Bien sé que las aves también adivinan las tormentas, porque los cuervos marinos y las gaviotas, que huelgan naturalmente con el mar alto, adivinando la tempestad como este erizo, se acogen a la playa, donde están más seguras. Y las garzas también, que huelgan con las lagunas de agua, de cuyos peces se mantienen, barruntan las grandes lluvias y tempestades del aire, de las cuales se libran volando sobre las nubes, donde está el cielo y aire sereno.
El erizo púrpura de California (Fot: Charles Hollahan, NeoFronteras.com) |
Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. IX, F.U.E. Madrid 1996 p. 153
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