De
manera que aunque él fue hombre como nosotros en la naturaleza, no lo fue en la
dignidad ni en la gloria. Hombre fue de verdad como nos: mas concebido como
dijimos, de Espíritu Sancto, nascido de madre virgen, alabado de ángeles,
anunciado de profetas, y deseado de todas las gentes. Hombre fue como nos: mas
hombre que sanctificaba los hombres, que sanaba los enfermos, que alumbraba los
ciegos, que alimpiaba los leprosos, que hacía andar los cojos y resuscitaba los
muertos. Hombre fue como nos: mas hombre a quien obedescía la mar, a quien
servían los elementos, a quien testificaban los cielos, de quien temblaban los
demonios, y a quien glorificaban las voces de Dios. Hombre fue, y así murió
como hombre: mas muerto venció la muerte, y sepultado saqueó al infierno, y
saqueado el infierno, subió al cielo, y subido al cielo, envió al Espíritu Santo,
con el cual sanctificó al mundo.
Fray Luis de Granada, Obras Completas t. V, F.U.E., Madrid 1995 p. 169
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