martes, 29 de marzo de 2011

Ricardo Alarcón Buendía traductor de fray Luis de Granada I

Ricardo Alarcón Buendía, catedrático de Latín y profesor tutor de la U.N.E.D. en Cartagena, se ha ocupado de la traducción de parte de los Sermones de fray Luis de Granada, con arte y maestría.

Su labor impagable, cuidadosa y silenciosa, durante varios años, ha dado como fruto las espléndidas traducciones de los tomos XXIV, XXV, XXVII, XXXIV, XXXV, XXXIX, y XL, pertenecientes a última edición la Obra Completa del dominico.

Esta labor no ha surgido de la nada, sino que es resultado de una larga trayectoria como profesor de Bachillerato, doctor en Lenguas Clásicas, además de ser Tutor de Filología en la Universidad a Distancia. Previamente había traducido De Eruditione Filiorum Regalium escrita por Vicente de Beauvais, dominico compañero de santo Domingo, que vivió entre 1190 y 1264.

                             




Fray Luis es un fraile predicador, y estudioso hombre de letras. Le duele que los púlpitos portugueses estén en manos de clérigos ignorantes, por lo cual se propone facilitarles el arduo trabajo de la  instrucción del pueblo en los días de fiesta. Prepara varios sermones, bien abastados de citas de Sagrada Escritura, y de teología sana, para que, sin descuidar las tareas pastorales, los sacerdotes puedan enseñar la doctrina los domingos, según ordena el Concilio de Trento.

Escribe en latín las Conciones, unas dedicadas al tiempo litúrgico, otras predicables en las fiestas de los santos. y una Retórica eclesiastica, destinada a formar a los sacerdotes, estudiantes de la Universidad de Évora fundada por el Cardenal Don Enrique de Portugal, en las artes de la Oratoria.

Fray Luis se expresa tanto en castellano, como en portugués y latín, lengua de la Iglesia hasta el siglo XX. Cuando aparecen las lenguas vernáculas en la liturgia, es abandonado el estudio del latín por amplias masas de población, y se hace necesario traducirlo, incluso en ambientes eclesiásticos, para acceder a los tesoros de la doctrina cristiana.

Es entonces, cuando el traductor, que al conocimiento de la lengua, ha de añadir una amplia base teológica, histórica y filosófica, para no errar en la interpretación de un término, o en la transmisión de una idea, toma el texto original y lo vierte a una lengua nueva.  A todo ello, en el caso de traducir a fray Luis, necesita dominar la transcripción de textos y fijar los manuscritos del siglo XVI.

La edición de la Obras Completas de fray Luis de Granada, que ha impreso la Fundación Universitaria Española, ha sido coordinada y dirigida por el profesor Álvaro Huerga Teruelo. A partir de este momento, en que ha salido a la luz toda la obra del más grande escritor de nuestra literatura, puede conocerse íntegramente su doctrina.

Como difusor de la cultura española fray Luis no tiene parangón, la pintura, la escultura, la arquitectura y la música del siglo XVI, le deben muchos de sus temas e interpretaciones. Igual ocurre con algunos de los conocimientos científicos y de la naturaleza, que él toma como fundamento y expresión de la obra de Dios. No podemos entender el siglo XVI europeo, sin leer a este escritor de alcance universal.

La traducción de sus escritos latinos y portugueses, permite a los lectores de hoy, disfrutar de la doctrina fluida e  iluminada, en la que bebieron los autores místicos del Occidente europeo.

Fray Luis fue traductor tambien, según Menéndez Pelayo, de altura filológica y artística. Obras como Imitación de Cristo, Escala espiritual Perla preciosísima muestran la autoridad del fraile, acostumbrado a la traducción de textos de la Sagrada Escritura, de la más variada procedencia.

Los profesores que han traducido su obra siguen esta tarea suya de propagación y profundización del mensaje evangélico para el público de habla española. Agradecemos desde aquí el trabajo de latinistas como Álvaro Huerga, Ricardo Alarcón, Carlos Cristóbal Cano, Mar Morata, Donato González-Reviriego, y Juan Manuel Conesa. Como traductores y patrocinadores de siglos anteriores tendríamos a Pedro Duarte, Justo Cuervo y al obispo José Climent.

Aula Magna del Convento de S. Esteban. Inauguración del Curso 2009-2010

La meritoria labor del profesor Alarcón no termina aquí, sino que ha traducido al teólogo Melchor Cano, célebre por su participación en el Concilio de Trento, y contemporáneo de fray Luis. Junto con un grupo de filólogos clásicos, vierte al español la obra De locis theologicis en cuya presentación, en el Convento de San Esteban, el profesor murciano solicitó para sí humorísticamente un título como traductor de dominicos.


                                


         

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