No menos le aprovecha a los panes sembrados el tiempo de la helada que el del calor y la blandura, porque con lo uno arráiganse y apodéranse más en la tierra, y con lo otro suben y crescen hacia arriba. Por lo cual, crea vuestra reverencia que tan necesaria nos es a tiempos el resfriamiento de la caridad -para que nos conozcamos y echemos raíces de humildad-, como es el del calor y blandura del amor para que crezcamos en él. Y por tener yo de esto, por la misericordia del Señor, algún conoscimiento, me consolé mucho con la consolación que vuestra reverencia me da en su carta.
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