jueves, 28 de abril de 2016

Ramón Robres Lluch

        En 1948 Ramón Robres, canónigo archivero de Valencia, publicó Sermón del Santísimo Sacramento, que estaba, hasta la fecha inédito en el archivo del Colegio de Corpus Christi, alias del Patriarca. En el estudio preliminar rememora muy oportunamente que san Juan de Ávila, san Juan de Rivera y fray Luis estaban unidos no sólo por la amistad, sino en la entrañable devoción al Santísimo Sacramento. Curiosamente, el primero de los Tratados menores de fray Luis es eucarístico. Y del mismo cuño y fragua es el postrero.


Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. XV,  F.U.E. Madrid 1997 p. 486. Nota Crítica por A. Huerga; Ramón Robres, Un sermón inédito de fray Luis de Granada, Boletín de la sociedad castellonense de cultura, 24, 1948 pp. 33-52

martes, 26 de abril de 2016

Del pavón

        Pues ¿qué diré de la hermosura del cuello que sube del pecho hasta la cabeza, y de aquel color verde que sobrepuja la fineza de toda la verdura del mundo? Y lo que pone más admiración es que todas aquellas plumillas que visten este cuello, son tan parejas y tan iguales entre sí, que ni una sola se desordena en ser mayor o menor que otra. De donde resulta parecer más aquella verdura una pieza de seda verde, como dijimos, que cosa compuesta de todas esas plumillas. No faltaba aquí sino una corona real para la cabeza de esta ave: mas en lugar de ella tiene aquellas tres plumillas que hacen como una diadema, y son el remate de la hermosura de esta ave. Y como tengan estas tres plumicas tanta gracia, y no sirvan más que para su hermosura, vese claro que de propósito se puso el Criador a pintar esta ave tan hermosa.


Pavo real en el Castillo

Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. IX,  F.U.E. Madrid 1996 p. 214


Setiembre en Nuestra Señora do Cabo

        A este propósito de la medicina pertenece la mudanza de los lugares, que así las aves como los peces buscan para la conservación de su salud. En un cierto paraje de Portugal vecino a la mar, que se llama Nuestra Señora do Cabo, se junta por el mes de setiembre una gran muchedumbre de diversas avecillas, para pasar en Africa a tener allí el invierno más templado. Y por esta ocasión acuden allí los cazadores, y con poca industria toman gran número de ellas. Y es cosa para notar que como buenos y fieles compañeros se esperan unas a otras para hacer juntas aquella jornada. Y pasado el invierno, huyen de los calores de Africa y vuelven a los aires más templados de España.

Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. IX,  F.U.E. Madrid 1996 p. 151-152

Los cuervos marinos, las gaviotas, el erizo de mar y las garzas

        Bien sé que las aves también adivinan las tormentas, porque los cuervos marinos y las gaviotas, que huelgan naturalmente con el mar alto, adivinando la tempestad como este erizo, se acogen a la playa, donde están más seguras. Y las garzas también, que huelgan con las lagunas de agua, de cuyos peces se mantienen, barruntan las grandes lluvias y tempestades del aire, de las cuales se libran volando sobre las nubes, donde está el cielo y aire sereno.

El erizo púrpura de California (Fot: Charles HollahanNeoFronteras.com)
Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. IX,  F.U.E. Madrid 1996 p. 153

Shakespeare: su visión poética

        Mejor orientado hacia el descubrimiento de la verdad considero a Tillyard cuando supone al Shakespeare de este período como impulsado por el deseo de mostrarnos un mundo coherente y completo, paralelo al de La divina comedia, mediante el desarrollo de temas trágicos que van más allá de sus conclusiones dramáticas naturales y acoplan planos de realidad que ofrecen una perspectiva religiosa (E. M. W. Tillyard: Shakespeare's Last Plays, 1938). De excelente buen juicio y profundidad es, asimismo, la opinión de John Masefield (William Shakespeare, 1954), cuando atribuye el cambio entre las dos modalidaes de Shakespeare a la caridad de alma que la edad trae consigo y al descubrimiento que tarde o temprano realiza todo artista de que todo es ilusión. Y en esta directriz se halla John Vyvyan (The Shakespearean Ethic, 1959), al indicar que el cambio de intención puede ser debido al interés que Shakespeare manifiesta en su última etapa en realzar el valor y el significado de la existencia: en utilizar en un sentido tradicional, religioso, el material trágico para ofrecernos una visión casi teológica y convincentemente poética de la vida.

Esteban Pujals, Drama, pensamiento y poesía en la Literatura inglesa, ed. Rialp, Madrid 1965, p. 130-131

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        Siempre es Fray Luis el predicador que con palabra hablada o escrita exhorta a la perfección cristiana de la vida. Varía, sin embargo, el modo como lo hace. A veces deja hablar a su fervoroso amor de esteta cristiano por las criaturas visibles y rompe a cantar salmos de alabanza; así en tantas páginas de la Introducción del Símbolo de la Fe. Ganivet, otro granadino, veía en la Introducción el paradigma de la Cosmología cristiana: no una clasificación ni una descripción, sino un cántico, donde todos los seres creados se muestren con luz divina, viviendo de un mismo soplo de vida y amor. Hay, en cambio días en que prefiere ser asceta y seguir la vía pedregosa y renuente del contemptus mundi: su lenguaje no es entonces el salmo, sino el treno. Azorín ha condensado en tres famosas plalabras -Miserere, pobre Yorick- la impresión terrible que producen muchos fragmentos del Libro de la oración. Muéstrase más puramente como educador o consejero en otras ocasiones, y entonces sabe hallar a su expresión una manera templada, equidistante del cántico y del treno. Cantor, asceta o consejero es siempre, según su edad, su situación y su propósito, nuestro constante y tornadizo Fray Luis de Granada. Su vida de escritor cumple cristiana y humanamente la sentencia del filósofo tudesco: eadem, sed aliter; es la misma siempre, pero siempre de modo distinto.

Pedro Laín Entralgo, La antropología en la obra de fray Luis de Granada, C.S.I.C., Madrid 1988, p. 280

San Isidoro 'Etimologías'

CAPVT V. DE QVATTVOR HVMORIBVS CORPORIS
CAPÍTULO V. DE LOS CUATRO HUMORES DEL CUERPO



3. Todas las enfermedades nacen de los cuatro humores, a saber: de la sangre, de la hiel, de la melancolía y de la flema. Por ellos se rigen en efecto los sanos, y por ellos se dañan los enfermos. Pues en cuanto crecen ampliamente fuera del curso de la naturaleza, provocan enfermedades. Y del mismo modo que hay cuatro elementos, así también hay cuatro humores, y cada humor imita a su elemento: la sangre al aire; la cólera al fuego; la melancolía a la tierra; y la flema al agua. Y los cuatro humores son como los cuatro elementos que conservan nuestros cuerpos.

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        Mas entre estas tres facultades es más admirable la primera, que es la atractiva. Porque como en aquella masa de la sangre vayan los cuatro humores de que están compuestos nuestros cuerpos, que son sangre, flema, cólera y melancolía, cada miembro, como si tuviese juicio y sentido, toma lo que conviene a su naturaleza, y no toca en lo demás.

Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. IX,  F.U.E. Madrid 1996 p. 231

viernes, 22 de abril de 2016

D. Quijote recomienda 'la misericordia'

—Así es la verdad —respondió Sancho—, pero fue cuando muchacho; pero después, algo hombrecillo, gansos fueron los que guardé, que no puercos. Pero esto paréceme a mí que no hace al caso, que no todos los que gobiernan vienen de casta de reyes21.
—Así es verdad —replicó don Quijote—, por lo cual los no de principios nobles deben acompañar la gravedad del cargo que ejercitanVI con una blanda suavidad que, guiada por la prudencia, los libre de la murmuración maliciosa, de quien no hay estado que se escape22.
»Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje23, y no te desprecies de decir que vienes de labradores24, porque viendo que no te corres25, ninguno se pondrá a correrte, y préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio. Inumerables son aquellos que de baja estirpe nacidos, han subido a la suma dignidad pontificia e imperatoria; y desta verdad te pudiera traer tantos ejemplosVII, que te cansaran.
»Mira, Sancho: si tomas por medio a la virtud y te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para qué tener envidia a los que padres y agüelos tienenVIIIpríncipes y señores26, porque la sangre se hereda y la virtud se aquista27, y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale.
»Siendo esto así, como lo es, que si acasoIX viniere a verte cuando estés en tu ínsula alguno de tus parientes, no le desechesX ni le afrentes, antes le has de acoger, agasajar y regalar, que con esto satisfarás al cielo, que gusta que nadie se desprecie de lo que él hizo y corresponderás a lo que debes a la naturaleza bien concertada28.
»Si trujeres a tu mujer contigo (porque no es bien que los que asisten a gobiernos de mucho tiempo estén sin las propias), enséñala, doctrínala y desbástala de su natural rudeza, porque todo lo que suele adquirir un gobernador discreto suele perder y derramar una mujer rústica y tonta.
»Si acaso enviudares, cosa que puedeXI suceder, y con el cargo mejorares de consorte, no la tomes tal que te sirva de anzuelo y de caña de pescar, y del “no quiero de tu capilla”29, porque en verdad te digo que de todo aquello que la mujer del juez recibiere ha de dar cuenta el marido en la residencia universal30, donde pagará con el cuatro tanto en la muerte las partidas de que no se hubiere hecho cargo en la vida31.
»Nunca te guíes por la ley del encaje32, que suele tener mucha cabida con los ignorantes que presumen de agudos.
»Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia que las informaciones del rico33.
»Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico como por entre los sollozos e importunidades del pobre.
»Cuando pudiere y debiere tener lugar la equidad, no cargues todo el rigor de la ley al delincuente, que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo.
»Si acaso doblares la vara de la justicia34, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia.


»Cuando te sucediere juzgar algún pleito de algún tu enemigo, aparta las mientes de tu injuria y ponlasXII en la verdad del caso.

Miguel de Cervantes Saavedra, Don Quijote de la Mancha Parte II, Centro Virtual Cervantes, cap. XLII, p. 2

Eva Vázquez (El País por G. Marín Garzo, 23-4-2014)
    
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        Y porque la limosna tiene tanto parentesco con la misericordia, pues dijimos ya de la limosna, digamos ahora de la misericordia. Misericordia dice san Agustín que es compasión del ánimo lastimado, con dádiva de algún beneficio, para que compadeciéndonos del prójimo, lo proveamos de algún socorro (S. AGUSTÍN, De moribus Ecclesiae, I, 27: PL 32, 1332-3). Por lo cual este nombre de misericordia muchas veces se toma por limosna, conforme aquello del Eclesiástico que dice: 'Toda misericordia aparejará lugar al hombre según el mérito de sus obras' ( Si 16, 15). Y san Crisóstomo dice: 'La misericordia es fortaleza de nuestra salud, ornamento de nuestra fe y perdón de nuestros pecados. Ésta es la que prueba a los justos, esfuerza a los santos y declara cuáles son los verdaderos siervos de Dios' (S. JUAN CRISÓSTOMO, In Mt., hom. 47, 4: PG 58, 486). Finalmente san Ambrosio dice que la 'suma de toda la vida cristiana consiste en piedad y misericordia (S. AMBROSIO, In 1 Tm 4, 7: PL 17, 500).


Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. XXI,  F.U.E. Madrid 1999 p. 74-75


Transcripción del texto portugués de José Luis de Almeida Monteiro; Traducción del portugués de Justo Cuervo


Los sacerdotes

        A los cuales así escogidos y ordenados se da la gracia singular en este sacramento. La cual gracia es una virtud por la cual son firmes y eficaces delante de Dios aquellas cosas de su ministerio, que ellos hacen según el regimiento que tienen de Cristo y de la Iglesia, no solamente si son dignos de tal virtud, mas aunque no sean dignos. Porque puesto que se requiere que sean los que hemos dicho, pero los sacramentos no penden de su virtud ni santidad, sino de la virtud de las palabras de Cristo que los instituyó.

Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. XXI,  F.U.E. Madrid 1999 p. 184-5

Transcripción del texto portugués de José Luis de Almeida Monteiro; Traducción del portugués de Justo Cuervo

Resurrección de Jesucristo

       Ya , Señor, habéis glorificado y alegrado esa carne santísima que con vos padeció en la cruz: acordaos que también es vuestra carne la de vuestra madre y que también padeció ella con Vos viéndoos padecer en la cruz. Ella fue crucificada con Vos: justo es que también resucite con Vos. Sentencia es de vuestro Apóstol que los que fueron compañeros de vuestras penas, también lo han de ser de vuestra gloria (Rm 6, 5); y pues esta Señora os fue fiel compañera desde el pesebre hasta la cruz en todas vuestras penas, justo es que también ahora lo sea de vuestras alegrías. Serenad aquel cielo oscurecido, descubrid aquella luna eclipsada, deshaced aquellas nieblas de su alma entristecida, enjugad las lágrimas de aquellos virginales ojos, y mandad que vuelva el verano florido después del invierno de tantas aguas.

Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. XXI,  F.U.E. Madrid 1999 p. 340-341


Transcripción del texto portugués de José Luis de Almeida Monteiro; Traducción del portugués de Justo Cuervo

El perfecto predicador

        En cuarto lugar, según pienso, debe añadirse a lo que hasta aquí dijimos, que quien resuelve ejercitarse en este divino ministerio, atienda con diligencia con qué espíritu e intención lo emprende; esto es, que vea si entra por la puerta en el aprisco de las ovejas (Cf. Jn 10, 1) o si sube por otra parte. La puerta, o bien es el ardiente deseo de la verdadera caridad, o la obediencia de los superiores. Porque nadie debe subir a esta grada de honor, si no es llamado de Dios, como Aarón. Pues dijo bien el Apóstol: ¿Cómo predicarán si no son enviados? (Rm 10, 15). Ni basta que la misma obra sea de suyo piadosa y santa, para que deba uno emprenderla, si no tiene fuerzas suficientes para llevar la carga: quiero decir, si no está adornado de las virtudes de que hicimos mención.

Santo Domingo de Guzmán (Fot: osma-soria.org)
Fray Luis de Granada, Obras Completas t. XXIII, F.U.E., Madrid 1999 p. 482-483 Traducción auspiciada por José Climent

jueves, 21 de abril de 2016

San Pablo

        Pero de esta ampliación tenemos en el mismo santo padre otro ejemplo muy oportuno, en el cual califica por uno de los más estupendos milagros la conversión de todo el mundo, acabada por la predicación y sudores de san Pablo, amplificando el negocio por todas sus circunstancias, y haciéndolo sumamente admirable. Dice, pues, así: ¿Cómo pudo Pablo con aquella arte tan mecánica inspirar tanta virtud cuanta el mismo suceso testifica? Pues un hombre plebeyo, humilde y, al parecer de los gentiles, un charlatán, que se ocupaba en curtir pieles, se aprovechó tanto en la virtud que en el espacio apenas de treinta años, sojuzgó al imperio de la verdad a los romanos, persas, partos, medios, indios, escitas, etíopes, sauromatas, sarracenos, y a todo el linaje humano (S. JUAN CRISÓSTOMO, Adv. judaeos, oratio 5: PG 48, 885)

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. XXII, F.U.E., Madrid 1999 p. 280-281; Traducción auspiciada por José Climent

sábado, 16 de abril de 2016

Fiesta de todos los santos

TEMA: Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos (Mt 5,3)

        Lo que suelen hacer los médicos cuando alguno está inapetente, eso mismo hace la Iglesia en la solemnidad de todos los santos. Los médicos ofrecen al inapetente varias clases de manjares, esperando dar con alguno que despierte el apetito del enfermo.  La Iglesia prepara hoy un variadísimo banquete, abastado de todo género de apetitosos manjares, preparados por el Espíritu divino, para los que sufren inapetencia espiritual, a ver si encuentran alguno que no le dé repugnancia y lo comen. Nos brinda hoy espléndidos manjares -ejemplos- de santos patriarcas, profetas, apóstoles, mártires, confesores y vírgenes, adornados con varias especias de virtudes, con las que ellos arribaron al puerto de la bienaventuranza...
        ¿Qué significa lo que el santo evangelista cuenta: Y abriendo su boca, les enseñaba diciendo: bienaventurados los pobres, etc.? ¿Por qué dice: ¿Abriendo su boca? ¿Es que hay alguno que hable sin abrir la boca? ¿O es que el cronista de la historia divina quiso explicarse con palabras innecesarias? De ningún modo. Con esas palabras pretendió decirnos que una cosa parecía el que hablaba y otra el que era: parecía un hombre, hablaba Dios en su humanidad. El hombre abría la boca, Dios hablaba por ella; el hombre formaba las palabras, la sapiencia increada del Padre la llenaba de contenido divino.

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. XLIV, F.U.E., Madrid 2004 p.  221-223; Traducción de Álvaro Huerga Teruelo

miércoles, 13 de abril de 2016

Gerald Brenan 'Al sur de Granada'

        El festival siguiente se celebraba el día de San Marcos, que cae el veinticinco de abril. Para el campesino español, San Marcos no es el autor de uno de los Evangelios sinópticos, fuente Q de las narraciones de San Mateo y San Lucas y tema de muchos trabajos eruditos de los profesores de Tubinga, sino el santo patrón de los toros y de todos los animales de pasto. Así pues, en ese día eran todos llevados a recibir la bendición. Detrás de su imagen de madera se formaba una procesión, en la que cada uno conducía su vaca, cabra, mula o asno, con un ramo de flores atado al cuerno o a la oreja, y los pastores y cabreros conducían sus rebaños delante de ellos. De manera que toda la población animal recorría las angostas calles hasta desembocar en la plaza de la iglesia, donde el párroco, dando vueltas a su alrededor, los bendecía e incensaba. Tan pronto como la ceremonia terminaba se distribuían unos bollos de pan, conocidos cono roscos, uno por cada persona y animal. Constituían el don de una hermandad cuyos miembros sorteaban todos los años para saber quién debería proporcionar la harina para hacer los panes. Una vez bendecidos por el párroco se colgaban de los cuernos de las vacas y cabras y sobre las orejas de los burros, y la procesión regresaba por el barrio bajo. Se repartían otros roscos a los amigos y parientes, a los que se deseaba buena suerte, y al final del día se daba de comer uno a cada animal. En nuestra aldea, con sus calles pinas y tortuosas, lo más pintoresco y pagano era esta procesión de toda clase de animales, adornados con flores y conducidos por sus dueños, ancianos, mujeres y niños.

Gerald Brenan, Al Sur de Granada, s. XXI, Madrid 1988 p. 74-75

                                             

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        Segunda razón: A esta razón se añade otra muy acomodada a la capacidad del pueblo, y muy eficaz, que es ver las habilidades que todos los animales tienen para su conservación, esto es, para buscar mantenimiento, y para defenderse en sus peligros, y para curarse en sus enfermedades, y para criar sus hijos. En las cuales cosas hacen todo lo que a estos fines pertenece, tan perfectamente como si tuvieran razón, no la teniendo. De donde se concluye haber en el mundo una suma razón y sabiduría que crió todos estos animales con tales inclinaciones, que por medio de ellas hagan todo aquello que conviene para su conservación, tan enteramente como si tuvieran razón. Esto tratamos en nuestra Introducción del símbolo por muchos y diversos ejemplos en que esto se ve claro, de los cuales apuntaremos aquí algunos brevemente.

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. XIII, F.U.E., Madrid 1997 p. 20-21

sábado, 9 de abril de 2016

Hombre fue como nosotros

        De manera que aunque él fue hombre como nosotros en la naturaleza, no lo fue en la dignidad ni en la gloria. Hombre fue de verdad como nos: mas concebido como dijimos, de Espíritu Sancto, nascido de madre virgen, alabado de ángeles, anunciado de profetas, y deseado de todas las gentes. Hombre fue como nos: mas hombre que sanctificaba los hombres, que sanaba los enfermos, que alumbraba los ciegos, que alimpiaba los leprosos, que hacía andar los cojos y resuscitaba los muertos. Hombre fue como nos: mas hombre a quien obedescía la mar, a quien servían los elementos, a quien testificaban los cielos, de quien temblaban los demonios, y a quien glorificaban las voces de Dios. Hombre fue, y así murió como hombre: mas muerto venció la muerte, y sepultado saqueó al infierno, y saqueado el infierno, subió al cielo, y subido al cielo, envió al Espíritu Santo, con el cual sanctificó al mundo.



Fray Luis de Granada, Obras Completas t. V, F.U.E., Madrid 1995 p. 169

Líbranos del mal

SÉPTIMA PETICIÓN

         La séptima petición es: Líbranos del mal.
     Ésta no solamente es una abundante declaración de la petición pasada, mas es una suma o recapitulación de toda la oración, en que pedimos que seamos guardados de todo aquello que puede encaminarnos a desagradar u olvidar a nuestro santísimo Padre. El principal mal que en esta petición hemos de entender es el demonio, y luego todas las obras que de él salen. Él es malo y autor de todo mal, y a él hemos de tener por la principal causa de nuetros males. Él causó nuestro pecado, él es el autor de la muerte, él urdió la condenación de los hombres, y no es otro su ejercicio sino procurar nuestros males, no solamente del alma, mas también del cuerpo. De aquí hemos de tomar aviso que cuando nuestro prójimo nos hiciere algún mal, luego le perdonemos por él, y que antes tengamos piedad de él que rencor y malquerencia, porque cayó en las manos de nuestro enemigo, contra el cual hemos de pasar todo nuestro enojo y enemistad, por tenerlo enlazado en sus redes.

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. X, F.U.E., Madrid 1996 p. 31; Transcripción del texto portugués de José Luis Almeida Monteiro; Traducción al español de Justo Cuervo

lunes, 4 de abril de 2016

El don de la fe según S. Juan de Ávila

        Es muy razonable, doncella de Cristo, que todos los que somos cristianos agradezcamos muy de corazón al Señor, que graciosamente nos haya concedido el don de la fe con que lo seamos. Y no hay razón para que se nos pase un día sin confesar esta fe, diciendo el Credo, al menos dos veces, por la mañana y por la noche, ni sin darle gracias al que nos concedió el don de darnos esta fe.


Juan de Ávila, Audi Filia, ed. San Pablo, Madrid 2013, p. 212

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        Porque como la fe sea fundamento de todo el edificio espiritual, así como derribada la casa, todavía quedan los cimientos enteros, así derribado el edificio espiritual de las virtudes  por el pecado mortal, todavía queda el fundamento de la fe entero, y junto con él la esperanza, compañera de la fe, aunque quedan informes, que es, sin la vida y perfección que la caridad les da. Mas aquí también es de notar que la más firme y segura guarda que tiene la fe, es la pureza de vida y la buena conciencia. Porque como la fe mueva los hombres a bien vivir, si la tenemos ociosa y no la empleamos en éste, viene a ser de ella lo que se suele decir del caballo que se manca en la caballeriza, y del hierro que si no se usa, se cubre de orín, y él mismo se consume.

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. X, F.U.E., Madrid 1996 p. 31