jueves, 24 de enero de 2019

El entusiasmo de San Francisco de Sales


        Para lograr este afecto de caridad, por el que la predicación se hace creíble y eficaz, ayuda sobremanera el estudio de la oración y contemplación, en la cual contempla nuestro entendimiento las cosas espirituales y divinas[1]. De tal manera que como el fuego prende con facilidad en la leña seca, mas no así en la verde y húmeda, así los predicadores aplicados al estudio de las cosas divinas y de devoción fácilmente, como la leña seca, se inflaman en el fuego de la devoción y amor con el cual encienden los ánimos de los oyentes; mas los que no tienen devoción, como la leña húmeda, ni a sí mismos se encienden, ni pueden encender a los demás[2].
        La palabra hablada y la palabra escrita, ambas avaladas por una vida ejemplar, fueron las herramientas que Granada manejó para dar gloria a Dios y transmitir a los hombres el mensaje de salvación traída por Jesús...
        Fue nombrado Predicador General y ejerció servicios dentro de la Orden como Prior conventual y Prior Provincial. Cargos que no le impedirían su itinerancia en la predicación. Concretamente en Portugal, en el Alentejo y la diócesis de Évora, predicaría incansablemente, alentando la acción evangelizadora misionera, formando sacerdotes y animando la Universidad pastoral, al estilo de la de Baeza. Fr. Luis perpetuó su predicación a través de sus escritos. Todos ellos están empapados de su espiritualidad, y nos ofrecen un testimonio inmejorable de su visión de la vida cristiana. El entusiasmo que mostraron hacia su obra santos como Carlos Borromeo, Juan de Ribera o Francisco de Sales, nos hablan de lo certero de la empresa realizada por el granadino, que no sólo aportó con su doctrina, sino que además enseñó a otros a elaborar sus propias reflexiones adecuadamente.
NICASIO E. MARTÍN RAMOS, La espiritualidad de Fray Luis de Granada, Actas del V Centenario, ed. por CajaSur, Córdoba 2005 p. 79-80
 
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        Las personas devotas vuelan en Dios frecuente, pronta y altamente. En fin, la devoción no es otra cosa sino una agilidad y vivacidad espiritual, por medio de la cual la caridad ejercita sus acciones en nosotros, y nosotros por ella obramos pronta y aficionadamente; y como pertenece a la caridad el hacernos guardar los mandamientos de Dios, general y universalmente pertenece también a la devoción el hacer que los guardemos pronta y diligentemente.

SAN FRANCISCO DE SALES, Introducción a la vida devota, ed. Palabra, Madrid 2014 (10ª) p. 35

Traducción del francés por Francisco de Quevedo Villegas, publicada en Madrid año 1634

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 





[1] FRAY LUIS DE GRANADA Obras Completas t. XXII, F:U:E: Madrid p. 107
[2] Id. p. 115

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