domingo, 5 de abril de 2015

Cómo el Salvador apareció a la Virgen

        Ya, Señor, habéis glorificado esa carne sactísima que con vos padesció en la cruz: acordaos que también es vuestra carne la de vuestra madre, y que también padesció ella con vos, viéndoos padecer en la cruz. Ella fue cruificada con vos, justo es que también resucite con vos. Sentencia es de vuestro Apóstol (Rom 6, 8) que los que fueron compañeros de vuestras penas también lo han de ser de vuestra gloria; y pues esta señora os fue fiel compañera dende el pesebre hasta la cruz en todas vuestras penas, justo es que también agora lo sea de vuestras alegrías. Serenad aquel cielo escurecido, descubrid aquella luna eclipsada, deshaced aquellos nublados de su ánima entristecida, enjugad las lágrimas de aquellos virginales ojos, y mandad que vuelva el verano florido después del invierno de tantas aguas.

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. I, F.U.E. Madrid 1994 p. 114

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