La visión clásica de la muerte en el mundo grecorromano se transforma con la llegada del cristianismo de una manera inédita en el mundo y en su cosmogonía. Algo nuevo rasga el aire y el hombre se comprende a sí mismo, viendo más allá de sí, por medio de la fe en Cristo resucitado:
Cesaron los tristes lazos de la ley infernal
Y se espantó el
caos de ser vencido por la presencia de la luz.
Perecen las
tinieblas ahuyentadas por el esplendor de Cristo:
Cae el denso
manto de la noche eterna.
Poder santo, te
ruego que me concedas una fe solícita,
Se cumple el
tercer día, levántate, oh mi sepultado.
No es
conveniente que tus miembros se encubran en un vil sepulcro.
No opriman viles
piedras el precio del mundo.
Es indigno que
aquel en cuyo puño se encierran todas las cosas,
Una piedra lo
cubra en la roca que lo detiene.
Te ruego que
quites los lienzos, deja el sudario en el sepulcro.
Tú nos bastas a
nosotros, y sin ti nada existe.
Suelta las
sombras encadenadas de la cárcel del infierno,
y lleva hacia
arriba cuanto cae en el abismo.
Devuelve tu
rostro, para que los siglos vean la luz:
Haz volver el
día, que de nosotros huye, cuando mueres Tú.
Pero regresando
llenaste, ciertamente, el cielo, oh piadoso vencedor,
Los infiernos
abatidos están, sin mantener sus derechos.
El infierno
abriendo insaciablemente sus fauces vacías,
y que siempre
devoraba, se hace, oh Dios, presa tuya.
Sacas de la
cárcel de la muerte un pueblo innumerable,
y sigue libre
adonde Tú vas, Creador suyo,
La bestia feroz
arroja con pavor la multitud tragada,
Y el Cordero
saca las ovejas de las fauces del lobo.
De ahí que
volviendo al sepulcro después de los infiernos
Y tomando la
carne de nuevo,
Llevas al cielo,
guerrero, magníficos trofeos.
A los que tuvo
el caos penal, ése ya los devolvió;
Y a los que la
muerte reclamaba, una nueva vida los mantiene.
Rey sagrado, he
aquí que brilla una gran parte de tu trofeo,
Cuando el
sagrado bautismo hace dichosas a las almas puras.
Un blanco y
nítido ejército sale de las aguas,
Y lava el viejo
pecado en un río nuevo.
Una blanca
vestidura distingue también las almas resplandecientes,
Y el pastor
siente gozo con la cándida grey.
En esta merced
se añade, feliz y concorde, el sacerdote
Que dar quiere a
su Señor un doble talento.
Atrayendo a
cosas mejores a los extraviados por el error pagano,
Fortifica el
redil de Dios, para que no lo devore la fiera.
A los que Eva
culpable antes había emponzoñado, ahora el pastor
Los devuelve a
la Iglesia con el pecho, con la leche, con el regazo.
*****
POEMA EN LATÍN
Tristia cessarunt infernae vincula legis,
Expavitque
chaos luminis ore premi.
Depereunt
tenebrae Christi fulgore fugatae:
Aeternae
noctis pallia crassa cadunt.
Solicitam
sed redde fidem precor, alma potestas;
Tertia
lux rediit, surge sepulte meus.
Non
decet ut vili tumulo tua membra tegantur,
Non precium
mundi vilia saxa premant.
Indignum
est, cuius clauduntur cuncta pugillo,
Ut tegat
inclusum tupe vetante lapis.
Lintea
tolle precor, sudaria linque sepulchro:
Tu
satis est nobis, et sine Te nihil est.
Solve
catenatas inferni carceris umbras,
Et revoca
sursum quicquid ad ima ruit
Redde
tuam faciem, videant ut secula lumen;
Redde
diem, qui nos te moriente fugit.
Sed
plane implesti remeans pie victor Olympum,
Tartara
pressa iacent, nec sua iura tenent,
Infernus
insaturabiliter cava guttura pandens,
qui
raperet semper, fit tua praeda Deus.
Eripis
innumerum populum de carcere mortis,
Et sequitur
liber, quo suus autor abis.
Evomit
absorptam pavide fera bellua plebem,
Et de
fauce lupis subtrahit agnus oves.
Hinc
tumulum repetens post tartara carne resumpta,
Belliger
ad coelos ampla trophaea refers.
Quos
habuit poenale chaos, iam reddidit iste,
Et quos
mors peteret, hos nova vita tenet.
Rex
sacer, ecce tui radiat pars magna trophaei,
Cum puras
animas sacra lavacra beant.
Candidus
egreditus nitidus exercitus undis,
Atque
vetus vitium purgat in amne novo.
Fulgentes
animas vestis quoque candida signat,
Et grege
de niveo gaudia pastor habet.
Additur
hac felix concors mercede sacerdos,
Qui dare
vult domino dupla talenta suo.
Ad
meliora trahens gentili errore magnates,
bestia
ne raperet, munit ovile Dei.
Quos
prius Eva nocens infecerat, hos modo reddit
Ecclesiae
Pastor ubere, lacte, sinu.
Fray Luis de Granada, Obras Completas, t.
XXXII, F.U.E. Madrid 2001,
p. 23-5
Traducción de
Donato González-Reviriego
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