miércoles, 8 de noviembre de 2017

La semejanza de Dios

        Fue este remedio proporcionado para la cura de  nuestra caída, que fue desear el hombre como también deseó el ángel, la semejanza de Dios, la cual prometió la serpiente a la mujer, cuando le dijo que comiendo de aquel árbol serían ella y su marido como Dios (Cf. Gn 3,5). Dijo, pues, Dios, como escribe sant Bernardo: Esta gente se pierde por imitarme y ser semejante a mí: pues quiero hacerme tal, que imitándome ellos, no sea para perderse, sino para salvarse. Deseabas, pues, hombre, ser semejante a Dios, porque ésta es la mayor gloria que puede haber después de Dios, cata aquí a Dios en tal figura que lo puedas imitar sin peligro, y alcanzar esa semejanza que deseas (Obras t. XI, F.U.E. Madrid 1996 p. 129)

FRAY LUIS DE GRANADA, Obras t. XI, F.U.E. Madrid 1996 p. 12