Como el fundamento de nuestra salud sea el conocimiento y amor de nuestro Salvador, toda la ley y los profetas y todas las Escrituras santas están siempre mirando a él. Por eso no se contentó el autor de ellas, que es el Espíritu Santo, con que muchos de los santos patriarcas lo representasen en sus personas, sino quiso también que todos los sacrificios fuesen imagen y figura de aquel sumo sacrificio que se había de ofrecer en la cruz. Entre los cuales el primero y más celebrado y más lleno de misterios es el del cordero pascual.
FRAY LUIS DE GRANADA, Obras Completas t. XI, F.U.E. Madrid 1996, p. 209
No hay comentarios:
Publicar un comentario