martes, 31 de diciembre de 2013

31 de Diciembre de 1588 .-II

 Rodeado de sus hermanos, en la celda humilde de Santo Domingo de Lisboa, en plática fervorosa a los novicios, con la pluma en la mano, como siempre había vivido, se apaga con el año de 1588 una de las más claras lumbreras de toda la historia de España: Fray Luis de Granada.

Fray Luis de Granada, Obra Selecta, una Suma de la vida Cristiana; Introducción por Desiderio Díez de Triana, ed. B.A.C. Madrid 1947, p. LIII




                                     

jueves, 26 de diciembre de 2013

'Vida de San Ignacio'



Escribiendo al P. Ribadeneira el 23 de junio de 1584, comentándole la Vida de San Ignacio, señala: El cual (libro) he leído y agora torno a leer la quinta parte, maravillado de la vida y heroicas y admirables virtudes de aquel nuevo espejo de virtud y prudencia que en nuestros tiempos envió Dios al mundo para salud de infinitas almas. A todos mis amigos, sin recelo de lisonja, he dicho lo que siento de este libro, y es que en esta nuestra lengua, no he visto hasta hoy libro escrito con mayor prudencia y mayor elocuencia y mayor muestra de espíritu y doctrina en la historia[1]...
Muchas de las cartas de fray Luis son fruto de una amistad profunda compartida y correspondida que van más allá de los puros sentimientos humanos, como la que mantiene con su entrañable amigo fray Bartolomé de Carranza y posteriormente con San Carlos Borromeo y muy particularmente con San Juan de Ribera. Densa de consolación y luz es la extensa carta que escribe a Doña María Enríquez el 15 de diciembre de 1582 a la muerte de su esposo, don Fernando Álvarez de Toledo, III duque de Alba. Es una pieza maestra y un elogio fúnebre al gran duque. Muy emotiva y reveladora de importantes datos autobiográficos es la que escribe a doña Elvira de Mendoza, Marquesa de Villafranca, esposa del Virrey de Nápoles del 17 de octubre de 1587-un año antes de su muerte- en la que fray Luis expresa su agradecimiento y consuelo porque en la carta que le envía percibe la devoción y deseo de imitar a aquella santa agüela que nuestro Señor le dio, la cual me crió dende poca edad con sus mismas migajas, dándome de su mismo plato en la mesa de lo que ella misma comía[2].
Fray Luis lee y relee las cartas y las contesta siempre con delicadeza, con detalles informativos de gran interés y sobreabundando en su inmensa cultura, saber teológico y vivencia espiritual[3].


Urbano Alonso del Campo, Vida y Obra de fray Luis de Granada, ed. San Esteban, Salamanca 2005, p. 256-7



[1] FRAY LUIS DE GRANADA, Obras Completas, t. XIX,  F.U.E., Madrid 1998, p. 78-9
[2] Op. Cit. p. 164-5
[3] Op. Cit. ; ÁLVARO HUERGA, Nota Crítica p. 361-377


jueves, 19 de diciembre de 2013

Fray Luis adaptado por Juan Cobo en Filipinas

      Fray Juan Cobo, (Alcázar de San Juan, entonces llamado "Alcázar de Consuegra", provincia de Ciudad Real ¿1546? - Formosa, 1591), misionero dominico, diplomático, traductor, astrónomo y sinólogo español.
       Tradujo al chino algunas obras de Séneca y el Catecismo (Doctrina Christiana en letra y lengua china, compuesta por los padres ministros de los Sangleyes, de la Orden de Santo Domingo, 1593, póstumo; se conserva un ejemplar en la Biblioteca Vaticana), así como, al español, el Mingxin baojian, 明心寶鑑, con el título de Espejo rico del claro corázón (1592), colección de aforismos y breves diálogos sapienciales de tradición confuciana, budista y taoísta, atribuida a Fan Liben. Se trata del primer libro chino traducido a una lengua europea. Sirvió en siglos pasados de libro de texto en las escuelas chinas para aprender a leer el español y se difundió por Corea, Vietnam y Japón.
     Cobo y Benavides levantaron también un hospital y la iglesia de San Gabriel, en el parián o barrio chino, para los chinos conversos sangleyes de Manila. Cobo, aficionado a las matemáticas, divulgó también en Asia la astronomía occidental a través de un libro impreso de 62 páginas que contiene una primera parte de discusiones teológicas y una segunda de cosmografía occidental, posiblemente una traducción al chino de un libro suyo titulado De Astronomía. Se trata en realidad de una adaptación de la Introducción al símbolo de la Fede fray Luis de Granada con el título de Shih Lu (en base a la transcripción los dos últimos caracteres de las primeras palabras que aparecen en el libro chino: 實錄), Apología de la verdacera religión.
     Fue enviado al Japón como embajador por el gobernador de Filipinas don Gómez Pérez Dasmariñas en 1592; desembarcaron en Taico Sama y el emperador Totoyomi Hideyoshi le recibió con grandes honores. La embajada estaba compuesta por el capitán Lope de Llano, Juan Cobo y dos intérpretes chinos cristianos de Manila, uno de ellos llamado Antonio López y el otro Juan Sami, “maestro de lengua china”. Allí les recibió el capitán Juan Solís y su criado Luís, que llevaban algún tiempo en la isla, a fin de facilitar más la comunicación. El objetivo principal de los embajadores era verificar la autenticidad de una carta amenazadora de Hideyoshi y conseguir la amistad de los japoneses o, en su defecto, retrasar la posible invasión de las Filipinas. Ajustó un tratado de paz por el que se consentía reanudar la predicación del Evangelio, hacía largo tiempo prohibida, en todo el imperio. Gracias a su gestión se reanudó, pues, el culto de la iglesia católica en el Japón. Embarcado hacia las Islas Filipinas, una furiosa tormenta le arrojó a la isla de Formosa, donde fue asesinado por sus habitantes en 1591.


sábado, 14 de diciembre de 2013

La caridad agrada a Dios

Después de la esperanza se sigue la caridad, de cuyas alabanzas no se puede hablar con pocas palabras. Porque ella es la más excelente de las virtudes, así teologales como cardinales; ella es vida y ánima de todas ellas; ella es el cumplimiento de toda la Ley. Porque, como dice el Apóstol, el que ama, cumplido tiene con la ley[1]. Ella es la que hace el yugo de Dios suave y su carga liviana; ella es la medida por donde se ha de medir la porción de la gloria que se nos ha de dar; ella es la que agrada a Dios, y por quien le es agradable todo lo que le es agradable; pues sin ella ni la fe, ni la profecía, ni el martirio tiene precio delante de El. Esta es, finalmente, la fuente y origen de las otras virtudes, por razón del imperio y señorío que tiene para mandarlas, y hacerles usar de sus oficios; como el mismo Apóstol lo confirma, diciendo: La caridad es paciente y benigna; no es envidiosa, no busca sus intereses, no se ensaña, no piensa mal, no se goza de la maldad, y huélgase con la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera y todo lo lleva[2].
Pues, para alcanzar esta joya tan preciosa, aunque ayudan todas las virtudes y buenas obras, mas señaladamente sirve la consideración. Porque cierto es que nuestra voluntad es una potencia ciega que no puede dar paso sin que el entendimiento vaya delante alumbrándola y enseñándola lo que ha de querer y cuánto lo ha de querer. Y también es cierto que, como dice Aristóteles[3], el bien es amable en sí, mas cada uno ama su propio bien. Pues para que nuestra voluntad se incline a amar a Dios, es menester que el entendimiento vaya delante, declarándole y ponderándole cuán amable sea Dios en sí, y cuanto lo sea también para nosotros. Esto es, cuánta sea la grandeza de su bondad, de su benignidad, de su misericordia, de su hermosura, de su dulzura, de su mansedumbre, de su liberalidad y de su nobleza, y de todas las otras perfecciones suyas, que son innumerables. Y, después de esto, cuán piadoso haya sido para con nosotros, cuánto nos amó, cuánto por nuestra causa hizo y padeció dende el pesebre hasta la Cruz, cuántos bienes nos tiene aparejados para adelante, cuántos nos hace de presente, de cuántos males nos ha librado, con cuánta paciencia nos ha sufrido, y cuán benignamente nos ha tratado con todos los otros beneficios suyos, que también son innumerables. Y considerando y ahondando mucho en la consideración de estas cosas, poco a poco se va encendiendo nuestro corazón en amor de tal Señor.

Fray Luis de Granada, Obras Completas,  t. I, F.U.E., Madrid 1994 p. 29-30





[1] Rm 13, 8
[2] Co I 13, 4-7
[3] ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco, VIII, 2

jueves, 12 de diciembre de 2013

La virtud de la esperanza

         No menos ayuda la virtud de la esperanza que es un afecto de nuestra voluntad que tiene su motivo y raiz en el entendimiento[1], como claramente  nos lo muestra el Apóstol, diciendo: Todas las cosas que están escriptas fueron escriptas para nuestra doctrina, para que por la paciencia y consolación que nos dan las Escripturas tengamos esperanza en Dios[2]. Porque esta es la fuente de donde el justo coge el agua de refrigerio con que se esfuerza a esperar en Dios. Porque, primeramente, ahí ve la grandeza de los servicios y merecimientos de Cristo, que es el principal estribo y fundamento de nuestra esperanza. Ahí ve en mil lugares expresada y declarada la grandeza de la bondad y de la suavidad y de la majestad de Dios, la providencia que tiene de los suyos, la benignidad con que recibe a los que se acogen a El, y las palabras y prendas que tiene dadas de no faltar a los que pusieren su esperanza en El; ve que ninguna otra cosa más a menudo repiten los psalmos, prometen los profetas y cuentan las historias desde el principio del mundo, sino los favores, regalos y beneficios que continuamente el Señor hizo a los suyos, y cómo los ayudó y valió en todas sus angustias, cómo ayudó a Abraham en todos sus caminos, a Jacob en sus peligros, a Josef en su destierro, a David en sus persecuciones, a Job en sus enfermedades, a Tobías en su ceguedad, a Judit en su empresa, a Ester en su petición, y a los nobles Macabeos en sus batallas y triunfos, y, finalmente, a todos cuantos con humilde y religioso corazón se encomendaron a El. Estas y otras cosas son las que esfuerzan a nuestro corazón en los trabajos y lo hacen esperar en Dios. Pues ¿qué hace aquí la consideración? Toma esta medicina en las manos, y aplícala al miembro flaco y enfermo que la ha de menester. Quiero decir, trae todas estas cosas a la memoria, y represéntalas a nuestro corazón, y escudriña y tantea la grandeza de estas prendas y misericordias de Dios, y con esto lo anima y esfuerza para que no desmaye, sino que también él ponga su esperanza en aquel Señor que nunca faltó a quien de todo corazón se acogió a El. Ves, pues, cómo la consideración es ministra de la esperanza y cómo le sirve y le pone delante todo lo que la ha de esforzar. Mas quien ninguna cosa déstas considera, ni tiene ojos para ver nada de esto, ¿con qué podrá esforzar y animar esta virtud para que le valga en sus trabajos?.

Fray Luis de Granada, Obras Completas,  t. I, F.U.E., Madrid 1994 p. 28-9




[1] SANTO TOMÁS, Summa theologiae, II-II, q. 18, a. 1.
[2] Rm 15, 4

domingo, 8 de diciembre de 2013

Lo que nos enseña la fe

         Pues  comenzando primeramente por la fe, ya se ve que ésta es el primer principio y fundamento de toda la vida cristiana. Porque la fe nos hace creer que Dios es nuestro criador, gobernador, redentor, santificador, glorificador, y, finalmente, nuestro principio y nuestro último fin. Ella es la que nos enseña cómo hay otra vida después de ésta, y juicio universal de todas nuestras obras, y pena y gloria perdurable para buenos y malos. Pues claro está que la fe y crédito de estas cosas enfrena los corazones de los hombres, y los hace estar a raya, y vivir en temor de Dios. Porque a no estar esto de por medio, ¿qué sería la vida de los hombres? Y por esto dijo el profeta que el justo vivía por la fe[1], no porque ella baste para darnos vida, sino porque con la representación y consideración de las cosas que ella nos enseña, nos provoca a apartar del mal y seguir el bien; y por esto mismo nos la manda tomar el Apóstol por escudo contra todas las saetas encendidas del enemigo[2], porque no hay mejor escudo contra las saetas del pecado que traer a a memoria lo que la fe nos tiene contra él revelado.
           Mas, para que esta fe obre en nosotros este efecto, es menester que algunas veces nos pongamos a rumiar y considerar con un poco de atención y devoción eso que nos enseña la fe. Porque, no habiendo esto, parece que la fe nos sería como una carta cerrada y sellada que, aunque vengan en ella nuevas de grandísima pena o alegría, no nos mueven a lo uno ni a lo otro más que si nada hubiésemos recibido, porque no habemos abierto la carta, ni mirado lo que viene en ella. Pues ¿qué cosa se puede decir más a propósito de la fe de los malos que ésta?.

Fray Luis de Granada, Obras Completas,  t. I, F.U.E., Madrid 1994 p. 27





[1] Ha 2, 4
[2] Ef 6, 16

lunes, 11 de noviembre de 2013

De Felipe Sega a San Carlos Borromeo

        Illustrissimo et Reverendissimo Monsignore, Padrone mio col.mo: L’andata ch’io ho fatta in Portugallo a licentiarmi da Sua Maestà m’è stata gratissima occasione di conoscere il famoso et molto venerando Padre Fra Luigi di Granata, che certo è successo con tanta mia consolatione di animo quanta io non potrei facilmente esprimere. Et quello di che particolarmente ho sentito contentezza è stato l’haverlo scoperto tanto devoto del nome et della persona di Vostra Signoria Illustrissima. Della quale, dopo havere passato quel ragionamento in buon proposito che conveniva, egli nel partirme da lui mi consegno l’alligata opera di monsignore arcivescovo di Braga[1], dicendome che questa è cosa nuova, et degno parto del felice spirito di quel Prelato; et che per questo, essendo questa delle prime (copie) che siano uscite, voleva che fosse anche delle prime a comparire nelle mani di V.S. Ill.ma, incaricandomi strettamente a dovergliela presentare. Io godetti infinitamente di così affectuoso pensiero, et dopo  date le debite gratie per parte di lei, accetai il carico di portaglieLa. Ma, perche la venuta mia potrà tuttavia andarsi trattenendo più tempo di quello ch’io stimo, con tuto che fra quattro giorni io sia per uscire di Madrid alla volta di Barcelona, ho pensato esser meglio inviarla il volumetto con l’ordinario per mezzo di monsignore di Lodi, mio successore, aciochè V.S. Ill.ma tanto più presto possa godere questo nuovo frutto.
          Spero che le verrà a buon recapito, et cosi essendo la supplico humilmente di farnedar conto al padre fra Luigi, così per la sua satisfattione come per discarico mio. Et perche con favore di Dio con mio ritorno m’avicionerò (sic) più al servitio di V.S. Ill.ma, qui non dico altro se non che prego Dio che le conceda ogni prosperità e contento, et le bacio humilmente le mani.
            Di Madrid, li 6 di marzo 1582
            Di V.S. Ill.ma et Revd.ma humilissimo et devotisimo  
                                               Il vescovo di Piacenza

(Sobrescrito:) All’Ill.mo et Revd.mo Signor mio et padrone col.mo Monsignor il cardinale di Santa Prassede. Milano

TRADUCCIÓN:
        Ilustrísimo y Reverendísimo Monseñor, Señor mío cultísimo: El viaje que hice a Portugal para licenciarme de Su Majestad me brindó la gratísima ocasión de conocer al famoso y muy venerable Padre Fray Luis de Granada, lo cual ocurrió ciertamente con tanto consuelo mío de ánimo cuanto no podría expresar con facilidad. Y de lo que en particular sentí alegría fue de haberlo descubierto tan devoto del nombre y la persona de Vuestra Señoría Ilustrísima. Al terminar la visita, tras haber transcurrido aquella conversación con el buen propósito que convenía, él, cuando iba a marcharme, me entregó la obra adjunta del monseñor arzobispo de Braga, diciéndome que es obra nueva, y digno parto del feliz espíritu de aquel Prelado; y que por este motivo, siendo ésta una de las primeras (copias) que han salido, quería que fuese también una de las primeras en llegar a las manos de V. S. Ilma. Encargándome encarecidamente de habérsela de presentar. Yo disfruté infinitamente de tan afectuoso regalo, y después de haberle dado las debidas gracias de parte de usted, acepté el encargo de traérsela. Pero, como mi vuelta puede que se demore más de lo que yo quisiera, a pesar de  salir dentro de cuatro días de Madrid hacia Barcelona, he pensado que sería mejor enviarle el pequeño volumen con el ordinario por medio de monseñor de Lodi, mi sucesor, a fin de que V. S. Il.ma  pueda disfrutar de este nuevo fruto mucho antes.
        Espero que le llegue correctamente, y cuando así sea le suplico humildemente hacérselo saber al padre fray Luis, tanto para su satisfacción como para alivio mío. Y puesto que con el favor de Dios a mi regreso me acercaré más al servicio de  V. S. Ilma., no digo nada más aquí sino que ruego a Dios que le conceda toda prosperidad y alegría, y le beso humildemente las manos.
          En Madrid, el 6 de marzo de 1582
          De V. S. Il.ma y Rvdma. humildísimo y devotísimo
                                                                                 El Obispo de Piacenza
       (Sobrescrito) Al Ilmo. Y Rvdmo. Señor mío y dueño cultísimo, Monseñor de Santa Práxedes. Milán

Fray Luis de Granada, Obras Completas,  t. XIX, F.U.E., Madrid 1998 p. 346-7

Traducción de Pascual Martínez Ayala[2]





[1] B. DE LOS MARTIRES, Compendium doctrinae spiritualis, Lisboa 1582
[2] VARIOS, Fray Luis de Granada, un escritor contemporáneo, Ed. Del Orto, Madrid 2009, p.164-6

martes, 5 de noviembre de 2013

Aurora Silva Huertas en la Asociación de Amas de Casa

                                 

Lunes 3 de Junio 2012
Contamos con la presencia de Dª Maruri Huertas, Licenciada en Filología Románica.
Su charla versó sobre Fray Luis de Granada.
La charla resultó muy amena y las asistentes quedaron muy contentas.




                               




                               




                                                            

lunes, 4 de noviembre de 2013

De san Carlos Borromeo

                                                               Milán, 29 septiembre 1580

             Al Padre Fra Luigi di Granata, il Cardinale di S. Prassede.

            Molto Reverendo Padre come fratello: Venendo in Spagna il Padre don Carlo, chierico regolare, presentatore di questa mia, gli ho imposto che venga in mio nome a vsitare V. R. perchè le faccia sapere quanta affetione et osservanza io porto alla  bontà sua, et a pregarla ad havere memoria di me nelle sue devote orazioni, delle quali faccio molta stima, et le eshorti a dare in luce quella parte che resta delle sue concioni sopra gli evangeli domenicali, le quali non dubito che arrecheranno a tutti di quei fruti e utilità che quotidianamente si cavano dalli altri libri e fatiche sue, specialmente in questa provincia di Milano, che per questo effetto ho fatto ristampare a Milano hora le concioni; e remittendomi al sodetto Padre, resto raccomandandomelo e offerendomelo di cuore.

                                                                  Il Cardinale di S. Prassede


Di Milano, 29 settembre 1580[1]



[1] Milán Biblioteca Ambrosiana: F 57 inf. Lett. 23; ed. A. HUERGA, in Hispania sacra 11, 1958, p. 305, n. 18; FRAY LUIS DE GRANADA, Obras Completas, F. U. E. Madrid 1998, p. 303-4



Biblioteche più belle del mondo
Biblioteca Ambrosiana de Milán

            

viernes, 1 de noviembre de 2013

En la fiesta de todos los santos

     Caminemos, pues, en gracia de Dios, con caridad, con paz, con justicia, con religiosa devoción y casto temor de Dios, huyendo de los vicios como de la peste, y haciendo de nuestra vida un obsequio razonable a Dios (Rm 12, 1) practicando la oración y la meditación, y recibiendo los sacramentos: caminando por estas sendas con la ayuda de la gracia llegaremos a la bienaventurada compañía de los santos, cuya solemnidad celebramos hoy.

Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. XLIV, F.U.E. Madrid 2004, p. 284-5

martes, 29 de octubre de 2013

Popularización de la mística española

         Este aspecto de popularización que ofrece la literatura mística española ha sido también la causa de su extraordinaria difusión e influencia por el mundo entero. Sería imposible tal vez exponer la bibliografía completa de las traducciones de nuestros místicos. Baste el ejemplo de fray Luis de Granada, cuyas obras alcanzan, si es que no pasan de esa cifra, las mil ediciones, y entre ellas, sesenta en alemán y sesenta y dos en inglés.

Berta Pensado, La mística, Rev. Temas españoles nº 208, Publicaciones españolas Madrid 1955, p. 34


Difusión de la obra granadina

      La prosa de Fray Luis de Granada tiene una dimensión oratoria de estirpe ciceroniana moderada, llena de ritmo y color, abundante en las descripciones de un sorprendente realismo y un delicado sentido poético, sin que por ello prescinda del rigor conceptual aristotélico propio de la orden.

      La obra de Fray Luis de Granada gozó de una gran acogida en su tiempo. A las innumerables ediciones en español y portugués, hay que sumar las traducciones que, durante los siglos XVI y XVII, extendieron sus escritos por toda Europa. Así, por ejemplo, a lo largo de estos dos siglos, la Guía de pecadores fue traducida al italiano, al latín, al polaco, al griego y al francés; el Libro de la oración y meditación se tradujo al latín y al italiano; el Memorial de la vida cristiana se tradujo al alemán, al italiano y al francés; la Introducción del símbolo de la fe fue vertida al italiano, latín e incluso al japonés. Su presencia en Inglaterra también es notable. Posteriormente, el siglo XVIII valoró la limpieza y precisión de su prosa frente a los excesos barrocos. Ésta es la consideración que más extendidamente ha perdurado, la del prosista de altura, en detrimento, tal vez, de la dimensión espiritual de su escritura.

Juan Varo Zafra, Academia de Buenas Letras de Granada

sábado, 26 de octubre de 2013

Los libros de fray Luis de Granada en Colombia



EL LIBRO Y LA IMPRENTA EN LA CULTURA COLOMBIANA

         Algunos de los asientos de los registros de embarques muestran las predilecciones literarias de los lectores americanos. Al azar tomamos de un pagaré de Pedro García y Pedro de Trujillo (México, 1576) : "Quatro Sumas de fray Luis", "Dos Marco Aurelio", "Seis Aventuras" (de Gerónimo de Contreras), "Dos proverbios del Marqués", "Dos Jubenal y Persio" "Una Agricultura", "Quatro Terencios", "Tres Valerio Máximo", "Un Plinio", "Dos Tragedias de Séneca", "Dos Lucano", "Una Lógica de Gaytano", "Dos Epístolas de Ovidio", "Seis Coloquios Matrimoniales", "Un Marcial", "Dos Secretos de Cirugía"; de la escritura de Francisco de la Hoz a Juan del Río (Lima, 1584) : "25 Examen de Ingenios" (Juan Huarte), "12 Propaladia y Lazarillo en pergamino", "6 obras de Fray Luis de Granada", "6 Orlando enamorado", "12 primera y segunda Araucana", "50 Epístolas de Tulio" (Cicerón), "12 Virgilios", "4 Historia de África" (Pedro de Salazar), "6 Comedias de Lope de Rueda", "4 Ulises de Homero en ochavo de pliego en tablas de papel y cueros de color", "4 diferencias de libros de Alexo Banegas", "6 Garcilaso de los chiquiticos cin comento en pergamino"; y así pudiéramos continuar copiando estos sugerentes títulos tan elocuentes en su anacrónico laconismo.
          La producción literaria de la metrópoli sí llegó a tierras de Indias a pesar de ciertas prohibiciones legales que, como muchas otras, fueron acatadas pero no cumplidas. El libro vence esos obstáculos y libre o clandestinamente penetra en el Nuevo Reino. Famosas son en la Santafé colonial las bibliotecas del Colegio del Rosario y la de los Jesuítas de San Bartolomé que después de la expulsión de la Compañía, vendría a constituir, como en otras ciudades americanas, la Biblioteca Pública, fundada en 1774. No son raras las bibliotecas de algunos particulares, entre las que se distinguen por su variedad y riqueza la del Arzobispo-Virrey don Antonio Caballero y Góngora y la del Precursor don Antonio Nariño en la que además de la cultura clásica y de buen número de autores europeos del Siglo de Oro, figuran las más atrevidas publicaciones filosóficas y políticas del siglo XVIII en las que el insigne bogotano bebería sus ideas revolucionarias. El sabio don José Celestino Mutis, fundador de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada reúne una espléndida colección de obras científicas que merecieron elogiosos comentarios del Barón de Humboldt.

             Es evidente que el contrabando participó también en esta empresa de cultura, y los libros llegaron en toneles de vino, en cajas de conservas, en todas aquellas pintorescas formas de que se valió la clandestinidad para burlar las prohibiciones.
        
BIBLIOTECA LUIS ÁNGEL ARANGO

Lohmann y Fray Luis de Granada


domingo, 20 de octubre de 2013

Influencia de fray Luis de Granada en Japón


Noticia de la conservación de textos de fray Luis de Granada en Japón

Este poblado llamado Sendaiji, que pertenecía en su época al dominio del conocido Daimyo (Señor feudal) cristiano Justo Takayama -contemporáneo de Francisco Javier, Luis Frois, Gnecchi-Soldo Organtino y de otros ilustres misioneros venidos de Occidente- y que se encuentra en la parte montañosa de la provincia de Osaka, se conoce desde hace años como antiguo reducto de “Kakure Kirishitan” o sea de “Cristianos escondidos”, donde la gente había mantenido su fe cristiana durante cerca de trescientos años en clandestinidad a pesar de las arduas circunstancias persecutorias.
 Ya hacia 1920 se encontraron en una casa de este poblado de Sendaiji algunos objetos de devoción católica del siglo XVI, figuras de santos (por ejemplo, el conocido retrato de Francisco Javier, conservado actualmente en el Museo Municipal de Kobe), un compendio de meditación escrito en japonés, una recopilación de algunos libros religiosos españoles traducidos al japonés (Introducción del Símbolo de la Fe y Libro de la Oración y Meditación de Fray Luis de Granada, por ejemplo), unos crucifijos, un rosario etc., mantenidos hasta entonces en absoluta clandestinidad por más de tres siglos largos.
La señora María Higashi, actual dueña de una de las antiguas casas tradicionales del clan de “cristianos escondidos”, me comentó, cuando fui a verle el otro día con ocasión de mi vista a los fosos, que tenía mucho interés en localizar con precisión los trozos de los textos originales españoles, italianos o latinos que habían servido de base para el libro japonés del siglo XVI encontrado en el antiguo almacén de su casa. Una tarea interesantísima, pero ardua al mismo tiempo.

                                                             Hidehito Higashitani[1]






[1] HIDEHITO HIGASHITANI es catedrático emérito de la Kobe University of Foreign Studies y actualmente catedrático de Literatura en Himeji Dokkyo University (Japón).

viernes, 18 de octubre de 2013

Corazón de madre con el prójimo

          Y si de todo esto quieres tener particular memoria y comprenderlo en una palabra, trabaja por tener, como ya dijimos, para con el prójimo corazón de madre, y así podrás cumplir enteramente con todo lo susodicho.
            Mira de la manera que una buena y cuerda madre ama a su hijo: cómo le avisa en sus peligros, cómo le acude en sus necesidades, cómo lleva todas sus faltas, unas veces sufriéndolas con paciencia, otras castigándolas con justicia, otras disimulándolas y tapándolas con prudencia; porque de todas estas virutudes se sirve la caridad como reina y madre de las virtudes. Mira cómo se goza de sus bienes; cómo le pesa de sus males; cómo los tiene y los siente por suyos propios; cuán grande celo tiene de su honra y de su provecho, con qué devoción ruega siempre a Dios por él, y, finalmente, cuánto más cuidado tiene de él que de sí misma, y cómo es cruel para sí por ser piadosa para con él.
            Y si tú pudieres arribar a tener esta manera de corazón para con el prójimo, habrás llegado a la perfección de la caridad, y ya que no puedas llegar aquí, a lo menos esto debes tener por blanco de tu deseo, y a esto debes siempre enderezar tu vida: porque mientras más alto pretendieres subir, más bajo quedarás[1].

Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. VI, F.U.E., Madrid 1995, p. 451-2





[1] FRAY LUIS DE GRANADA, Obra Selecta. Una suma de la vida cristiana.Textos seleccionados por Fray Antonio Trancho, B.A.C., Madrid 1947, p. 402

El Rosario de Nuestra Señora: devoción excelente


                Pues en este libro ('Meditaciones de la vida de Cristo') se ha tratado hasta aquí de los principales misterios de la vida de nuestro Salvador, es ahora de saber que, entre otros muchos frutos para que sirve esta doctrina, uno de ellos es saber por aquí la historia de los misterios del Rosario: y por esto me pareció dar aquí brevemente la razón por la cual esta devoción es tan universal y tan celebrada en la Iglesia cristiana, y declarar cuáles sean los misterios que comprende, para que con mayor estudio y diligencia los devotos de nuestra Señora se apliquen a ella [1].
Virgen de Lepanto
Santa Cruz la Real en Granada
Y así no es otra cosa la devoción del Rosario, si se aplica como conviene, sino meditación de los principales misterios de la vida de nuestro Salvador y de su santísima Madre, los cuales andan juntos, porque en todos ellos entrevino la Virgen nuestra Señora como su Hijo bendito, mayormente en los de su santa niñez.
         Advertiremos que se reparte en quince misterios principales de la vida de nuestro Salvador y de su santa Madre, que son cinco gozosos, y cinco dolorosos, y otros cinco gloriosos.
         Los cinco primeros gozosos son: la anunciación del ángel a nuestra Señora, la visitación a Santa Isabel, la natividad del Salvador, la adoración de los Reyes Magos, la purificación de nuestra Señora y presentación de su Hijo en el templo, o cuando después de perdido lo halló en el mismo templo.
         Los cinco dolorosos son: la oración del huerto, los azotes a la columna, la coronación de espinas, el llevar la cruz a cuestas, el ser crucificado en ella, con lo cual se junta el oficio de la sepultura y la soledad de nuestra Señora.
         Mas los cinco misterios gloriosos son: la resurrección del salvador, con el aparecimiento a la sagrada Virgen y a los discípulos, la subida al cielo, en la cual piadosamente creemos haberse hallado la Virgen Santísima, porque justo era que la que se halló presente a los dolores del monte Calvario, no careciese de la fiesta y gloria del monte Olivete. El tercer misterio glorioso fue la venida del Espíritu Santo, a la cual esta Virgen se halló presente con los discípulos y discípulas de su Hijo. El cuarto fue su gloriosa asunción, y el quinto, la gloria de su coronación.
         Pues el que quiere cumplir con esta devoción, no se ha de contentar con rezar secamente las Avemarías que el Rosario comprende, sino, rezando con la boca, debe el corazón ir rumiando y meditando estos misterios susodichos, deteniéndose en cada uno con la devoción que el Espíritu Santo le administrare.
Pues con esta devoción, que pertenece a la gloria del Hijo y de la Madre, alcanzará el hombre la gracia y favor de ambos, para que le sean favorables en todos los negocios y trabajos de esta vida, y mucho más en el postrer trance de la muerte, para que, ayudado en este paso, vaya a gozar y ver esta santa Virgen con su precioso Hijo en el cielo. Al cual sea honra y gloria en todos los siglos de los siglos. Amén.


Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. VIII, F.U.E. Madrid 1995, p. 296-8

                                     
Virgen del Rosario
Iglesia de Santo Domingo en Cartagena (Capilla Marraja)
                                 

[1] Tomado de:  www.dominicos.org/espiritualidad/rosario/voces








[1] Tomado de  www.dominicos.org/espiritualidad/rosario/voces

miércoles, 16 de octubre de 2013

Biblioteca de Azorín en Monóvar

           ¿Cuál es su mérito y su puesto en la literatura castellana? De Azorín, que le ha estudiado con cariño e inteligencia es esta frase: En Fray Luis de Granada se inicia la lengua castellana moderna: Granada la escribe y da, en la 'Retórica', su estética[1]. Y partiendo de Granada, como de un limpio hontanar, ha trazado en un bello ensayo –De Granada a Castelar- la trayectoria del castellano moderno. Se le lee hoy con la misma facilidad que hace cuatro siglos. A su lado, otros escritores contemporáneos suyos resultan arcaicos y a trechos ininteligibles. La prosa de este hombre –añade el mismo Azorín- es casi nueva, moderna, inactual. El castellano le debe –escribirá Cejador- el estilo oratorio, amplio y elegante, numeroso y bien trabado[2].

Fray Luis de Granada, Obra selecta. Una Suma de la vida cristiana, B.A.C., Madrid 1947 p. LXVII

Textos seleccionados por Fr. Antonio Trancho; Introducción de Fr. Desiderio Díez de Triana




[1] AZORÍN, De Granada a Cautelar, p. 9, Col. Austral
[2] CEJADOR, Historia de la lengua y literatura castellana t. II, Madrid 1915, p. 124

                                             













martes, 15 de octubre de 2013

María Teresa Cervantes

                                                  ROSAS EN DICIEMBRE

         La semana pasada paseaba por la plaza de los Héroes de Cavite cuando me sorprendieron las espléndidas rosas rojas que se alzaban en los jardines de los parterres, y me acordé de la observación del historiador romano Plinio a quien habían admirado las rosas de Cartagena en invierno.


Plinio en el Parque Torres

         Hace frío, y pasa el tiempo muy rápido, nos parece. Y se siguen publicando libros de poesía, y haciendo homenajes a escritoras como Mª Teresa Cervantes. Nacida en Cartagena y poetisa.
      Se me va la mente a un conocido investigador, ocupado en estudiar la vida de los caribes americanos; antes ha editado la obra de fray Luis de Granada, y antes la biografía del santo varón, donde relata los años más fecundos de fray Luis escritor, éste, aunque temiera que el Señor no le diera espacio, ya tenía sobre la mesa su mayor obra La Introducción del Símbolo de la fe que, terminada en 1582, publica en Salamanca en 1583. Así lo cuenta el propio fray Luis:

         Nuestro libro, a Dios gracias, está ya impreso, y ha tardado tanto porque es mucha escritura. Ca es cuasi tanto como todos los otros libros que tengo escritos en nuestra lengua.

         Creo que la obra de un escritor nos da idea de lo que es, a mí me pasa algo parecido cuando veo la gran obra de María Teresa y la agilidad y facilidad con que publica libros en verso. Llega un momento en la vida, en que un poeta busca actividades más interesantes, y cambia de tercio. Cuando el poeta sigue escribiendo poesía en la madurez se convierte en un clásico, ¿no es así?.

Soldado y rosas en diciembre

         No soy escritora y admiro a quien escribe por la dificultad que eso supone. Y no hablo en broma.
      ¿Qué me impresiona de la poesía de Mª Teresa? Su substancia, su contenido, lo que dice. Es posible que como lectora la valore por aquello, precisamente, que a mí me dice. 
         No puedo remediar esta actitud, pues no soy un crítico, soy una amiga. Ella dice en estos versos sueltos:


     ‘y he vivido el milagro de sentirme’

     ‘que hace resucitar mis alegrías’

      ‘saberme caminando’

     ‘en el parto de mi madre’

     ‘La página que vivo’
     ‘No creo en paraísos’
     ‘Quiero seguir viviendo’

     ‘amo la tierra que piso’ 
     ‘le gustaba asomarse a ver la lluvia’
     ‘en silencio invocando belleza’
     ‘una plegaria’

     ‘mitifique el jardín bajo el sol de la tarde’


     ‘la nave, mar adentro’


     ‘la música que fulge en el silencio’

     ‘el aire de la noche nos penetra la vida’


     ‘en busca de quietud, de paz, de un aire limpio’

     ‘aquí las bellas margaritas’

     ‘del cosmos’

     ‘Mas se advierte una luz
     antes de que amanezca’

     ‘eternidad’

     ‘Concebida cual niña solitaria’
     ‘pudo ser su verdadero autor’


¿Nos podemos preguntar de donde mana su poesía?
¿Cuál es la fuente de dónde bebe?.

Ella nos dice que su poesía fluye del cosmos, que busca la eternidad, como niña solitaria advierte una luz que la conduce más allá, en busca de su Creador. Que desea el aire limpio, la quietud, la paz, las bellas margaritas. La noche estrellada la hace sentirse viva, y la música, y el silencio. Ama también la tierra, su tierra, y meterse mar adentro. No cree en los paraísos, pero invoca en su plegaria la belleza. Vive en el milagro la página de cada día, desde que su madre le dio el ser, camina por la vida llena de alegría, como en una resurrección.


Rosa en la Plaza de los Héroes de Cavite

         Es María Teresa como una de estas rosas que florecen en nuestra tierra en diciembre, rosas rojas, hermosas: Mitifique el jardín bajo el sol de la tarde, escribe Mª Teresa dorando su color.

Rosas sobre la Muralla del Mar



Aurora Llamas Inglés

Homenaje a fray Luis de Granada (1588-1988)



                                       

Lápida conmemorativa del IV Centenario de la muerte de Fray Luis de Granada
       

El Colegio San Gregorio de Valladolid

Asimismo el Colegio-Convento de San Gregorio de Valladolid desde su fundación en 1499 fue un centro teológico y de espiritualidad de gran importancia, donde se vivían con notable intensidad las últimas corrientes culturales (humanistas) y de espiritualidad (savonarolismo, erasmismo, etc.), y donde al mismo tiempo se enseñaba la Suma de Santo Tomás desde la primera hora. Sus estatutos fueron modelo para otros centros universitarios inmediatamente posteriores. Aquí actuaron o se formaron casi todos los grandes maestros teólogos dominicos: Deza, Matías de Paz, Vitoria, Carranza, Cano, Luis de Granada, etc. La gran importancia de este centro dominicano la veremos más tarde al tratar de las instituciones teológicas[1].


Juan Belda Plans, La Escuela de Salamanca, B.A.C., Madrid 2000, p. 70


[1] Cf. M. ANDRÉS, La Teología Española, vol. 1, p-130-2

lunes, 14 de octubre de 2013

Carta de santa Teresa de Jesús


                                                        Beas (Jaén), fines de mayo, 1575
           Jhs.
           La gracia del Espíritu Santo sea siempre con vuestra paternidad, amén.
De las muchas personas que aman en el Señor a vuestra paternidad por haber escrito tan santa y provechosa doctrina y dan gracias a Su Majestad, y por haberle dado a vuestra paternidad para tan grande y universal bien de las almas, soy yo una.
         Y entiendo de mí que por ningún trabajo hubiera dejado de ver a quien tanto me consuela oir sus palabras, ni se sufriera conforme a mi estado y ser mujer. Porque sin esta causa, la he tenido de buscar personas semejantes para asegurar los temores en que mi alma ha vivido algunos años. Y ya que esto no he merecido, heme consolado de que el señor don Teutonio[1] me ha mandado escribir ésta, a lo que yo no tuviera atrevimiento. Mas fiada en la obediencia espero que nuestro Señor me ha de aprovechar para que vuestra paternidad se acuerde alguna vez de encomendarme a nuestro Señor, que tengo dello gran necesidad por andar con poco caudal puesta en los ojos del mundo, sin tener ninguno para hacer verdad algo de lo que imaginan de mí. Entender vuestra  paternidad esto basta a hacerme esta merced y limosna, pues tan bien entiende lo que hay en él y el gran trabajo que es para quien ha vivido una vida harto ruín. Con serlo tanto, me he atrevido muchas veces a pedir a nuestro Señor la vida de vuestra paternidad sea muy larga. Plega a Su Majestad me haga esta merced y vaya vuestra paternidad creciendo en santidad y amor suyo, amen.
         Indigna sierva y súbdita de vuestra paternidad

                                                                 
Teresa de Jesús, carmelita

        

El señor don Teutonio creo es de los engañados en lo que me toca. Díceme quiere mucho a vuestra paternidad. En pago de esto está vuestra paternidad obligado visitar a su señoría, no se crea tan sin causa[2].

                                             
Santa Teresa de Jesús en la Catedral de Murcia

Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. XXI, F.U.E. Madrid 1998, p. 298





[1] Don Teutonio de Braganza (1530-1602), coadjutor y sucesor del Cardenal Infante Don Enrique en la sede de Évora
[2] SANTA TERESA, Obras Completas, t. III, ed. Efrén-Steggink en BAC, Madrid 1958, p. 126-7