jueves, 21 de mayo de 2020

Juan Pablo II: 'Oración a la Virgen María'


ORACIÓN DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II EN LA FIESTA LITÚRGICA DE LA NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARÍA

¡Oh Virgen naciente,

esperanza y aurora de salvación para todo el mundo, vuelve benigna tu mirada materna hacia todos nosotros, reunidos aquí para celebrar y proclamar tus glorias!


¡Oh Virgen fiel,

que siempre estuviste dispuesta y fuiste solícita para acoger, conservar y meditar la Palabra de Dios, haz que también nosotros, en medio de las dramáticas vicisitudes de la historia, sepamos mantener siempre intacta nuestra fe cristiana, tesoro precioso que nos han transmitido nuestros padres!


¡Oh Virgen potente,

que con tu pie aplastaste la cabeza de la serpiente tentadora, haz que cumplamos, día tras día  nuestras promesas bautismales, con las cuales hemos renunciado a Satanás, a sus obras y a sus seducciones, y que sepamos dar en el mundo un testimonio alegre de esperanza cristiana!


¡Oh Virgen clemente,

que abriste siempre tu corazón materno a las invocaciones de la humanidad, a veces dividida por el desamor y también, desgraciadamente, por el odio y por la guerra, haz que sepamos siempre crecer todos, según la enseñanza de tu Hijo, en la unidad y en la paz, para ser dignos hijos del único Padre celestial!

Amén.

(Misa en Frascati, 8 de septiembre de 1980); 
Ed. Libreria Editrice Vaticana
 
                                                          
                                                        ********************
     Sube aún más arriba, sobre todos los coros de los ángeles, y hallarás otra gloria singular, la cual maravillosamente alegra toda aquella corte soberana y embriaga con maravilloso dulzor la ciudad de Dios.
     Alza los ojos y mira aquella Reina de misericordia, llena de claridad y hermosura, de cuya gloria se maravillan los ángeles, de cuya grandeza se glorian los hombres. Esta es la Reina del cielo, coronada de estrellas, vestida de sol, calzada de la luna y bendita sobre todas las mujeres.
      Mira, pues, qué gozo será ver a esta Señora y Madre nuestra no ya de rodillas ante el pesebre... sino con inestimable paz y seguridad asentada a la diestra del Hijo, sin temor de perder jamás aquel tesoro.

FRAY LUIS DE GRANADA, Obra Selecta, B.A.C., Madrid MCMXLVII p.1113

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