CUARTO SERMÓN
EN QUE, TRAS UNA BREVE EXPOSICIÓN DEL TEXTO EVANGÉLICO, SE EXPLICA LA LEY DE PURIFICACIÓN DICTADA EN OTRO TIEMPO POR EL SEÑOR
TEMA: Cumplido el tiempo de la purificación de la madre, según la ley de Moisés, los padres llevaron el niño a Jerusalén (Lc 2, 22)
Si alguien pregunta a un hombre justo, lleno de amor a Dios, qué desea más en esta vida, responderá seguro: ante todo la amistad, la gracia de Dios y el perdón de todos mis pecados. Si alguno de vosotros, hermanos, tiene este mismo deseo, hoy recibirá, con la ofrenda de Cristo Señor, un gran consuelo; porque en este día el Señor se une a los pecadores, es ofrecido a Dios Padre con ellos y rescatado para su beneficio, para hacerlos partícipes, con este acto de obediencia y de humildad grande, de su propia redención. Así lo dice el Apóstol: Que Dios envió a su Hijo revestido de una carne semejante a la del pecado (Rm 8, 3). Que envió Dios a su Hijo sujeto a la ley, para redimir a los que estaban debajo de la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos (Ga 4, 4-5).
Ambas cosas se cumplen hoy para nuestra salvación: el Señor inocentísimo se somete a la ley del Padre, y es ofrecido y rescatado con los pecadores, para salvar a los pecadores. Esta esperanza les consuela hoy.
FRAY LUIS DE GRANADA, Obras Completas t. XXXIX, F.U.E. Madrid 2003 p.424-427
Traducción de Pedro Duarte, Ricardo Alarcón Buendía y Juan Manuel Conesa Navarro.
Edición y notas: Álvaro Huerga
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