Finalmente, yo confieso que son piadosos estudios los de Vuestra Reverencia; pero yo creo que eran tales los de Marta, y así creo que cuadra muy bien decírsele a Vuestra Reverencia : Martha, Martha, sollicita es et turbaris erga plurima; porro, unum est necessarium[1].
Dirá Vuestra Reverencia: ¿para qué
escribís eso, pues no es en mi mano hacer más? Tampoco era en la de los judíos
salir de Egipto, et clamaverunt ad
Dominum. Clama, peto, quaere, et pulsa[2]. Y dirá el Señor: videns, vidi aflictionem populi mei[3].
Yo no quiero decir que ayudo; que, a lo
menos, quod possum, clamo, si forte
audita Dominus[4];
y digo: usquequo, Domine,
oblivisceris me in finem? Et reliquia[5].
En lo demás, pésame porque tan tarde
comencé a conocer a Dios; y en lo demás, me remito para cuando nos veamos en el
cielo.
Y para confesar a Vuestra Reverencia
parte de mi vida, sepa que un poco de tiempo que con esta luz he caminado en
seguimiento de nuestro Señor, y de dos jornadas que hay hasta llegar –la una:
menospreciar el mundo, que es dexar a Egipto; y la otra: que es amar a Dios-,
de la primera tengo un buen trecho ya pasado; y de la segunda aun tengo por
andar. Y cuando algunas veces vuelvo la cabeza atrás, a mirar de dónde partí,
para ver cuánto me he dejado atrás, no hallo la señal, o, si la hallo, es para
gran dolor y confusión mía, viendo cuán lejos vivía de Dios, y dándole muchas
gracias que me libró de tanta ceguedad como es vivir el hombre ciego y tenerse
por alumbrado, y presumir de adiestrar ciegos desacordado de sí. Y temo mucho
por los tratos que en el mundo y en la
Orden se suelen ofrecer de perder esta poquita de lumbre, y,
siguiendo el hilo de la gente que agora se usa, tornarme a las primeras
tinieblas. Y hasta que me echen la tierra, siempre viviré con este temor.
Fray
Luis de Granada Obras Completas, t.
XIX, F.U.E. Madrid 1998, p. 19-20 (Carta a fray Bartolomé Carranza de Miranda,
O.P., Escalaceli, octubre de 1539)
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