domingo, 25 de noviembre de 2018

La ciencia de los santos

        Con razón llaman los maestros de la vida espiritual a esta filosofía ciencia de los santos. Y ésta es la que logró con altísima perfección san Francisco de Asís, que consagró su vida, y el instituto que fundó, a estas dos tareas. Porque, ¿no procuró dedicar todo lo que pudo de su vida a la oración y a la contemplación de las cosas divinas? ¿Qué quehacer más prioritario en su instituto que el menosprecio de los bienes terrenos y la profesión de la pobreza evangélica para desligarse de los impedimentos de ese cuidado y ejercicio? Siendo, pues, la meta de la vida religiosa el desapego a las cosas terrenas y la dedicación a las espirituales, es lógico que nos detengamos a exponer cómo la pobreza nos ayuda a conseguir este objetivo.
        No debemos, por tanto, olvidar, que al inicio del sermón pusimos por lema, acomodado a san Francisco de Asís, el texto de los proverbios de Salomón: soy el más necio de los hombres (Pr 30, 2). Pues ahora para tejer el elogio de la pobreza, me aplico a mí esas palabras, y me confieso el más necio de todos, porque oso intentar moveros al amor de esa santa pobreza.
 
FRAY LUIS DE GRANADA, Obras Completas t. XLIV, F.U.E. Madrid 2004 p. 25

Traducción, edición y notas por Álvaro Huerga (In Memoriam)

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