jueves, 15 de enero de 2015

Sermón sobre S. Juan Bautista

        De la predicación cordobesa de fray Luis nos consta el hecho. Mas no el modo. Por fortuna, a un joven de veinte años, inteligente, con deseos de aprender, le encanta escucharle y nos da interesantes noticias. Ese joven será "predicador de reyes y rey de predicadores". Se llama Agustín Salucio. Es de Jerez de la Frontera. Ha estudiado humanidades en Palma del Río. Ahora está haciendo en Córdoba los cursos de filosofía y teología. No tardará en obtener plaza de colegial en San Gregorio  de Valladolid. El 24 de junio de 1544 oyó un memorable sermón de fray Luis. He aquí cómo lo rememora:
        Oí yo un sermón, día de San Juan Bautista, al padre fray Luis de Granada en San Pablo de Córdoba, año de 44; y tenía muy poco auditorio.
      Dijo, por entrada de su sermón, con cuánto consuelo predicaba a aquellos pocos que allí veía, por juzgar que era un montoncito de grano a quien la tormenta del viento de aquella noche, que había volado no sólo el tamo, sino la paja y granzones, no había podido sacar de la era de la iglesia. Y fue, sin duda, maravilloso sermón el de aquel día, en que, después de mil lindezas que dijo del Bautista, se volvió a hablar con él como un niño que, vestido de jerga y de cilicio, andaba por un desierto carpido del cielo y tórrido de los calores, que se curtía no para pastor, sino para predicador de penitencia. Y, con gran devoción y ternura de palabras y espíritu, le dijo, como si le encontrara:
     ¿Cúyo eres, pastorcico, ermitañico, santo? ¿Quién te trajo por estos yermos y te dejó solo? ¿Por qué hominicidios, por qué sacrilegios así te afliges con tan rigurosa penitencia? ¿Qué sería bien que hiciese yo, que hago tu oficio?.
        Y otras cosas que él supo decir, de que yo no me acuerdo (A. SALUCIO, Aviso para los predicadores del Santo Evangelio, Juan Flors, Barcelona 1959 p. 173)
        Hay que agradecerle a Salucio esta información, este trozo. Así predicaba fray Luis. En cuanto a lo demás que dijo, Salucio nos da una pista: vamos derechos a las conciones, y, ¡oh grata sorpresa!, descubrimos el fragmento reportado por Salucio y todo lo que olvidó. El hallazgo no acaba ahí: descubrimos también que fray Luis no improvisaba, sino que preparaba con acucioso estudio sus sermones y los escribía. El sermón del 24 de junio de 1544 lo había escrito, y lo conservó, y lo publicó, si bien traducido por él mismo al latín. Desconocemos el texto castellano, mas no el meollo. Y concluimos: un buen lote de los sermones que fray Luis publicó en latín se fraguaron en Escalaceli, aquí se escribieron en romance, y se predicaron en los púlpitos cordobeses, en los púlpitos granadinos, en los púlpitos extremeños...



San Juan Bautista en Sto.         Domingo (Cartagena) 


        ¡Lástima que no se conserven en su redacción original! Nos compensan, en algún modo, las noticias que acabamos de exponer. Y la verificación casi palpable de que los años que fray Luis pasó en Escalaceli fueron años tranquilos, encantadores, fecundos.

Álvaro Huerga Teruelo, Fray Luis de Granada, B.A.C. Madrid 1988, p. 80-83