lunes, 10 de febrero de 2014

Quid tibi vis faciam?

Y por esto, no es extraño que Él pregunte al ciego: ¿Qué quieres que te haga? Y él respondió: Señor, que vea. Y Jesús: Recobra la vista[1]
Con esta breve frase sus ojos recobraron la luz, y no parecía que era ciego, sino que se había despertado de un sueño. Y no sólo fueron iluminados los ojos del cuerpo, sino también los del alma con la luz de la fe, pues acto seguido le dijo: Tu fe te ha salvado. Ciertamente, lo que antes era imperfecto, ahora se ilumina y se mejora con una luz nueva.
Y se abrieron sus ojos y su boca, pues seguía a Cristo, alabándolo a voz en grito e invitando al pueblo a hacer lo mismo.
 
 Fray Luis de Granada, Obras Completas,  t. XXVII, F.U.E., Madrid 2000, p. 100-1

Transcripción y traducción de María del Mar Morata García de la Puerta y Ricardo Alarcón Buendía




[1] Lc 18, 41-43

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