viernes, 22 de enero de 2016

María Luisa Horcajadas Rivero

                   La Alhambra, el paisaje granadino y Fray Luis


                No sólo Fray Luis, sino los mismos Reyes Católicos se sentirían impresionados al entrar en Granada por el lujo de las mezquitas, palacios y mansiones de las clases pudientes, por los talleres de seda, la animación comercial de la Alcaicería, por la gran abundancia de fuentes y jardines y, por encima de todo ello, por el esplendor de la Alhambra, sede hasta entonces del Emirato Nazarí, y situada en la Ciudad Alta (Madinat al –Hamra), por oposición a la situada a los pies de la colina de la Al- Sabika, la Ciudad Baja (Madinat Garnata), extendida a ambas orillas del río Darro y que con sus cinco arrabales (Albayzin, Al-Ajsaris (actual Juan de los Reyes), Al-Ramla (actual calle Mesones, Al-Fajjarin (actual Barrio del Realejo) y el de Al-Nayd o de la Loma (actual calle Molinos)) sumaban los 50.000 habitantes que contaba Granada en época de Fray Luis[1].
                Por otra parte, como apunta el insigne arabista, Padre Darío Cabanelas, O.F.M., el hecho de que la toma de Granada se hiciera mediante el otorgamiento de Capitulaciones, de rendición sin condiciones del último de los reyes de la dinastía Nazarí en Granada, hizo que se cobraran intactos Granada y la belleza  de sus alcázares; y no sólo esto, sino que ordenaron sus nuevos Reyes reparar el daño que se había producido en algunas construcciones como consecuencia de las guerras entre los propios musulmanes durante el s. XV[2]. Así, escribiría la Reina Isabel al arzobispo de Granada, Hernando de Talavera, refiriéndose a Granada: …sino por lo que toca a esa ciudad (Granada) que la tengo en más que a mi vida y por eso pospongo todo lo que me toca[3].
                Nos parece conveniente demorarnos un momento en la belleza de la Alhambra y su entorno porque sabemos que de ellos ya disfrutó Luis de Granada en su infancia y juventud y por la profunda huella que pudieron ejercer en su carácter, enormemente sensible para la apreciación de la Naturaleza, que en Fray Luis, y frecuentemente en otros autores de la misma época o anteriores, era inseparable de su dimensión sagrada, es decir, la Naturaleza en tanto que Creación, en tanto que huella de Dios en el mundo. No le sería muy difícil a Fray Luis elevarse desde los jardines y palacios de la Alhambra y de las amenas huertas del Generalife, desde la visión de la Sierra Nevada y de la dilatada Vega, hasta Dios. Y así, lo evocaría Fray Luis en un pasaje de exaltación de la Naturaleza al que alude para acuciar al cristiano lector a su desapego de todo lo mundano:
                …las ricas portadas, los zaquizamíes de marfil, las mesas de arrayán cortadas a tijera; el laurel, el arrayán, los cedros olorosos, los álamos y la hiedra que viste de verdura las paredes de los jardines y les sirve de armar (…); las violetas moradas, los blancos lirios, las resplandecientes rosas  (…) las clavellinas, los claveles, los alhelíes, las matas de albahaca; los montes que se levantan a lo alto con sus collados cubiertos de nieve; y la caída de los ríos que, nacidos de una fuente, corren de Oriente a Occidente; y verás las arboledas que en lo alto de los collados se están meneando, y los grandes bosques con sus animales y cantos de aves que en ellos resuenan; y verás la llanura de los campos extendidos por largos espacios[4].
                Y todo ello como obra del Creador: …¿Qué serán todas estas criaturas sino predicadoras de su hacedor, testigos de su nobleza, espejos de su hermosura, anunciadoras de su gloria, despertadoras de nuestra pereza, estímulos de nuestro amor, y condenadoras de nuestra ingratitud?[5].

                                     

Mª Luisa Horcajadas Rivero, Granada en la vida y obra de Fray Luis; en VARIOS, Fray Luis de Granada, un escritor contemporáneo, Ediciones del Orto, Madrid 2009, p.41-2




[1] ALONSO DEL CAMPO, URBANO, La ciudad de Granada en tiempos de Fray Luis, Universidad de Granada, 53; Fray Luis de Granada, su obra y su tiempo, Actas Congreso Internacional, Granada 1993
[2] CABANELAS RODRIGUEZ, DARÍO, Santa Cruz la Real. V Centenario, 1492-1992, Granada 1995
[3] BERMÚDEZ DE PEDRAJA, F., Historia Eclesiástica de Granada, Univ. de Granada; ALONSO DEL CAMPO, 57
[4] OBRAS t. V, 36, 24, 97, 98, 51, 103; HUERGA, Fray Luis de Granada, B.A.C. Madrid 1988, 13
[5] Ib. 13

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