viernes, 10 de octubre de 2014

Receta de Juan de Ávila

        Más vive quien ama en el amado, que en sí mesmo, así desque veamos a Dios, amaremos a Dios infinitamente y robársele han los sentidos.

       ¿Sabéis cómo? Tomad una manzana chiquita, hacelde muchos agujeros, metelde en una caldera de azúcar derretido: queda toda azucarada.

        De esa manera acontece a una ánima cuando está gozando de Dios. Metida en aquél piélago de azúcar, queda transformada en Dios, su entendimiento lleno de Dios, la voluntad amando a Dios, la memoria de Dios.

        "Deus erit omnia in omnibus", Dios es todos los bienes, como un limón en el azúcar, así quedan en los cielos, semejables a Dios, todo hombre que tiene esta esperanza.

JUAN DE ÁVILA, Obras Completas, B.A.C. Madrid 1970 p. 292-3

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        Y por no faltar a tantas cartas que sobre estas materias se le escribían, usaba  de esta providencia, que tenía en su aposento un ovillo hincado con clavos a trechos, en la pared, con los títulos de las personas y ciudades de donde le escribían; y así trabajaba por satisfacer a todos. Otros también acudían a él por oír alguna palabra de edificación. Y por este concurso tan continuo de diversas personas, dijo una persona discreta que este padre entre los siervos de Dios era como señor de salva por la mucha gente que con él negociaba y pendía de su consejo; porque de más de cien leguas venían a él para determinarse en el estado y manera de vida que tomarían; y él a unos aconsejaba que fuesen religiosos de tal o tal Orden, a otros que se casasen, a otros que tomasen órdenes sacros; y así a otros de otras maneras, según la información que le daban. Y con todas estas importunidades no sólo no se cansaba, mas antes, como solícito obrero, decía que esta era la gloria del predicador, ofrecérsele materia en que pueda aprovechar. Y a veces, cuando acertaba a venir alguna persona, aunque fuese de baja suerte, estando él comiendo, se levantaba de la mesa a oírla; y a los que de esto se maravillaban decía que él no era suyo, sino de aquellos que lo habían menester.

Fray Luis de Granada, Obras Completas, Vida del padre maestro Juan de Ávila, t. XVI, F.U.E. Madrid 1997, p. 65

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