viernes, 22 de abril de 2016

D. Quijote recomienda 'la misericordia'

—Así es la verdad —respondió Sancho—, pero fue cuando muchacho; pero después, algo hombrecillo, gansos fueron los que guardé, que no puercos. Pero esto paréceme a mí que no hace al caso, que no todos los que gobiernan vienen de casta de reyes21.
—Así es verdad —replicó don Quijote—, por lo cual los no de principios nobles deben acompañar la gravedad del cargo que ejercitanVI con una blanda suavidad que, guiada por la prudencia, los libre de la murmuración maliciosa, de quien no hay estado que se escape22.
»Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje23, y no te desprecies de decir que vienes de labradores24, porque viendo que no te corres25, ninguno se pondrá a correrte, y préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio. Inumerables son aquellos que de baja estirpe nacidos, han subido a la suma dignidad pontificia e imperatoria; y desta verdad te pudiera traer tantos ejemplosVII, que te cansaran.
»Mira, Sancho: si tomas por medio a la virtud y te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para qué tener envidia a los que padres y agüelos tienenVIIIpríncipes y señores26, porque la sangre se hereda y la virtud se aquista27, y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale.
»Siendo esto así, como lo es, que si acasoIX viniere a verte cuando estés en tu ínsula alguno de tus parientes, no le desechesX ni le afrentes, antes le has de acoger, agasajar y regalar, que con esto satisfarás al cielo, que gusta que nadie se desprecie de lo que él hizo y corresponderás a lo que debes a la naturaleza bien concertada28.
»Si trujeres a tu mujer contigo (porque no es bien que los que asisten a gobiernos de mucho tiempo estén sin las propias), enséñala, doctrínala y desbástala de su natural rudeza, porque todo lo que suele adquirir un gobernador discreto suele perder y derramar una mujer rústica y tonta.
»Si acaso enviudares, cosa que puedeXI suceder, y con el cargo mejorares de consorte, no la tomes tal que te sirva de anzuelo y de caña de pescar, y del “no quiero de tu capilla”29, porque en verdad te digo que de todo aquello que la mujer del juez recibiere ha de dar cuenta el marido en la residencia universal30, donde pagará con el cuatro tanto en la muerte las partidas de que no se hubiere hecho cargo en la vida31.
»Nunca te guíes por la ley del encaje32, que suele tener mucha cabida con los ignorantes que presumen de agudos.
»Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia que las informaciones del rico33.
»Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico como por entre los sollozos e importunidades del pobre.
»Cuando pudiere y debiere tener lugar la equidad, no cargues todo el rigor de la ley al delincuente, que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo.
»Si acaso doblares la vara de la justicia34, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia.


»Cuando te sucediere juzgar algún pleito de algún tu enemigo, aparta las mientes de tu injuria y ponlasXII en la verdad del caso.

Miguel de Cervantes Saavedra, Don Quijote de la Mancha Parte II, Centro Virtual Cervantes, cap. XLII, p. 2

Eva Vázquez (El País por G. Marín Garzo, 23-4-2014)
    
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        Y porque la limosna tiene tanto parentesco con la misericordia, pues dijimos ya de la limosna, digamos ahora de la misericordia. Misericordia dice san Agustín que es compasión del ánimo lastimado, con dádiva de algún beneficio, para que compadeciéndonos del prójimo, lo proveamos de algún socorro (S. AGUSTÍN, De moribus Ecclesiae, I, 27: PL 32, 1332-3). Por lo cual este nombre de misericordia muchas veces se toma por limosna, conforme aquello del Eclesiástico que dice: 'Toda misericordia aparejará lugar al hombre según el mérito de sus obras' ( Si 16, 15). Y san Crisóstomo dice: 'La misericordia es fortaleza de nuestra salud, ornamento de nuestra fe y perdón de nuestros pecados. Ésta es la que prueba a los justos, esfuerza a los santos y declara cuáles son los verdaderos siervos de Dios' (S. JUAN CRISÓSTOMO, In Mt., hom. 47, 4: PG 58, 486). Finalmente san Ambrosio dice que la 'suma de toda la vida cristiana consiste en piedad y misericordia (S. AMBROSIO, In 1 Tm 4, 7: PL 17, 500).


Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. XXI,  F.U.E. Madrid 1999 p. 74-75


Transcripción del texto portugués de José Luis de Almeida Monteiro; Traducción del portugués de Justo Cuervo


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