domingo, 16 de febrero de 2014

Sobre San Ignacio de Loyola

AL MISMO (fragmento)
Lisboa, 28 de julio 1584

Ibid.
Cuanto toca al libro de V.P., confieso que no dije en la carta (de 23 de junio) todo lo que siento. El fruto de él era que el padre Ignacio no murió, sino que está tan vivo retrato de virtud en esas letras como si lo estuviera entre nosotros, y ahí lo tienen siempre vivo sus hijos para ver en él, no la carne y la sangre, sino su espíritu y vida y ejemplos de virtudes. Y lo que más noté en esta historia es que el que escribe la vida de un santo ha de participar el mesmo espíritu de él para escribirla como conviene; lo cual aprendí, no de Quintiliano, sino de san Buenaventura, que escribe la vida de su padre san Francisco, y como él participaba el mismo espíritu del santo, así la escribe muy bien escripta, aunque las palabras no sean ciceronianas…

Los milagros que V.P.  al cabo refiere son para mí tanto más admirables que los otros, cuanto es de mayor fruto la mudanza de los ánimos que la de los cuerpos…

Y tales son los milagros de este santo varón, que son las mudanzas de corazones y vidas que él y sus hijos han hecho en todas las partes del mundo .¿Y qué mayor milagro que haber tomado Dios a un soldado desgarrado, y sin letras, y tan perseguido del mundo, por instrumento para fundar una Orden de que tanto fruto se ha seguido, y que en tan breve tiempo se ha extendido tanto por todas las naciones del mundo? Sea, pues, bendito el Autor de tales maravillas, el cual more en el ánima de V.P. con abundancia de su gracia.

De Lisboa, a 28 de julio (1584).
Indigno siervo de V. P.   


                                                            Fray Luis de Granada

Fray Luis de Granada, Obras Completas,  t. XIX, F.U.E., Madrid 1998, p. 130-1

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