Pero aún se descubre esta
providencia en la guarda de otros frutos que están en mayor peligro, cuales son
los de los árboles muy altos y ventosos, de los cuales algunos nacen en la
cumbre de los montes, como son los pinos, cuya fruta no se lograría, si el
Criador no le pusiera una tan fiel guarda como es la piña, donde con tan
maravilloso artificio está el fruto en sus casicas abovedadas tan bien
aposentado y guardado, que toda la furia de los vientos no basta para
derribarlo.
Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. IX, F.U.E. Madrid 1996, p. 110
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