y acicate para que continúe 'predicando'. No sólo él; Santa Cruz es casa de predicación, y todos los de la comunidad, cada uno a su modo y manera, predican.
        Esta es, a grandes rasgos, la historia del nacimiento y de las primeras décadas de Santa Cruz la Real: ahí se encamina, decidido y consciente, Luis, mozo de veinte años, ex-paje de los hijos del conde de Tendilla.

ÁLVARO HUERGA, Fray Luis de Granada, BAC , Madrid 1988, p. 18

viernes, 9 de octubre de 2015

La Devoción a la Virgen del Pilar

        


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        El mayor trabajo que padecen las personas que se dan a la oración es la falta de devoción que muchas veces en ella sienten: porque cuando ésta no falta, ninguna cosa hay más dulce ni más fácil que orar. Por esta razón, ya que habemos tratado de la materia de la oración y del modo que en ella se podrá tener, será bien tratemos ahora de las cosas que ayudan a la devoción, y también de las que la impiden, y de las tentaciones más comunes de las personas devotas, y de algunos avisos que para este ejercicio serán necesarios. Mas primero hará mucho al caso declarar qué cosa sea devoción, porque sepamos antes qué tal sea la joya por que militamos.
        Devoción dice Santo Tomás que es una virtud, la cual hace al hombre prompto y hábil para toda virtud, y le despierta y facilita para bien obrar (Cf. Summa theologiae, II-II, q. 82, a. 1.). La cual definición manifiestamente declara la necesidad y utilidad grande de esta virtud, porque en ella está encerrado más de lo que algunos pueden pensar. Para lo cual es de saber que el mayor impidimento que tenemos para bien vivir es la corrupción de la naturaleza que nos vino por el pecado, de la cual procede una grande inclinación que tenemos para el mal, y una grande dificultad y pesadumbre para el bien. Y estas dos cosas nos hacen dificultoso el camino de la virtud, siendo ella de suyo la cosa más dulce, más hermosa, más amable del mundo. Pues contra esta dificultad y pesadumbre proveyó la divina Sabiduría de convenientísimo remedio, que es la virtud y socorro de la devoción. Porque así como el viento cierzo esparce las nubes y deja el cielo sereno y descombrado, así la verdadera devoción sacude de nuestra ánima toda esa pesadumbre y dificultad y la deja entonces habilitada para todo bien: porque esta  virtud de tal manera es virtud, que también es un especial don del Espíritu Santo, un rocío del cielo, un socorro y visitación de Dios, alcanzado por la oración, cuya condición es pelear contra esta dificultad, despedir esta tibieza, dar esta promptitud, alumbrar el entendimiento, esforzar la voluntad, causar hastío del mundo y aborrecimiento del pecado, y dar al hombre por entonces otro fervor, otro espíritu y otro esfuerzo y aliento para bien obrar.

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. XIV, F.U.E. Madrid 1997, p. 119-120



lunes, 28 de septiembre de 2015

'Misericordia', de Benito Pérez Galdós

        No necesitó más la bondadosa anciana para que se le desbordase la piedad, que caudalosa inundaba su alma; y llevando a la realidad sus intenciones con la presteza que era en ella característica, fue al instante a la tienda de comestibles, que en ángulo de aquel edificio existe, y compró lo necesario para poner un puchero inmediatamente, tomando además huevos, carbón, bacalao..., pues ella no hacía nunca las cosas a medias. A la hora ya estaban remediados aquellos infelices, y otros que se agregaron, inducidos del olor que por toda la parte baja de la colmena prontamente se difundió. Y el Señor hubo de recompensar su caridad deparándole, entre los mendigos que al festín acudieron, un lisiado sin piernas, que andaba con los brazos, el cual le dio por fin noticias verídicas del extraviado Almudena.
        Dormía el moro en las casas de Ulpiano, y el día se lo pasaba rezando de firme y tocando en un guitarrillo de dos cuerdas que de Madrid había traído, todo ello sin moverse de un apartado muladar que cae debajo de la estación de las Pulgas, por la parte que mira hacia la puente segoviana. Allá se fue Benina despacito, porque el sujeto que la guiaba era de lenta andadura.

Benito Pérez Galdós, Misericordia, ed. Hernando S. A. Madrid 1976, p. 224-225

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        Y apenas hay medicina más eficaz para curar las enfermedades del ánima, ni medio más proporcionado para alcanzar la misericordia de Dios, pues él tiene dicho: Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia (Mt 5, 7). Y por el contrario, dice Santiago que se hará juicio sin misericordia al que no hubiere usado de ella (St 2, 13). Por lo cual los amadores de la perfección de la vida cristiana todo su estudio ponen en esta obra, y todo lo que tienen, emplean en ella.

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. II, F.U.E. Madrid 1994, p. 52

jueves, 24 de septiembre de 2015

Las llagas de Cristo

        Aquí, pues, tienes, ánima mía, dónde aprender, y con qué te reprehender, y también con qué te consolar: porque todos estos oficios hacen las virtudes y llagas de Cristo. Enseñan a los diligentes, corrigen a los negligentes, curan a los enfermos y esfuerzan a los flacos y desconfiados. Satisfagan, pues, oh eterno Padre, ante tu divino acatamiento su obediencia por mi desobediencia, su humildad por mi soberbia, su paciencia por mi impaciencia, su largueza por mi avaricia, y sus trabajos y asperezas por mis deleites y regalos. Su preciosa y no debida muerte te ofrezco por la muerte que yo te debo, y sus penas por las penas que yo merezco, y su cumplida satisfacción por todas las deudas de mis pecados, pues todo lo que por mi parte faltó, El perfectísimamente lo suplió. Y pues tú, Señor, no castigas una cosa dos veces, ya que en él castigaste mis culpas, no las quieras otra vez eternamente castigar en mí.

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. II, F.U.E. Madrid 1994, p. 376

miércoles, 23 de septiembre de 2015

La conformidad con la divina voluntad

        A estos grados se añade el cuarto, que es una perfectísima conformidad con la divina voluntad en todo lo que ordenare de nosotros, dejándonos guiar, como ovejas, de su providencia pastoral por honra y por deshonra, por infamia y por buena fama, por salud o por enfermedad, por muerte o por vida, abajando humildemente y alegremente la cabeza a todo lo que El ordenare de nos, y tomando con igual corazón los azotes y los regalos, los favores y los disfavores de su mano, no mirando lo que nos da, sino quién lo da, y el amor con que lo da: pues no con menos amor azota el padre a su hijo, que le regala, cuando ve que le conviene.
        Para este grado sirve la paciencia en los trabajos y adversidades, en la cual ponen los doctores tres grados excelentes: entre los cuales el primero es llevar los trabajos con paciencia, el segundo desearlos por amor de Dios, el tercero alegrarse en ellos por esta misma causa: El primer grado se ve claramente en la paciencia del sancto Job; el segundo, en el deseo que tuvieron algunos mártires del martirio: el tercero, en el alegría que recibieron los apóstoles por haber sido merecedores de padecer injurias por el nombre de Cristo. Y este mismo tuvo el Apóstol cuando en una parte dice que se gloriaba en las tribulaciones (Rm 5, 3); en otra, que se alegraba en sus enfermedades, en angustias, en azotes, etc. por Cristo ( Rm 5, 3); en otra, donde (tratando de su prisión) pide a los filipenses que le sean compañeros en el alegría que tenía por verse preso en aquella cadena por Cristo (Cf. 2 Co 11, 30; 12, 9). Y esta misma gracia escribe él que fue dada en aquellos tiempos a los fieles de las iglesias de Macedonia, los cuales tuvieron abundantísima alegría en medio de una grande tribulación.

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. II, F.U.E. Madrid 1994, p. 132

martes, 8 de septiembre de 2015

Las Indias Orientales y Occidentales, reinos de España

        A esto se responde que pluguiera a Dios que las cosas de la Iglesia estuvieran en tal estado, que no fuera necesario escribir libros en romance para aviso de confesores. Mas quien considerare cuántos curas y confesores, así clérigos como religiosos, habrá en todos los reinos de España (donde entran Castilla, Portugal, Aragón, Cataluña, Valencia, Galicia y reino de Granada, con las Indias Orientales y Occidentales), verá claramente cuántos millares de confesores habrá, no sólo en innumerables aldeas y lugares pequeños, sino en muy populosas y grandes ciudades, que ni saben latín, ni hay remedio para que dejen de confesar, y ni todos son tan rudos que dejen de entender algo, si lo leen en lengua inteligible, ni todos tan malos que no deseen saber algo para mejor ejercitar su oficio. Y supuesta esta común calamidad de la Iglesia (tan llorada de los buenos y tan sin esperanza de remedio, que dejar de todo punto el negocio sin remedio en estos tiempos), claramente se verá que menos inconveniente es socorrer a la Iglesia con esta manera de remedio, que dejar de todo punto el negocio sin remedio.

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. XIX, F.U.E. Madrid 1998, p. 202-4

jueves, 2 de julio de 2015

El caballo castizo

               El caballo también reconoce su generosidad, y cuando  es caballo castizo y bien pensado, y sale holgado de la caballeriza, apenas cabe en toda una calle, ladeándose ya a una parte, ya a otra, y acometiendo a querer correr o saltar, metiendo la cabeza en los pechos para aparecer más bien enfrenado y hermoso. Y lo que más es, siente también la hermosura de los jaeces, cuando son tales, y muestra con ellos mas brío y lozanía. A lo menos de Bucéfalo, caballo de Alexandre Magno, escribe Eliano que, estando enjaezado, no sufría que cabalgase en él más que solo Alexandre, y al tiempo del cabalgar se abajaba, para que más fácilmente subiese en él, mas quitados los jaeces, sufría a cualquier mozo de caballos (Cf. C. ELIANO, 'De natura animalium', VI, 44). Crió Dios este animal más para la guerra que para el trabajo, aunque él sirve para todo. Y por eso le dió todas las propiedades que para esto se requerían. Porque es animal soberbio, brioso, atrevido, fiel, belicoso y esforzado. En las cuales propiedades resplandece tanto el artificio de la divina Sabiduría, que el mismo Señor que lo crió, se pone a describirlas muy de propósito, hablando con el santo Job, por estas palabras: ¿por ventura serás tú poderoso para dar al caballo la fortaleza que yo le di?. (Jb 39,  19-25).

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. IX, F.U.E. Madrid 1996, p. 209-210

jueves, 18 de junio de 2015

Los Apóstoles atrajeron a todo el mundo

       La virtud es siempre hermosa, y suscita no sólo amor, sino también imitación. Así como los perfumes llenan de fragancia el ambiente, así la presencia de un hombre virtuoso ayuda al prójimo según san Gregorio de Nisa[1]. Con la rica fragancia de las virtudes atrajeron los Apostoles a todo el mundo, pudiendo decir con verdad: somos para Dios buen olor de Cristo[2]. Nada hay en este mundo más fragante y más suave que la virtud para quien tiene olfato para percibirlo. Así de bien olía el apóstol Pablo, que llegó a decir: Por lo demás, hermanos, atended a cuanto hay de verdadero, de honorable, de justo, de puro, de amable, de laudable, de virtuoso y de digno de alabanza; a eso estad atentos, y practicad lo que habéis aprendido y recibido y habéis oído y visto en mí[3].
         ¿Veis, pues, cómo enseña no sólo con palabras, sino más aún con el ejemplo, cómo instruye no sólo los oídos, sino también los ojos de los que lo ven con fulgor de sus virtudes? Pues eso es lo que principalmente recomendó el Señor a los pastores: Alumbre vuestra luz a los hombres de modo que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen a vuestro Padre, que está en los cielos[4].

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. XV, F.U.E. Madrid 1997, p. 370-1

Traducción de Álvaro Huerga





[1] S. GREGORIO NISSENUS, In Cant., homilia 1: PG 44, 783
[2] Co II 2, 15
[3] Co II, 2, 15; Flp 4, 8-9
[4] Mt 5, 16

miércoles, 17 de junio de 2015

Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?

        Esta caridad es la que pidió el Señor a Pedro, al preguntarle: Simón de Juan, ¿me amas más que éstos? Como si le dijese: ¡Oh Pedro!, si me amas de verdad y de corazón, si deseas la gloria de mi nombre, si amas como debes a mis ovejas, a las que yo amé más que a mi vida, si, finalmente, quieres corresponder en algún modo a lo mucho que me debes, apacienta mis ovejas, pues yo las apacenté con mi sangre, y, apacéntándolas, a mí en ellas me apacientas, me alimentas, y a mí das lo que por ellas haces. Yo dije: Lo que hicisteis a uno de mis pequeñuelos, a mí lo hicisteis. Y: éste es mi reposo y mi refrigerio, reanimar al que está cansado (Jn 21, 45). Si nada hay más mío que mi vida, ¿cuánto estimaré como mío a aquel por quien doy mi vida?.
        El que arde con esa caridad, cuanto más ama al Señor tanto con mayor vehemencia ama al prójimo (S. AMBROSIO, De officiis, I, 7: PL 16, 34).


Fray Luis de Granada, Obras Completas t. XV, F.U.E. Madrid 1997, p. 376-7

Traducción de Álvaro Huerga

lunes, 8 de junio de 2015

Se hizo nuestro sacrificio

        Pedro apóstol, por indicación y orden del Señor, encontró en la boca de un pez una estatera, con la que pagó el censo. Nuestro Señor encontró en nuestra humanidad el precio de su sangre, con el que pagar la deuda común del género humano. Lo que expresó Clemente de Alejandría con el símil bellísimo de la abeja: Así como ésta, dijo, libando las flores del huerto, construye el panal de miel, que paga al dueño del huerto en precio por las flores que ha libado, también el Salvador, tomando nuestra carne, hace con ella un panal de miel, con el que nos hace partícipes de su propia felicidad y salud.
        Este sacrificio, antes de ofrecerlo el Señor cruento en el patíbulo de la cruz, lo ofreció incruento en la última cena, y nos dio la facultad de ofrecerlo cada día. En el sacrificio diario de la misa ofrecemos a Dios Padre lo mismo que le ofreció él muriendo en la cruz: presentamos al sumo Padre el mismo cordero inmaculado, la misma víctima, y al mismo Hijo de Dios. Nada se pudo pensar más grato a Dios, ni más saludable para el hombre, que este sacrificio, pues al ser de una virtud infinita, tributa al Padre gloria infinita, y gana para nosotros la salvación eterna.
        En esto se manifiesta la bondad y el amor inmenso de nuestro Dios, a quien no le bastó con hacerse nuestro pan, y se hizo además nuestro sacrificio, para que lo comiéramos como pan vivo, que da la vida eterna, y lo ofreciéramos a Dios Padre por nuestros pecados como sacrificio verdadero y puro.

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. XXXV, F.U.E. Madrid 2002, p. 272-5

Transcripción y traducción de Ricardo Alarcón Buendía

domingo, 7 de junio de 2015

La sagrada Eucaristía

        Dicen que en una ciudad noble de España hay dos hospitales famosos, pensados y construidos con sensatez, uno de ellos para los enfermos que necesitan guardar cama, y el otro para los convalecientes, para que la mejoría lograda en uno se consolide en el otro con una comida delicada, y un cuidado y atención exquisitos. Algo similar parece haber hecho la sabiduría divina, que de los sacramentos destinados a diversas funciones, instituyó estos dos, para que uno se cuidara de sanar las almas enfermas y reavivar a las que estuvieran muertas; y el otro, de las ya curadas y traídas de la muerte a la vida; así, la salud y la vida logradas con la virtud de uno, se conservara con la del otro. Lo primero sucede con la confesión de los pecados, lo segundo recibiendo la sagrada Eucaristía, sin cuyo uso frecuente la vida espiritual no se conserva sin peligro.
        Por eso, hermanos, no es extraño que muchos pierdan enseguida la salud y la vida recibidas con el sacramento de la confesión, al no hacer uso del otro sacramento, con el que habrían debido conservarlas.

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. XXXV, F.U.E. Madrid 2002, p. 270-1

Transcripción y traducción de Ricardo Alarcón Buendía

jueves, 4 de junio de 2015

Corpus Christi

         Esto es lo que constituye nuestra mayor felicidad, pues ¿qué mayor alegría que ser amado por aquel sumo Señor de todas las cosas, en cuyas manos están puestos todos los tesoros de todos los bienes de la tierra y del cielo, el único que puede colmar al hombre de plena felicidad y de todas las riquezas? ¿Qué mayor prueba ni más evidente de este divino amor, que se haya dignado este Señor tan grande a darnos no sólo lo suyo, sino a sí mismo, y a hacerse uno con nosotros?.

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. XXXV, F.U.E. Madrid 202, p. 302-3

Transcripción y traducción de Ricardo Alarcón Buendía

viernes, 8 de mayo de 2015

La helada aprovecha a los sembrados

        No menos le aprovecha a los panes sembrados el tiempo de la helada que el del calor y la blandura, porque con lo uno arráiganse y apodéranse más en la tierra, y con lo otro suben y crescen hacia arriba. Por lo cual, crea vuestra reverencia que tan necesaria nos es a tiempos el resfriamiento de la caridad -para que nos conozcamos y echemos raíces de humildad-, como es el del calor y blandura del amor para que crezcamos en él. Y por tener yo de esto, por la misericordia del Señor, algún conoscimiento, me consolé mucho con la consolación que vuestra reverencia me da en su carta.

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. XIX, F.U.E. Madrid 1998, p. 26

martes, 5 de mayo de 2015

Pedro de Gante 'Catecismo de la doctrina cristiana'



Catecismo de Pedro de Gante
Catecismo de Pedro de Gante en la BNE (ca. 1525-1528; Vitrina/26/9)

'Códice Osuna', Manuscrito mexicano de la 2º mitad del s. XVI

El autor del 'Catecismo de la doctrina cristiana' representado en el 'Códice Osuna'
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        Otra comparación hallaremos en nuestra ánima que, como fue hecha a imagen de Dios, tiene alguna semejanza con él. Porque ella tiene tres facultades o potencias que llamamos ánima intelectiva. sensitiva y vegetativa. Con la intelectiva entendemos las cosas espirituales, imitación de los ángeles: con la sensitiva conocemos las cosas corporales, mediante los cinco sentidos, como también las conocen los brutos, y con la vegetativa se mantiene y sustenta nuestro cuerpo, y se digiere el manjar.

Fray Luis de Granada, Obras Completas, Tratado y modo de catequizar a los infieles t. XIII, F.U.E. Madrid 1997, p.479

martes, 28 de abril de 2015

La lumbre de la fe

        Pues en este ejemplo vemos cómo Dios cumplió su promesa multiplicando aquel pueblo en los tiempos susodichos, mas después que entrevinieron pecados, vino en esta gran disminución como les estaba profetizado.
        Pues lo mismo decimos del reino de Cristo, el cual por singular virtud y providencia de Dios, en medio de la tempestad de las persecuciones se iba de cada vez acrecentando y extendiendo por todo el mundo, como parece claro por los Martirologios, donde leemos que en todas las naciones hubo mártires santísimos hasta el tiempo del emperador Constantino, y así se acabó de henchir la tierra del conocimiento de Cristo. De  lo cual hallamos agora no pequeños indicios en las tierras de los infieles. Mas después que faltaron las persecuciones, con que los fieles andaban armados y apercibidos contra la furia de los tiranos, y cresció la prosperidad, y con ella la ambición, y la envidia, y las delicias, y el avaricia, raíz de todos los pecados, creciendo los vicios, se fue disminuyendo la fe, porque éste es el principal azote con que Dios los castiga, como él mismo lo amenaza en el Apocalipsi, avisando a sus iglesias que se enmienden y hagan penitencia, so pena que vendrá contra ellas, y les mudará el candelero de su lugar[1]. Este candelero es la lumbre de la fe, la cual permite nuestro Señor por su justo juicio que pierdan los que no se aprovechan della. De esta manera en el evangelio mandó quitar la moneda al que la tenía atada en un trapo, sin granjear con ella[2]. Y esto es lo que el mismo Señor dice en el evangelio: Al que tiene, darle han, y al que no tiene, eso que parece tener, que es la fe y esperanza muerta, le quitarán[3].

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. XIII, F.U.E. Madrid 1997, p. 434




[1] Ap 2, 5
[2] Cf. Lc 19, 24
[3] Lc 19, 26

Fray Pedro de Córdoba 'Doctrina cristiana para instrucción de los indios'

        Y al hombre dio Dios virtud de engendrar a otro hombre, porque cuando Dios creó al hombre no hizo más de un hombre y una mujer. Porque creó Dios al hombre y a la mujer para que de aquéllos y de los que de ellos descendiesen, se poblasen las sillas y lugares del cielo que los ángeles malos habían perdido, como arriba está dicho. Por eso dio Dios virtud de engendrar a los hombres, para que creciesen y se multiplicasen hasta cumplir el número que era menester para poblar las sillas del cielo que quedaron vacías. Y también porque los hombres mueren, es por esto menester que nazcan otros, porque el mundo no se despueble antes del tiempo que Dios tiene ordenado que se acabe, que será el día del  juicio, como arriba está dicho.
        Y, asimismo, dio Dios virtud a todas las cosas que creó, las cuales mueren y se acaban, para que pudiesen engendrar otras como ellas. Y así creó Dios los primeros árboles y las primeras hierbas, y los primeros peces y los primeros animales. Y les dio Dios virtud para que aquellos pudiesen engendrar a otros como ellos, y así han multiplicado por todo el mundo, y se han sostenido hasta ahora, y durarán hasta el fin del mundo. Y así dio Dios virtud a Adán y a Eva para que engendrasen a otros como ellos, y sus hijos a otros, y los otros a los otros, hasta llegar a este tiempo y hasta el fin del mundo.

PEDRO DE CÓRDOBA, Doctrina cristiana para instrucción de los indios, México 1544 y 1548; en edición de Miguel A. Medina O.P., San Esteban, Salamanca 1987, p. 254

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        Demás de lo dicho, confiesa la fe y religión cristiana la resurrección general de todos los cuerpos. Porque quiere aquel justísimo Juez que así como los buenos con cuerpos y ánimas trabajaron en el servicio de su Criador, ansí en ambos sean galardonados. Y como los malos también con ambas cosas le ofendieron, en ambas sean penitenciados, porque tenga el cuerpo su parte en la pena, pues la tuvo en la culpa, antes él por la mayor parte fue la causa de ella. Ni se puede decir que esto sea imposible a Dios, porque el que de un poco de sangre de una mujer formó nuestro cuerpo en las entrañas de la madre, con todos los miembros y sentidos y órganos que tiene, también lo podrá volver a renovar del polvo y ceniza en que se resolvió, cuando quisiere. Y el que de una pepita de un naranjo crió un árbol, y de un piñoncillo un pino tan grande, y finalmente quien de nada crió este tan grande mundo, mucho más podrá de la tierra, en que el cuerpo muerto se convirtió, volver a rehacerlo.

Fray Luis de Granada, Obras Completas, Tratado y modo de catequizar a los infieles t. XIII, F.U.E. Madrid 1997, p.456-7

viernes, 17 de abril de 2015

Resurrección de Cristo

        
Cristo Resucitado a su paso por Artillería (Fot: CTA, Cartagena)
        No sale tan hermoso el lucero de la mañana, como resplandeció en los ojos de la Madre aquella cara llena de gracias y aquel espejo sin mancilla de la gloria divina. Ve el cuerpo del Hijo resucitado y glorioso, despedidas ya todas las fealdades pasadas, vuelta la gracia de aquellos ojos divinos y resucitada y acrecentada su primera hermosura. Las aberturas de las llagas, que eran para la Madre como cuchillos de dolor, verlas hechas fuentes de amor; al que vio penar entre dolores, verle acompañado de ángeles y santos; al que la encomendaba desde la cruz al discípulo, ve cómo ahora extiende sus amororosos brazos y le da dulce paz en el rostro; al que tuvo muerto en sus brazos, verle ahora resucitado ante sus ojos. Tiénele, no le deja; abrázalo y pídele que no se le vaya; entonces enmudecida de dolor, no sabía qué decir, ahora, enmudecida de alegría, no puede hablar.

Trono y Portapasos (Fot: CTA, Cartagena)
Fray Luis de Granada, Libro de la oración y meditación, Palabra 2ª edición, Madrid 1979, 26, 4, 16; por cortesía de A. Carrillo

miércoles, 8 de abril de 2015

En abril, aguas mil

         Del refranero español sacamos abundantes sentencias que nos ayudan a filosofar sobre los acontecimientos de nuestro entorno. Los abuelos son muy aficionados a aconsejar con los refranes, A quien madruga, Dios le ayuda, dicen; y No hay mal, que por bien no venga. El refranero español es riquísimo en lo que llamamos sabiduría popular, nacida de la experiencia. Este año parece que conviene aquel que dice: Marzo ventoso, y Abril lluvioso, hacen a Mayo florido y hermoso, o aquel otro En Abril, aguas mil, sobre los beneficios de las lluvias frecuentes.       

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        Mas los cristianos, demás de estas obras de naturaleza, tenemos las de gracia, que son más altas, y nos dan mayor conocimientos de lo que es más glorioso en Dios, que es de su bondad y misericordia, y aunque las de gracia sean más excelentes, porque tienen más alto fin, que es la santificación y deificación del hombre, pero como las obras de naturaleza sean hijas del mismo padre, y efectos de la misma causa, también nos dan conocimiento del principio de do proceden. Esto nos declaran los cuatro postreros capítulos del libro de Job (Cf. Jb 39-42), en los cuales, hablando Dios con este santo, le da conocimiento de su omnipotencia y sabiduría y providencia, representándole las maravillas de las obras que en este mundo visible tiene hechas. Para lo cual, comenzando por las partes mayores del universo, y declarando la grandeza de ellas que son cielos, tierra y mar, discurre luego por todas las otras menores, esto es, por las lluvias, nieves, heladas, vientos, truenos y relámpagos, que se engendran en la media región del aire. Después de los cual desciende a tratar de los animales de la tierra. Y de las aves del aire, de la grandeza y fortaleza de los grandes peces de la mar. Y por estas cosas en que la sabiduría y omnipotencia divina resplandesce, se da a conocer a aquel sancto varón, enseñándole a filosofar en este gran libro de las criaturas, las cuales, cada una a su manera, predican la gloria del artífice que las crió.


Fray Luis de Granada, Obras Completas t. IX, F.U.E. Madrid 1996 p. 35