jueves, 18 de junio de 2015

Los Apóstoles atrajeron a todo el mundo

       La virtud es siempre hermosa, y suscita no sólo amor, sino también imitación. Así como los perfumes llenan de fragancia el ambiente, así la presencia de un hombre virtuoso ayuda al prójimo según san Gregorio de Nisa[1]. Con la rica fragancia de las virtudes atrajeron los Apostoles a todo el mundo, pudiendo decir con verdad: somos para Dios buen olor de Cristo[2]. Nada hay en este mundo más fragante y más suave que la virtud para quien tiene olfato para percibirlo. Así de bien olía el apóstol Pablo, que llegó a decir: Por lo demás, hermanos, atended a cuanto hay de verdadero, de honorable, de justo, de puro, de amable, de laudable, de virtuoso y de digno de alabanza; a eso estad atentos, y practicad lo que habéis aprendido y recibido y habéis oído y visto en mí[3].
         ¿Veis, pues, cómo enseña no sólo con palabras, sino más aún con el ejemplo, cómo instruye no sólo los oídos, sino también los ojos de los que lo ven con fulgor de sus virtudes? Pues eso es lo que principalmente recomendó el Señor a los pastores: Alumbre vuestra luz a los hombres de modo que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen a vuestro Padre, que está en los cielos[4].

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. XV, F.U.E. Madrid 1997, p. 370-1

Traducción de Álvaro Huerga





[1] S. GREGORIO NISSENUS, In Cant., homilia 1: PG 44, 783
[2] Co II 2, 15
[3] Co II, 2, 15; Flp 4, 8-9
[4] Mt 5, 16

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