Fray
Luis destaca la disponibilidad, el celo y la magnanimidad que el Cardenal puso
en este empeño. Nuevamente el testimonio de fray Luis con su buen decir
explicita de un modo eminente este proyecto de formación del clero: Nuestro príncipe, cebado con el gusto de
este buen suceso y entendiendo cuánto importaba la abundancia de buena doctrina
para edificación de las ánimas, determinó hacer un estudio universal de gramática,
artes, teología y juntamente los mismos casos de conciencia y Sagrada
Escritura. Y para que hubiese bastante número de lectores para todas estas
facultades y clases, edificó un colegio solemne de los padres de la Compañía de
Jesús (…) Y de los teólogos salían tantos a predicar las cuaresmas, que ningún
lugar por pequeño que fuese carecía de predicador. De modo que como antes
faltaban predicadores para los lugares, ahora ya faltaban lugares para los
predicadores[1].
Este centro de renovación del clero diocesano dio eficaces frutos[2],
lo que muestra a un tiempo la universidad pastoral que el Maestro Ávila había
organizado en Baeza y en Andalucía[3].
Urbano Alonso del Campo, Vida y obra de fray Luis de Granada, Ed. San Esteban, Salamanca 2005
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