A DIOS PADRE
Me
acojo a tus manos, Padre, pues soy todo tuyo, tuyo por tantos y tan justos motivos;
tuyo porque me criaste y diste este ser que tengo; tuyo porque me conservas en
él con los beneficios y regalos de tu providencia; tuyo porque me rescataste
con la sangre de tu Hijo.
Pues
si por tantos títulos soy tuyo y si Tú, por tantos títulos eres mi Dios, mi
Padre, mi Rey, Redentor y Librador, aquí te vuelvo a entregar vuestra hacienda,
que soy yo: aquí me ofrezco por vuestro hijo, aquí te entrego las llaves y
homenaje de mi voluntad, aquí me presento para que dispongas de mi como
hacienda tuya. Me pongo en tus manos y me desposeo de mí, para que no sea ya
mío sino tuyo, para que lo que es tuyo por justicia sea por mi voluntad.
Mas
¿quién podrá, Padre mío, hacer nada de esto ni siquiera dar un paso sin tu
ayuda? Por tanto, Padre mío, dame poder para hacer lo que mandas y, manda lo
que quisieres. Acuérdate, Padre, que Tú mismo nos mandaste por tu divino Hijo: pedid y recibiréis, buscad y hallaréis,
llamad y os abrirán. Pues si Tú Padre, nos llamas, nos convidas y nos abres
los brazos, para que nos alleguemos a Ti, ¿porqué no confiamos que nos
recibirás en ellos? No eres Tú, Padre, como los hombres, que se empobrecen dando,
y por eso se importunan cuando les piden. No eres Tú así; porque, como no te
empobreces en lo uno, no te importunas en lo otro. Y por eso, pedirte no es
importunarte sino obedecerte, pues tu mandas que te pidamos, y también que te
honremos y glorifiquemos, porque con esto protestamos que Tú eres Padre y
universal Señor y dador de todo. Y así también quieres, Padre mío, que te llame en el día de la tribulación, para
que Tú me libres y yo te glorifique.
Pues movido yo por este tan piadoso mandamiento, me llego a
Ti y te pido tengas por bien darme todo esto que te debo, conviene saber: que
así te adore, así te ame y reverencie, y así te alabe, así te de gracias por
todos tus beneficios, así te ame con todo mi corazón, así tenga toda mi
esperanza puesta en Ti, así obedezca a tus santos mandamientos, y así me
ofrezca y coloque en tus manos, y así te sepa pedir estas y otras mercedes, como
conviene para tu gloria y para mi salvación[1].
[1] FRAY LUIS DE GRANADA, Obras Completas, t. XIII, FUE, Madrid 1997; citado en el
Boletín del Proceso de Canonización nº 28, Octubre-Diciembre 1998, p. 6
No hay comentarios:
Publicar un comentario