domingo, 29 de junio de 2014

La mata de albahaca

        De manera que le acaesce como a los que riegan una mata de albahaca, u otra cualquier planta semejante, que si ha muchos días que no se regó está tan fea, tan lacia y tan marchita que parece que está ya del todo muerta; mas si luego le acudís con un riego de agua, de ahí a una hora la veréis tan verde, tan fresca y tan hermosa que apenas os parece ser la misma. Y pues esto acaece cada día en la oración, sin duda, hemos de confesar que ella también es un riego espiritual de nuestras ánimas.


Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. I, F.U.E. Madrid 1994, p. 484

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