lunes, 9 de mayo de 2016

Los dientes

        Los instrumentos con que la boca hace esta primera digestión son los dientes. En cuya fábrica comienza ya a descubrirse el artificio de la divina Providencia, porque los que están en medio, son agudos para cortar el manjar, y los postreros de un lado y de otro son llanos como las piedras de un molino, para moler y demenuzar lo que los otros hubieren cortado. Y aún otra particularidad hay en ellos, que no se debe echar en olvido, y es que así como los molineros pican las piedras para que corten mejor el grano, en lugar de esta picadura formó el Criador nuestras muelas no lisas ni del todo llanas, sino con alguna desigualdad, que sirve de picadura, y ésta tan firme, que moliendo siempre el manjar, permanece y dura cuasi toda la vida, sin tener necesidad de renovarse cada día, como la otra.
        Y porque hay algunos manjares duros y dificultosos de cortar, para esto formó los colmillos, que son más recios, para vencer esta dureza y dificultad. Y porque para esto se requería mayor firmeza, proveyó que tuviese cada uno tres raíces con que se encarnase en las encías, como quiera que los dientes delanteros, que son para menos trabajo, no tengan más que dos, para que por aquí se vea cómo a ninguna cosa, por muy menuda que sea, faltó la divina Providencia.


Guadalupe Gómez Parra, Texto seleccionado por: De los miembros necesarios para la digestión y purificación del manjar; en VARIOS, Fray Luis de Granada, un escritor contemporáneo, Ediciones del Orto, Madrid 2009, p.41-42

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