lunes, 26 de noviembre de 2012

La Creación: Hagamos al hombre...




         Y comenzando a tratar de la dignidad y oficios de esta ánima intelectiva, decimos primeramente que ella es la que nos diferencia de los animales brutos, y nos hace semejantes a Dios y a sus santos ángeles, Lo cual testificó el mismo Hacedor, cuando al principio de la creación dijo: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza[1], la cual semejanza decimos que tiene por razón de esta ánima intelectiva.
         Donde primeramente se ha de notar con cuánta autoridad comenzó el Criador a tratar de la creación del hombre. Porque en la de las otras cosas no hacía más que decir: Hágase esto, y luego era hecho. Y así dijo: Hágase luz, y luego fue hecha la luz[2], y Háganse lumbreras en el cielo, y luego salió a luz el sol y la luna juntamente con todas las estrellas[3]. Mas habiendo de criar al hombre, usó de este nuevo lenguaje diciendo: Hagamos, etc. Las cuales son palabras no de sola una persona divina, sino de muchas, que es de toda la Santísima Trinidad, que entendió en la fábrica de esta noble criatura. Pero otra mayor se nos descubre en decir: A nuestra imagen y semejanza. Porque ser imagen de Dios, a solo el hombre y al ángel pertenece. Ca las demás criaturas, aunque sean sol, y luna, y estrellas con todas las demás, no se llaman imágenes, sino huellas o pisadas de Dios, por lo poco que representan de su grandeza[4]. Mas por representar el hombre y el ángel mucho más de aquella altísima naturaleza, se llaman imágenes de Dios. Y aún esto se conforma por otra particularidad que entrevino en la formación del hombre. Porque habiendo Dios formado su cuerpo del lodo de la tierra, cuando crió el anima, dice la Escriptura que sopló Dios en él espíritu de vida[5]. Y porque el soplo procede de la parte interior del que sopla, quiso darnos a entender en esto ser el ánima una cosa divina, como cosa que salió del pecho de Dios, no porque sea ella partícula de aquella divina substancia, como algunos herejes dijeron, sino porque participa en muchas cosas la condición y propiedades de Dios, como luego veremos.


Fray Luis de Granada, Obras  Completas, t. IX, F. U. E. Madrid 1996 p. 285-6





[1] Gn 1, 26
[2] Gn 1, 2
[3] Gn 1, 27
[4] S. TOMÁS, Summa theologiae, I q. 93 a. 6
[5] Sb 15, 11

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