viernes, 28 de marzo de 2014

Santiago 1, 15

        Tiene además la penitencia otra virtud admirable, y es que así como por medio de ella el alma muerta en el pecado resucita a la vida, así los otros frutos de las virtudes, que había obtenido antes de la caída en el pecado, resucitan junto con ella. Para entenderlo mejor debemos tener en cuenta la clasificación que hacen los teólogos de las obras humanas en tres grupos: mortíferas, muertas y mortificadas.


EX HOC LOCO ORTA FUIT HISPANIAE LUX EVANGELICA

        Son obras mortíferas las que matan el alma; así son los pecados mortales, pues el pecado, una vez consumado, engendra la muerte (St 1, 15). Son muertas las obras que, siendo por su naturaleza laudables, como las oraciones, ayunos, limosnas y otros ejercicios similares de las virtudes, son hechas por alguien que está en pecado.

Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. XXVII, F.U.E. Madrid 2000, p. 146-7

Transcripción y traducción de Ricardo Alarcón Buendía

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