lunes, 4 de abril de 2016

El don de la fe según S. Juan de Ávila

        Es muy razonable, doncella de Cristo, que todos los que somos cristianos agradezcamos muy de corazón al Señor, que graciosamente nos haya concedido el don de la fe con que lo seamos. Y no hay razón para que se nos pase un día sin confesar esta fe, diciendo el Credo, al menos dos veces, por la mañana y por la noche, ni sin darle gracias al que nos concedió el don de darnos esta fe.


Juan de Ávila, Audi Filia, ed. San Pablo, Madrid 2013, p. 212

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        Porque como la fe sea fundamento de todo el edificio espiritual, así como derribada la casa, todavía quedan los cimientos enteros, así derribado el edificio espiritual de las virtudes  por el pecado mortal, todavía queda el fundamento de la fe entero, y junto con él la esperanza, compañera de la fe, aunque quedan informes, que es, sin la vida y perfección que la caridad les da. Mas aquí también es de notar que la más firme y segura guarda que tiene la fe, es la pureza de vida y la buena conciencia. Porque como la fe mueva los hombres a bien vivir, si la tenemos ociosa y no la empleamos en éste, viene a ser de ella lo que se suele decir del caballo que se manca en la caballeriza, y del hierro que si no se usa, se cubre de orín, y él mismo se consume.

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. X, F.U.E., Madrid 1996 p. 31

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