jueves, 19 de diciembre de 2013

Fray Luis adaptado por Juan Cobo en Filipinas

      Fray Juan Cobo, (Alcázar de San Juan, entonces llamado "Alcázar de Consuegra", provincia de Ciudad Real ¿1546? - Formosa, 1591), misionero dominico, diplomático, traductor, astrónomo y sinólogo español.
       Tradujo al chino algunas obras de Séneca y el Catecismo (Doctrina Christiana en letra y lengua china, compuesta por los padres ministros de los Sangleyes, de la Orden de Santo Domingo, 1593, póstumo; se conserva un ejemplar en la Biblioteca Vaticana), así como, al español, el Mingxin baojian, 明心寶鑑, con el título de Espejo rico del claro corázón (1592), colección de aforismos y breves diálogos sapienciales de tradición confuciana, budista y taoísta, atribuida a Fan Liben. Se trata del primer libro chino traducido a una lengua europea. Sirvió en siglos pasados de libro de texto en las escuelas chinas para aprender a leer el español y se difundió por Corea, Vietnam y Japón.
     Cobo y Benavides levantaron también un hospital y la iglesia de San Gabriel, en el parián o barrio chino, para los chinos conversos sangleyes de Manila. Cobo, aficionado a las matemáticas, divulgó también en Asia la astronomía occidental a través de un libro impreso de 62 páginas que contiene una primera parte de discusiones teológicas y una segunda de cosmografía occidental, posiblemente una traducción al chino de un libro suyo titulado De Astronomía. Se trata en realidad de una adaptación de la Introducción al símbolo de la Fede fray Luis de Granada con el título de Shih Lu (en base a la transcripción los dos últimos caracteres de las primeras palabras que aparecen en el libro chino: 實錄), Apología de la verdacera religión.
     Fue enviado al Japón como embajador por el gobernador de Filipinas don Gómez Pérez Dasmariñas en 1592; desembarcaron en Taico Sama y el emperador Totoyomi Hideyoshi le recibió con grandes honores. La embajada estaba compuesta por el capitán Lope de Llano, Juan Cobo y dos intérpretes chinos cristianos de Manila, uno de ellos llamado Antonio López y el otro Juan Sami, “maestro de lengua china”. Allí les recibió el capitán Juan Solís y su criado Luís, que llevaban algún tiempo en la isla, a fin de facilitar más la comunicación. El objetivo principal de los embajadores era verificar la autenticidad de una carta amenazadora de Hideyoshi y conseguir la amistad de los japoneses o, en su defecto, retrasar la posible invasión de las Filipinas. Ajustó un tratado de paz por el que se consentía reanudar la predicación del Evangelio, hacía largo tiempo prohibida, en todo el imperio. Gracias a su gestión se reanudó, pues, el culto de la iglesia católica en el Japón. Embarcado hacia las Islas Filipinas, una furiosa tormenta le arrojó a la isla de Formosa, donde fue asesinado por sus habitantes en 1591.


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