domingo, 14 de abril de 2013

La Resurrección, Poema de Lactancio II

La visión clásica de la muerte en el mundo grecorromano se  transforma con la llegada del cristianismo de una manera inédita en el mundo y en su cosmogonía. Algo nuevo rasga el aire y el hombre se comprende a sí mismo, viendo más allá de sí, por medio de la fe en Cristo resucitado: 

Cesaron los tristes lazos de la ley infernal
Y se espantó el caos de ser vencido por la presencia de la luz.
Perecen las tinieblas ahuyentadas por el esplendor de Cristo:
Cae el denso manto de la noche eterna.
Poder santo, te ruego que me concedas una fe solícita,
Se cumple el tercer día, levántate, oh mi sepultado.
No es conveniente que tus miembros se encubran en un vil sepulcro.
No opriman viles piedras el precio del mundo.
Es indigno que aquel en cuyo puño se encierran todas las cosas,
Una piedra lo cubra en la roca que lo detiene.
Te ruego que quites los lienzos, deja el sudario en el sepulcro.
Tú nos bastas a nosotros, y sin ti nada existe.
Suelta las sombras encadenadas de la cárcel del infierno,
y lleva hacia arriba cuanto cae en el abismo.
Devuelve tu rostro, para que los siglos vean la luz:
Haz volver el día, que de nosotros huye, cuando mueres Tú.
Pero regresando llenaste, ciertamente, el cielo, oh piadoso vencedor,
Los infiernos abatidos están, sin mantener sus derechos.
El infierno abriendo insaciablemente sus fauces vacías,
y que siempre devoraba, se hace, oh Dios, presa tuya.
Sacas de la cárcel de la muerte un pueblo innumerable,
y sigue libre adonde Tú vas, Creador suyo,
La bestia feroz arroja con pavor la multitud tragada,
Y el Cordero saca las ovejas de las fauces del lobo.
De ahí que volviendo al sepulcro después de los infiernos
Y tomando la carne de nuevo,
Llevas al cielo, guerrero, magníficos trofeos.
A los que tuvo el caos penal, ése ya los devolvió;
Y a los que la muerte reclamaba, una nueva vida los mantiene.
Rey sagrado, he aquí que brilla una gran parte de tu trofeo,
Cuando el sagrado bautismo hace dichosas a las almas puras.
Un blanco y nítido ejército sale de las aguas,
Y lava el viejo pecado en un río nuevo.
Una blanca vestidura distingue también las almas resplandecientes,
Y el pastor siente gozo con la cándida grey.
En esta merced se añade, feliz y concorde, el sacerdote
Que dar quiere a su Señor un doble talento.
Atrayendo a cosas mejores a los extraviados por el error pagano,
Fortifica el redil de Dios, para que no lo devore la fiera.
A los que Eva culpable antes había emponzoñado, ahora el pastor
Los devuelve a la Iglesia con el pecho, con la leche, con el regazo.
                                  

                                            *****

POEMA EN LATÍN

Tristia cessarunt infernae vincula legis,
Expavitque chaos luminis ore premi.
Depereunt tenebrae Christi fulgore fugatae:
Aeternae noctis pallia crassa cadunt.
Solicitam sed redde fidem precor, alma potestas;
Tertia lux rediit, surge sepulte meus.
Non decet ut vili tumulo tua membra tegantur,
Non precium mundi vilia saxa premant.
Indignum est, cuius clauduntur cuncta pugillo,
Ut tegat inclusum tupe vetante lapis.
Lintea tolle precor, sudaria linque sepulchro:
Tu satis est nobis, et sine Te nihil est.
Solve catenatas inferni carceris umbras,
Et revoca sursum quicquid ad ima ruit
Redde tuam faciem, videant ut secula lumen;
Redde diem, qui nos te moriente fugit.
Sed plane implesti remeans pie victor Olympum,
Tartara pressa iacent, nec sua iura tenent,
Infernus insaturabiliter cava guttura pandens,
qui raperet semper, fit tua praeda Deus.
Eripis innumerum populum de carcere mortis,
Et sequitur liber, quo suus autor abis.
Evomit absorptam pavide fera bellua plebem,
Et de fauce lupis subtrahit agnus oves.
Hinc tumulum repetens post tartara carne resumpta,
Belliger ad coelos ampla trophaea refers.
Quos habuit poenale chaos, iam reddidit iste,
Et quos mors peteret, hos nova vita tenet.
Rex sacer, ecce tui radiat pars magna trophaei,
Cum puras animas sacra lavacra beant.
Candidus egreditus nitidus exercitus undis,
Atque vetus vitium purgat in amne novo.
Fulgentes animas vestis quoque candida signat,
Et grege de niveo gaudia pastor habet.
Additur hac felix concors mercede sacerdos,
Qui dare vult domino dupla talenta suo.
Ad meliora trahens gentili errore magnates,
bestia ne raperet, munit ovile Dei.
Quos prius Eva nocens infecerat, hos modo reddit
Ecclesiae Pastor ubere, lacte, sinu.


Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. XXXII, F.U.E. Madrid 2001, p. 23-5

Traducción de Donato González-Reviriego


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