martes, 1 de marzo de 2016

Julia Urgel González

     Fray Luis de Granada posee una cultura enorme; domina el conocimiento de las Sagradas Escriturqas, de los clásicos, de los Santos Padres de la Iglesia, y por supuesto de Santo Tomás. También se interesa por los descubrimientos de su época, cultiva los valores del humanismo y establece fuertes vínculos entre éste y una inspirada religiosidad, dejando un precioso modelo moral e intelectual para la posteridad. Admira a los escritores que antes que él alabaron a la naturaleza; los cita continuamente, se ve a sí mismo como devoto seguidor y no se da cuenta por su humildad, de qué manera los supera. Nombra mucho a San Ambrosio y su discípulo San Agustín; a San Francisco de Asís y San Buenaventura. De los clásicos, Cicerón y Séneca, además de Aristóteles, tienen todo su aprecio.
        Les transcribo una reflexión de Fray Luis mientras relata las maravillas de la Naturaleza:

   Por donde claramente se sigue que todo este tan perfecto teatro, poblado de tantas cosas, esclarecido con tantas lumbreras, hermoseado con tanta variedad de cosas, cercado de tan grandes y resplandecientes cielos, gobernado por tan ciertas y maravillosas leyes, fue creado sólo para servicio, mantenimiento y uso del hombre, y para que le fuese un espejo en que mirase al Creador y un libro natural en que leyese su sabiduría, su omnipotencia, su providencia (ALONSO DEL CAMPO, URBANO, Canto a la Naturaleza, de Fr. Luis de Granada. Universidad de Granada 1991, p. 13). 
        Cuando Fray Luis de Granada sostiene que los animales fueron creados para servir al hombre, está firmemente persuadido de este aserto, porque concuerda con la Biblia, concuerda con la doctrina de Santo Tomás y concuerda también con las tesis de pensadores tan acreditados como Aristóteles y Cicerón. También dice cómo el hombre debe cuidarlos y alimentarlos; esto es conservación de la naturaleza, cosa fácil de entender, si el hombre ama algo o a alguien, lo normal es cuidarlo y conservarlo. En nuestro tiempo, por el abuso, el egoísmo, la avaricia y el desamor a lo que nos rodea, ha hecho necesario legislar a favor de los animales, como una conquista del ecologismo actual, que intenta frenar y evitar la extinción de tantas especies que están desapareciendo o cerca de desaparecer. Fray Luis se admira de estas diversidad faunística y botánica del mundo con estas palabras: ¡cuánta diversidad vemos de bestias, dellas mansas, dellas fieras, cuántos vuelos y cantos de aves, cuán grandes pastos para los ganados y cuántos bosques para la vida de los animales silvestres (op. cit. p. 54).

Julia Urgel González, Fray Luis de Granada y la ecología; en Fray Luis de Granada un escritor contemporáneo, ed. del Orto, Madrid 2009 p. 124

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