De la Imitación de Cristo se han hecho
en español numerosas traducciones, pero la más divulgada es, sin duda, la
atribuida a fray Luis, que salió a luz en Sevilla, 1536, en los tórculos de
Jacobo Cromberger, bajo el epígrafe Contemptus mundi (Menosprecio del mundo), “nuevamente
romançado”; en el epílogo se reiteraba y ampliaba la muletilla, usual en los
impresos de aquella época:”nuevamente romançado por muy mejor y más apacible
estilo que solia estar”.
No era, a
pesar del slogan publicitario, una nueva traducción en sentido pleno, sino un aggiornamiento
de una precedente. El ’nuevo estilo’ o ‘nuevo romance’ es, desde luego, muy
apacible y hermoso. Andando el tiempo el padre Juan Eusebio Nieremberg retocó
(o embarrocó: no voy a enzarzarme en esto) la versión de 1536. Llaneza y, a su
zaga, Getino, carearon las dos traducciones –la atribuida a Granada y la
remodelada por Nieremberg- y condenaron a este a plagio inconfeso.
Getino cargó
innecesarias varas sobre este asunto, sin percatarse que pocos años antes, en
1942, J. Tarré había puesto en tela de juicio la atribución a fray Luis del Contemptus mundi
“nuevamente romançado” (Sevilla, 1536), prohijándola a san Juan de Ávila.
La hipótesis de
J. Tarré fue secundada por Luis Sala, eminente y malogrado avalista. Y en 1985 F . Martín reestampó el
clásico texto sevillano a nombre de san Juan de Ávila.
Los
argumentos de Tarré y de Sala –F. Matín no aporta ninguno nuevo- no son
perentorios o apodícticos. Ni la crítica los ha aceptado. No saldré a esta
palestra a discutir la hipótesis. Insisto en lo que ya apunté en la biografía
de fray Luis[1].
Hay un argumento valioso para desechar la hipótesis de Tarré, un argumento que
en vano soslayan sus patrocinadores; es el testimonio o declaración del
mísmísimo san Juan de Ávila, que explícitamente escribió: “yo no he puesto en
orden cosa alguna para imprimir, sino una Declaración de los diez mandamientos,
que cantan los niños de la doctrina[2], y este tratado de
ahora: el Audi, filia"[3]...
Esa traducción, tan pulcra, fue retraducida al italiano y publicada varias veces como 'obra' de fray Luis. ¡No son curiosidades, sino hados de los libros!. NOTA CRÍTICA, del PROFESOR ÁLVARO HUERGA al tomo de Traducciones de fray Luis de Granada.
Fray
Luis de Granada, Obras Completas, t. XVIII,
F.U.E. Madrid 1998, p. 641-4
No hay comentarios:
Publicar un comentario