domingo, 8 de diciembre de 2013

Lo que nos enseña la fe

         Pues  comenzando primeramente por la fe, ya se ve que ésta es el primer principio y fundamento de toda la vida cristiana. Porque la fe nos hace creer que Dios es nuestro criador, gobernador, redentor, santificador, glorificador, y, finalmente, nuestro principio y nuestro último fin. Ella es la que nos enseña cómo hay otra vida después de ésta, y juicio universal de todas nuestras obras, y pena y gloria perdurable para buenos y malos. Pues claro está que la fe y crédito de estas cosas enfrena los corazones de los hombres, y los hace estar a raya, y vivir en temor de Dios. Porque a no estar esto de por medio, ¿qué sería la vida de los hombres? Y por esto dijo el profeta que el justo vivía por la fe[1], no porque ella baste para darnos vida, sino porque con la representación y consideración de las cosas que ella nos enseña, nos provoca a apartar del mal y seguir el bien; y por esto mismo nos la manda tomar el Apóstol por escudo contra todas las saetas encendidas del enemigo[2], porque no hay mejor escudo contra las saetas del pecado que traer a a memoria lo que la fe nos tiene contra él revelado.
           Mas, para que esta fe obre en nosotros este efecto, es menester que algunas veces nos pongamos a rumiar y considerar con un poco de atención y devoción eso que nos enseña la fe. Porque, no habiendo esto, parece que la fe nos sería como una carta cerrada y sellada que, aunque vengan en ella nuevas de grandísima pena o alegría, no nos mueven a lo uno ni a lo otro más que si nada hubiésemos recibido, porque no habemos abierto la carta, ni mirado lo que viene en ella. Pues ¿qué cosa se puede decir más a propósito de la fe de los malos que ésta?.

Fray Luis de Granada, Obras Completas,  t. I, F.U.E., Madrid 1994 p. 27





[1] Ha 2, 4
[2] Ef 6, 16

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