Conforme a este documento se da otro
semejante a él; y es que, cuando el ánima fuese visitada en la oración, o fuera
de ella, con alguna particular visitación del Señor, que no la deje pasar en
vano, sin que se aproveche de aquella ocasión que se le ofrece; porque es
cierto que con este viento navegará el hombre más en una hora que sin él en
muchos días.
Que tanto más fue lo que sant Pedro
pescó en aquel lance[1] que
le mandó echar el Salvador que en toda la noche pasada. Pues muchas veces
acaece lo mismo que en esta celestial pesquería, si sabemos aprovecharnos de
las oportunidades que hay en ella. Por lo cual, con mucha razón, nos avisa el
Eclesiástico diciendo: No dejes de gozar
del buen día que Dios te diere, y ni una pequeña parte de él se te pase sin
aprovecharla[2].
Mucho puede la oportunidad en todas las
cosas, y aquí más que en otra alguna; porque esto parece que es descender el
ángel a mover el agua de la piscina, y darle virtud para sanar[3] o,
por mejor decir, esto es descender a Dios a tirar el arado con el hombre y
ayudarle a su labor; la cual ayuda vale más que todas las industrias y
diligencias del mundo.
El marinero, cuando ve que le hace buen
tiempo para salir del puerto, luego coge las áncoras y se hace a la vela, sin
más aguardar, por no perder aquella buena sazón que el tiempo le ofrece. Y lo
mismo deben hacer las personas espirituales, con tanto mayor cuidado cuanto es
mayor este negocio, y más necesario este divino soplo para la oración que aquel
para la navegación.
Así se dice que lo hacía el
bienaventurado sant Francisco, de quien escribe sant Buenaventura que era tan
particular cuidado que en esto tenía que si andando camino lo visitaba nuestro
Señor con alguna particular visitación, hacía ir delante los compañeros, y él
estábase quedo hasta acabar de rumiar y digerir aquel bocado que le venía del
cielo[4]
Fray
Luis de Granada, Obras Completas, t.
I, F.U.E. Madrid 1994, p. 270
[1] Cf. Jn 21, 6: Dixit ergo eis Iesus: Pueri,
numquid pulmentarium habetis? Responderunt ei: Non. Dicit eis: Mittite in
dexteram navigii rete; et invenietis. Miserunt ergo: et iam non valebant illud
trahere prae multitudine piscium.
[2] Si 14, 14
[3] Jn 5, 4
[4] Legenda S. Francisci, en : Opera
omnia, t. VIII, Quaracci, 1898, 504
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