jueves, 14 de febrero de 2019

Carta a Carranza

        La amargura de aquellos larguísimos días, confortado sólo con la oración propia y con la compasión de los amigos, la refleja en una carta a Carranza. Se la envió en mano, no por la posta ordinaria. Y se olvidó poner la fecha. Yo conjeturo que la escribió el 25 de julio de 1559. Ese día, o días después, da igual. Lo importante es el contenido: una página autobiográfica; un grito de escritor que se resiste a que lo pongan en la picota, no tanto por sí cuanto por el escándalo del prójimo; un retrato del talante de don Fernando de Valdés; un eco del pavor colectivo; un firme propósito de no rendirse; en fin, un desahogo de angustia vital. La comparte con el amigo, sin saber que a éste le rondan peores augurios. He aquí, al pie de la letra, la carta:
 
        Reverendísimo y Ilustrísimo señor: 'Gratia et paz Christi'
        No se ha ofrecido hasta agora cosa nueva que escribir a Vuestra Señoría Reverendísima, y por eso aguardé a la vuelta de este padre para escribir con él. Yo llegué aquí bueno, y luego fui al Arzobispo [de Sevilla e Inquisidor General, don Fernando de Valdés], y hállele todo lleno del espíritu de aquel padre [-Melchor Cano], y así todas sus palabras y pareceres en él, 'praesertim' que el negocio estaba ya concluido, y el 'Catálogo [de libros prohibidos]' dado al impresor, y todas las obras de fray Luis de Granada prohibidas en él. De manera que a no venir yo acá, 'actum erat de negocio prorsus'. Agora hay esperanza de algún remedio, a lo menos de que me dejará reformar el 'Libro de oratione' a su gusto, y que así lo pasara; aunque de esto no hay palabra del Arzobispo...
 
ÁLVARO HUERGA, Fray Luis de Granada, B.A.C. Madrid 1988  p. 143-144

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