miércoles, 24 de septiembre de 2014

Juan de Ávila recomienda el estudio de la Escritura

      Ya se ve por experiencia cómo los que toman oficio de predicar, habiendo solamente oído Teología escolástica, lo hacen muy desaprovechadamente, de lo cual está la razón manifiesta, pues la ciencia que hace llorar y purificar los afectos para quien la lee, y la doctrina con que se han de apacentar las ánimas provechosamente, en la sagrada Escriptura y en concilios y en la lección de los santos está; y como de esto estén ayunos, no pueden dar provechoso pasto a las ovejas; antes, algunas veces suelen contradecir a los que lo dan. Mándese que, antes que prediquen hayan oído, después de la Teología escolástica, tales y tales libros de la Escriptura divina y estudiádolos con diligencia, en lo cual sean examinados; si no fuese alguno que, sin haber oído, diese buena cuenta en el dicho examen[1]
        Fuera de lo que aquí insinúa el Maestro -una dedicación especial al estudio de la Sagrada Escritura- vemos que hace depender de su conocimiento y manejo, como indica en otros lugares, la reforma, la eficacia en el apostolado y la misma santificación del clero. De ahí su insistencia por que tanto el clero regular como el secular oigan lecciones de Escritura, y con mayor razón cuando hace la programación de los colegios clericales o de los futuros Seminarios.

JUAN DE ÁVILA, Obras Completas, Introducción de F. Martín Henández, B.A.C. Madrid 1970, p. 9





[1] JUAN DE ÁVILA, Memorial 1º a Trento

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         Su formación filosófica y teológica queda acreditada por los años como profeso dominico en el reciente Studium Generale de Santa Cruz la Real de Granada y posteriormente en el prestigioso Colegio de San Gregorio de Valladolid.
        Un tiempo precioso para la lectura y meditación sobre la Biblia, los Santos Padres y autores espirituales de la primera tradición cristiana como San Agustín, San Jerónimo, San Bernardo, fue el que pasó en Escalaceli en la sierra cordobesa. El propio fray Luis nos dice que se dedicó a la lectura fruitiva y utilitaria de los Santos Padres cuaderno en mano. El fruto de esta laboriosa y sabrosa lectura lo ofrecería posteriormente en su Silva locorum, publicada en dos volúmenes en Salamanca el año 1585. Esta avidez y pasión por la lectura, el deseo de aprender y el afán de servir le llevan también a beber en las fuentes de los autores espirituales contemporáneos con una lectura sosegada y crítica a la vez, procurando sacar provecho.

Urbano Alonso del Campo, Vida y obra de fray Luis de Granada, ed. San Esteban, Salamanca 2005 p. 244

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