domingo, 14 de diciembre de 2014

San Juan de la Cruz, 'Cántico Espiritual'

CANCIÓN 24

                                                     Nuestro lecho florido,
                                             de cuevas de leones enlazado,
                                             en púrpura tendido,
                                             de paz edificado,
                                             de mil escudos de oro coronado.

         En las dos canciones pasadas ha cantado el alma esposa las gracias y grandezas de su Amado, el Hijo de Dios. Y en ésta no sólo las va prosiguiendo, mas también canta el feliz y alto estado en que se ve puesta y la seguridad de él; y lo tercero, las riquezas de dones y virtudes con que se ve dotada y arreada en el tálamo de su Esposo, porque dice estar ya ella en unión con Dios, teniendo ya las virtudes en fortaleza; lo cuarto que tiene ya perfección de amor; y lo quinto, que tiene paz espiritual cumplida y que toda ella está enriquecida y hermoseada con dones y virtudes como se puede en esta vida poseer y gozar, según se irá diciendo en los versos.

S. JUAN DE LA CRUZ, Vida y Obras de San Juan de la Cruz, B.A.C., Madrid 1960 p. 915

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         Pues para entendimiento de esto es de saber que la inmensa bondad de nuestro Señor de tal manera trata en esta vida a sus familiares amigos, cuando los ve ya destetados del mundo, y descarnados de toda carne, y hechos hombres espirituales y divinos, que les da una cata de aquel vino celestial, y unas como primicias de aquellos bienes eternos, de que para siempre han de gozar, como arriba declaramos.
      Porque en esta moneda paga el ciento por uno en este mundo, como lo promete en su evangelio (Mc 10, 30), haciendo mercedes y dando grandes consolaciones a los que por su amor renunciaron a todas las consolaciones del mundo.

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. X, F.U.E. Madrid 1996, p.149

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