Pues
ten una cosa por averiguada, que si te llegas a este libro con alguna atención
y ganas de aprovechar, hallarás remedio para tu necesidad. De manera que muchas
veces dirás: este capítulo que agora abrí, al propósito de lo que yo había menester
ha hablado.
Aquí, si fueres soberbio, hallarás
palabras que te humillen. Si demasiadamente desconfías, y tienes alas del corazón,
como dicen, caídas, aquí hallarás mucho esfuerzo. ¿Eres descontentadizo y
congojoso, lleno de voluntad propia, madre de toda maldad y de todo trabajo?.
Aquí te enseñará a poner todas tus cosas
en Dios y vivir un sancto descuido debajo de la confianza de aquel Señor que
todo lo provee. Y así descuidado caes en el otro extremo, que es no poner
diligencia en las cosas que conviene, aquí hallarás aguijones con que eches de
ti aquel falso sosiego. Y si estás alegre demasiadamente, como muchas veces
suele acaecer, lee aquí, y templarás tu alegría; y si triste, como más veces
acaece, irás consolado de aquí. ¿Qué te diré? Sino que verás y sentirás aquí la
grandeza de Dios, que mediante unas pocas de palabras da a entender cómo es
todo en todas las cosas…
Recibe, pues, este amigo, y nunca de ti
lo apartes. Y después de leído, tórnalo a lees; porque nunca envejece, y
siempre en unas mismas palabras entenderás cosas nuevas, y verás algún rastro
del espíritu del Señor, que nunca se agota. Y goza a tu placer y con buena
voluntad de esta dádiva que el Señor por su infinita bondad quiso darte, y con
la cual yo te quise servir en te lo aclarar más que antes estaba.
Fray
Luis de Granada, Obras Completas,
t. XVIII, F.U.E. Madrid 1998, p. 10-11
No hay comentarios:
Publicar un comentario