domingo, 20 de abril de 2014

Porque cae la tarde

           Después que el Señor probó a los discípulos abundantemente la causa de su pasión y muerte, argumentando por Moisés y por los demás profetas, llegaron al castillo al que iban, y él dijo, que continuaba viaje.
¿Por qué esta simulación? Simular es amagar y no hacer. Se hace cuando se obra; se simula cuando se aparenta hacer y no se hace. Parece que se va a hacer una cosa y se hace otra. El Señor usa no rara vez esta actitud con las personas piadosas: en algunas ocasiones parece que se aleja y no es así. El profeta, desconsolado, clamaba: ¿Por qué, Señor, te alejaste de mí y me dejaste en la tribulación?[1]. Y otra vez: ¿Hasta cuándo, Señor, te olvidas de mí y apartas tu rostro?[2].
¿Qué hacer cuando sentimos esto? Clamarle de todas veras con los dos discípulos: Quédate, Señor, con nosotros, porque cae ya la tarde y anochece[3].


Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. XXXII, F.U.E., Madrid 2001 p. 80-3




[1] Sal 10, 1
[2] Sal 13, 2
[3] Lc 24, 29

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