sábado, 28 de septiembre de 2013

En la fiesta de san Miguel Arcángel

     Pues contra esta tan grande soberbia san Miguel, peleando con los demás espíritus por la gloria de Dios, dice: ¿Quién hay entre los fuertes a ti semejante, oh Señor? ¿Quién hay semejante a ti? Es, en efecto, una maldad horrenda y detestable, que una criatura quiera arrogarse lo que es propio de la Majestad tremenda. Y por esta causa, por la victoria obtenida contra el dragón, recibió el nombre de Miguel. Porque Miguel significa: ¿Quién es semejante a Dios? Pues así como a Escipión el Africano –si es lícito comparar cosas terrenas y pequeñas con las celestiales- se le dio ese nombre por haber subyugado y vencido al África, así Miguel, por esta insigne voz con que ensalzó la gloria de Dios y atacó al dragón, recibió este nombre que encierra una singular fe, humildad y obediencia. Así pues, tomemos por nuestro patrón a este arcángel, quien quiso el Señor que fuera el príncipe de su milicia y el defensor de su gloria, y pidámosle humildemente, que el odio que él tuvo contra este monstruo de la soberbia, lo infunda en nuestras almas, y se digne alcanzarnos del Señor de las virtudes, la virtud de la humildad, por la cual él y los ángeles buenos, seguidores de su virtud, fueron confirmados y establecidos en gracia, para que andando por el camino de la virtud merezcamos llegar a su felicidad y gloria.


Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. XLIII, F.U.E. Madrid 2004, p. 372-5

Traducción de Donato González-Reviriego

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