viernes, 20 de septiembre de 2013

Oración de santo Tomás de Aquino para pedir todas las virtudes

     Todopoderoso y misericordioso Señor Dios, dadme gracia para que las cosas que son agradables a vuestra divina voluntad, ardientemente las desee, prudentemente las busque, verdaderamente las conozca y perfectamente las cumpla, para gloria y alabanza de vuestro sancto nombre. Ordenad, Señor, el estado de mi vida, y lo que me pedís que haga, dadme luz para que lo entienda, y fuerzas para que lo obre en manera que conviene para la salvación de mi ánima. Séame, Señor, el camino para Vos seguro, derecho y perfecto, y tal, que entre las prosperidades y adversidades guarde la paciencia, no ensoberbesciéndome en lo uno ni desmayando en lo otro. De ninguna cosa tenga gozo ni pena, sino de lo que me llegare a Vos, o me aparte de Vos. A nadie desee contentar sino a Vos, ni tema descontentar a otro que a solo Vos. Séanme viles todas las cosas transitorias por amor de Vos, y muy caras y preciosas todas las vuestras, y Vos, Dios mío, sobre todas ellas. Déme, Señor, en rostro todo gozo sin Vos, y no desee cosa fuera de Vos; séame deleitoso cualquier trabajo que me viniere por Vos, y enojoso cualquier descanso sin Vos. Dadme que a menudo levante a Vos mi corazón; y si alguna vez de esto faltare, recompense la falta con dolerme de ella y proponer enmendarla.
      Hacedme, Señor Dios mío, humilde sin fingimiento, alegre sin distraimiento, triste sin descaecimiento, maduro sin pesadumbre, prompto para las cosas de vuestro servicio y sin liviandad, verdadero sin doblez, casto sin corrupción, temeroso sin desesperación y confiado sin presumpción.
         Dadme que corrija yo al prójimo sin fingimiento, que le edifique con palabras y obras sin soberbia, que obedezca a los mayores sin contradicción, y que sufra voluntariamente los trabajos sin murmuración. Dadme, dulcísimo Dios mío, un corazón velador que ningún mal pensamiento lo aparte de Vos, un corazón noble que ningún bajo deseo tras sí lo lleve, un corazón valeroso que ningún trabajo lo quebrante, un corazón libre que nadie baste a forzarle, y un corazón derecho que ninguna mala intención pueda torcerle. Dadme, dulcísimo y suavísimo Señor Dios mío, entendimiento que os conozca, cuidado que os busque, sabiduría que os halle, y vida que siempre os agrade y contente, perseverancia que confiadamente os espere, y esperanza que felizmente os abrace. Dadme que merezca yo ser clavado en vuestra cruz por penitencia, y que use de vuestros beneficios en este mundo por gracia, y goce de vuestras alegrías en el cielo por gloria. Amén.




Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. III, F.U.E. Madrid 1994, p.  98-9

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