miércoles, 14 de mayo de 2014

Fray Luis de León, la vida del labrador

CAPÍTULO V

Buscó lana y lino, y obró con el saber de sus manos.

No dice que el marido le compró lino para que ella labrase, sino que ella lo buscó para mostrar que la primera parte de ser hacendosa, es que sea aprovechada, y que, de los salvados de su casa, y de las cosas que sobran y que parecen perdidas, y de aquello de que no hace cuenta el marido, haga precio ella, para proveerse de lino y de lana, y de las demás cosas que son como éstas, las cuales son como las armas y el campo adonde descubre su virtud la buena mujer. Porque, ajuntando a esto ella su artificio, y ayudándolo con la vela e industria suya y de sus criadas, sin hacer nueva costa y como sin sentir, cuando menos pensare, hallará su casa abastada y llena de riquezas…

Bolso, sombrero y tapete ('Al Hilo Al Lío')

Chal azul ('Al Hilo Al Lío')
Tres maneras de vidas son en las que se reparten y a las que se reducen todas las maneras de viviendas que hay entre los que viven casados; porque, o labran la tierra, o se mantienen de algún trato y oficio, o arriendan sus haciendas a otros y viven ociosos del fruto dellas. Y así, una manera de vida es la de los que labran, y llamémosla vida de labranza; y otra la de los que tratan, y llamémosla vida de contratación; y la tercera de los que comen de sus tierras, pero labradas con el sudor de los otros, y tenga por nombre vida descansada.
A la vida de labranza pertenece, no sólo el labrador que con un par de bueyes labra su pegujar, sino también los que con muchas yuntas y con copiosa y gruesa familia, rompen los campos y apacientan grandes ganados[1].


[1] FRAY LUIS DE LEÓN, La perfecta casada, Col. Austral, Espasa-Calpe, Madrid 1975 p.47-8

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