jueves, 6 de noviembre de 2014

El artificio de la hermosa granada

        Pues el artificio de una hermosa granada, ¡cuánto nos declara la hermosura y artificio del Creador! El cual, por ser tan artificioso, no puedo dejar de representar en este lugar.
        Pues primeramente Él las vistió por defuera con una ropa hecha a su medida, que la cerca toda y la defiende de la destemplanza de los soles y aires, la cual por defuera es algo tiesa y dura, mas por dentro más blanda, porque no exaspere el fruto que en ella se encierra, que es muy tierno; mas dentro de ella están repartidos y asentados los granos por tal orden, que ningún lugar por pequeño que sea, queda desocupado y vacío. Está toda ella repartida en diversos cascos, y entre casco y casco se extiende una tela más delicada que un cendal, la cual los divide entre sí. Porque como estos granos sean tiernos, consérvanse mejor divididos con esta  tela que si todos estuvieran juntos.
        Allende de esto, si uno de estos cascos se pudre, esta tela defiende a su vecino, para que no le alcance parte de su daño. Porque por esta causa el Creador repartió los sesos de nuestra cabeza en dos senos o bolsas divididos con sus telas, para que el golpe o daño que recibiese la una parte del cerebro no llegase a la otra.


Granadas. María Robles
         Cada uno de estos granos tiene dentro de sí un osecico blanco, para que así se sustente mejor lo blando sobre lo duro, y al pie tiene un pezoncico tan delgado como un hilo, por el cual sube la virtud y jugo desde lo bajo de la raíz hasta lo alto del grano; porque por este pezoncico se ceba él, y crece, y se mantiene, así como el niño en las entrañas de la madre por el ombliguillo. Y todos esos granos están asentados en una cama blanda, hecha de la misma materia de que es lo interior de la blusa que viste toda la granada.
        Y para que nada faltase a la gracia de esta fruta, remátase toda ella en lo alto con una corona real, de donde parece que los reyes tomaron la forma de la suya.
        En lo cual parece haber querido el Creador mostrar que era esta la reina de las frutas. A lo menos en el color de sus granos, tan vivo como el de unos corales, y el sabor y sanidad de esta fruta, ninguna le hace ventaja. Porque ella es alegre a la vista, dulce al paladar, sabrosa a los sanos y saludable a los enfermos, y de cualidad que todo el año se puede guardar.

Fray Luis de Granada, Canto a la Naturaleza, Selección de Urbano Alonso del Campo, Universidad de Granada, Granada 1991, p. 54

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