lunes, 2 de mayo de 2016

Pedro, ¿me amas más que éstos?

        Partiendo de este texto, es oportuno iniciar el discurso advirtiendo que la pregunta incluye el nombre del padre de Pedro, para que no se confunda con otro Simón, como ocurrió en el texto de san Pablo alusivo a su enfrentamiento con Cefas (Cf. Ga 1, 18: 2, 14): unos lo entienden por un Cefas, otros por otro. Le pregunta, pues:
           Simón de Juan, ¿me amas más que éstos? Y Pedro responde: Señor, tú sabes que te amo,
        Tampoco debemos pasar por alto que el Señor pregunta comparativamente -más que éstos-, y Simón da una respuesta llana: Señor, tú sabes que te amo; y a esa respuesta simple se agarró las otras dos veces que le interrogó, quizás acordándose lo mal que le fue cuando había dicho: aunque todos te abandonen, yo nunca te abandonaré (Mt 26, 33). Alardeó de lealtad, menospreciando a los demás y no midiendo su propia flaqueza: a la postre, cayó más feamente que los otros, pagando así su arrogancia.
        Mas como a los predestinados todas las cosas revierten en bien (Rm 8, 28), incluso las caídas, como dice san Agustín (Cf. S. AGUSTÍN, Enchiridion, 11: PL 40, 236), escarmentado, no osa compararse con nadie, aunque la pregunta le da pie para ello; y es obvio que el Señor no le hubiese interrogado comparativamente si el amor no le hiciese más digno que los demás. El recuerdo de la caída le hizo ser no sólo más cauto, sino también más humilde: calló, sin embargo, en esta ocasión lo que con toda verdad pudo decir, limitándose a responder: tú sabes que te amo. Porque muchas veces aun aquello que se dice sin mentira no está exento de tufillo de vanidad.

Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. XV,  F.U.E. Madrid 1997p. 207

No hay comentarios:

Publicar un comentario